México D.F. Martes 22 de junio de 2004
Marco Rascón
ƑDónde está Giuliani?
La violencia es real y profunda. Las mafias y el gangsterismo son una forma de capitalismo primitivo que interpreta las leyes de la competencia a su modo y se impone en las calles, ante la debilidad del Estado.
La extensión de la delincuencia de hoy en México está más allá de la descomposición social. Más que un fenómeno generado desde abajo, es provocado desde arriba y tiene que ver con el egoísmo extremo de un pequeño sector, el más poderoso económicamente, que por querer controlarlo todo lleva al país a la ruina y a una violencia inimaginable, sin dar la cara ni hacerse responsable de nada.
Son los mismos que instigaron a la violencia y la represión. Son los que tomaron el control de los organismos de seguridad del Estado para sus venganzas y fobias. Son los que aconsejan que no hay mejor manera de gobernar que el miedo, pues son incapaces de hacer de sus fortunas motores de progreso para todos. Son los que en el último año lavaron 21 mil millones de dólares en México.
Este pequeño grupo oligarca, podrido moralmente al extremo, es el que trajo a Rudolf Giuliani, ex alcalde de Nueva York, organizador de la policía en Bagdad tras la invasión injustificada, levantador de la mano del nue-vo gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, y traído para salvar de la inseguridad a la ciudad de México.
Incompatible y contradictorio con una visión progresista y de la izquierda, el Gobierno del Distrito Federal aceptó esta asesoría, que fue vendida al público como salvadora y capaz de acabar con las causas de la delincuencia social. La asesoría costó varios millones de dólares y era parte de todo el paquete de negocios que al momento se hacían en la ciudad con factura para la izquierda. ƑDe qué manera la ultraderecha impuso a Giuliani como una política policial de "izquierda"?
El pequeño y poderoso grupo oligárquico vendió la asesoría de Giuliani como la gran salvadora y el tema de la inseguridad en los medios y las encuestas pasó a segundo y tercer planos. Pronto vino el jugoso tema de la corrupción, que imperó hasta el artero crimen de dos jóvenes empresarios, secuestrados y asesinados; más que el botín se buscó dar un mensaje a toda la sociedad.
Dolor, coraje, rumor, resentimiento se aceleran una vez que los hechos de violencia caen en manos de los que descifran estos hechos para sus intereses y ocultan que la descomposición viene de arriba.
En 1997 el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas fue recibido en un ambiente parecido, que hoy de nuevo cierra la pinza, como una acción que no va contra un personaje en particular, sino para tomar posesión durante largos años.
Hay que decir que la política de Giuliani sí tuvo resultados: la asesoría del fascista neoyorquino protegió al sector económico más poderoso del país y le hizo un espacio seguro y restringido. Este pequeño grupo se blindó, segregó sus suburbios y acabó con los secuestros al nivel más alto para mandar el negocio del secuestro a los sectores medios, inclusive de pequeños empresarios y comerciantes.
Con Giuliani se protegió a un pequeño sector, el de siempre, y dejó la violencia a todos los sectores debajo de ése, pues a fin de cuentas el pequeño grupo oligarca fue el que pagó a Giuliani. ƑPor qué proteger a otros?
La política de Giuliani se basa en la segregación, romper la unidad de una sociedad integrada y fragmentarnos en el odio, como en Palestina y Jerusalén. Las mafias y el gangsterismo, muchos operando desde las zonas más ricas de la ciudad, constituyen ejércitos que controlan la noche, el tráfico, el contrabando, el secuestro y la violencia. Su fuerza es el miedo, los toques de queda y el resentimiento que lleva a la desconfianza y a la separación en un mismo espacio.
Qué bueno que la ciudadanía salga a manifestarse este 27 de junio, lo malo es que sea convocada bajo la idea de la tendencia del odio clasista y tenga tan mala orientación sobre los verdaderos causantes de la violencia. Es una movilización azuzada contra los pobres y el poder público, al que las mafias detestan no sólo desde el plano delincuencial, sino también económico, fortaleciendo la alianza y uniendo en un punto oscuro poder económico, política y delito.
Justo es luchar contra la violencia. Pero es muy grave no dirigir este reclamo a los instigadores verdaderos. Esta violencia es ideológica, tiene instrumentos como la campaña que dice "Las empresas: unidas por la honestidad", y son los mismos que en Monterrey, tras el crimen de Eugenio Garza Sada en 1973, pedían que la justicia no juzgara, sino asesinara y desapareciera a los guerrilleros. El saldo fueron más de 600 desaparecidos y decenas de jóvenes y luchadores sociales asesinados.
Los llamados a violentar el derecho bajo una supuesta desesperación y angustia se revierten, pues dejan impunes a los verdaderos generadores de la violencia y el miedo. Cumplen con un objetivo inconfesable: generar una espiral de violencia, alentar la represión y justificar la violación de los derechos. [email protected]
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