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México D.F. Martes 22 de junio de 2004
DISQUERO
Pablo Espinosa
Injertos culturales
LA COMBINACION ES irresistible y obedece a la lógica
de la historia, la geografía y las endorfinas, esas madres nutricias
procuradoras de placer: la sensualidad soleada de la música de Antonio
Vivaldi en combinación con el fuego de la música irlandesa
producen uno de los discos más bellos que se han editado últimamente:
O'stravaganza (Virgin) que llega a nuestro país en una hermosa
caja blanca en la que anida otro de los discos más hermosos que
ha producido la inventiva humana: Mozart l'egyptien, cuya hermosura
consiste también en un entrecruzamiento de senderos estéticos
enhiestos, en este caso la música de Volfi Mozart con la
cultura egipcia.
EN EL CASO de O'stravaganza, los productores
injertan la recia tradición sonora de Irlanda con el abrazo solar
de Vivaldi y el resultado es una planta, un monumento vegetal sónico
de belleza fascinante.
PARA
ESTE TRASPLANTE amoroso, la orquesta, juguetonamente denominada ''Ensamble
barroco Los huérfanos de La Piedad", en alusión a la orquesta
de señoritas que dirigía el Cura Rojo Vivaldi, utilizan una
combinación de instrumentos barrocos (violines, violas, violonchelos
barrocos) con instrumentos de la tradición de la patria de Joyce
y Bono (el arpa de cuerdas de metal, naturalmente, las gaitas, las percusiones
celtas) y el resultado es el de un encantamiento de cuento de hadas, un
éxtasis volcánico, una floración de maravillas en
un extenso, paradisiaco flos campi, una explosión de caricias
en las entendederas.
LOS EFECTOS LLEGAN a ser tan sorprendentes como
los reflejos de ondinas en el track 5 a manera de preludio para
un pasaje que evidencia el carácter posmoderno de la música
de Michael Nyman, en un rebote de influencias estilísticas que en
realidad es un árbol genealógico.
O BIEN EL track 3 que constituye uno de
los poemas emblemáticos de lo sublime, lo bello, lo inenarrablemente
bello: el Nisi Dominus vivaldiano entrecruzado con la poesía
celta de la misma manera como Debussy hace ondear un rizo en la cabellera
de su hija, la muchacha del pelo de lino.
EL DISCO GEMELO que encierra esta caja de maravillas,
Mozart l'egyptien, sigue esa misma lógica: instrumentos árabes
sonando unísonos con instrumentos de la tradición occidental.
El punto de partida pareciera una obviedad: la ópera mozartiana
El rapto del Serrallo, pero no se trata de la única obra
visitada en este disco, ya que los confines alumbrados son insólitos
y los puntos de conexión rebasan lo exquisito y lo sublime para
ubicarse de plano en el territorio de lo inefable: por ejemplo, el track
4 es una canción de cuna de Nubia que la nana le cantaba al bebé
Mozart y que muchos años después, ya adulto, transcribió
de memoria.
YA UBICADOS EN el paraíso, compartamos otra
puerta al cielo: el álbum de cuatro discos titulado Olivier Messiaen
par lui-meme (EMI), donde este que es uno de los más grandes
compositores que existieron en el siglo XX, ejecuta su propia obra organística.
Más de cuatro horas de éxtasis.
DESTACA, ENTRE OTROS prodigios, la Messe de
la Pentecote, escrita en 1950 y que es una rareza tanto por su belleza
como por la dificultad de hallar una grabación discográfica
de ella.
¿DONDE SE CONSIGUEN estas maravillas? En
la tienda de discos de la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl (Insurgentes
sur 3000), donde cada vez que hay concierto el público puede recibir
pasaportes para el placer, caricias a la inteligencia, bendiciones para
el alma en forma de discos compactos, de manos de Karla, Theo, Carlos y
Theíto.
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