BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

ƑHacia la multipolaridad?

LOS PRINCIPALES ARQUITECTOS del unilateralismo bushiano y su permanente guerra preventiva andan sumamente nerviosos en vísperas de la charada de la "transferencia de soberanía" al gobierno títere de Irak. Los multimedia de Estados Unidos, de por sí muy dúctiles, le han dado vuelo exagerado a las obscenidades proferidas por el vicepresidente Dick Cheney contra el senador Patrick Leahy, quien ha indagado sus presuntos fraudes con la petrolera texana Halliburton (The Washington Post, 25 de junio). Cheney desconoce el remordimiento, por lo que es incapaz de un acto de contrición pública y de disculpas personales que se merecía el Senado. Si de esta manera Cheney maltrata a los senadores de su país, Ƒqué se pueden esperar los indefensos habitantes del planeta, en particular los migrantes mexicanos y los prisioneros iraquíes de Abu Ghraib? Los fracasos pesan y Cheney anda muy nervioso, en similitud al neoconservador straussiano Paul Dundes Wolfowitz, subsecretario del Pentágono, quien en su reciente comparecencia ante el Congreso tronó desde su comodidad burocrática contra la "cobardía" de los periodistas que cubren los sucesos y solamente se dedican a publicar "rumores" (The Guardian, 26 de junio). Wolfowitz, quien en otra comparecencia ignoraba el número de soldados de Estados Unidos muertos, desconoce que más de 30 periodistas han perdido la vida en Irak.

EL UNILATERALISMO BUSHIANO anda a la deriva, como su máximo responsable, quien acaba de sufrir una recepción gélida en la cumbre con la Unión Europea (UE) en Dublín, mientras en Turquía, sede de la próxima cumbre de la OTAN, los ciudadanos han empezado a mostrar repudio a su presencia. Hasta en Estados Unidos, la población intoxicada por el "unilateralismo mediático" empieza a despertar de su letargo gracias a expresiones artísticas como la película Fahrenheit 9/11, de Michael Moore, que ha tenido un éxito arrollador. El simple hecho de que Baby Bush haya diluido su vino, como suelen expresar los franceses, en la cumbre con la Unión Europea para que la OTAN intente rescatarlo de su empantanamiento en Irak, pone en tela de juicio los desvaríos del unilateralismo bushiano ("EU desea mayor apoyo de la UE", The Christian Science Monitor, 25 de junio). El repudio universal se hace extensivo a las marcas de alcurnia de Estados Unidos (algo así como: "salva al planeta; no compres productos gringos"), como refiere Gary Silverman ("La nueva marca de resentimiento y rabia de EU", Financial Times, 23 de junio). Tampoco es tan linealmente simplón (los publicistas padecen el ultrarreduccionismo de la "visión del túnel"), porque si el unilateralismo bushiano perdió influencia en algunos rubros, en otros, más geoestratégicos, excedió su prosperidad por medio de su banca trasnacional y el auge de las petroleras anglosajonas.

ROMA SE INCENDIA y a Baby Bush, en un preocupante estado de negación mental, se le ocurrió (no es broma) realizar "pruebas sicológicas a la población estadunidense" para detectar enfermedades siquiátricas, con el fin de favorecer a las trasnacionales farmacéuticas, tan generosas en donativos en su campaña electoral (Worldnetdaily, 21 de junio). Será muy interesante conocer el resultado de las pruebas mentales del presidente Bush después de que ha sufrido severos reveses, desde Irak hasta la península coreana, lo que le ha obligado a operar un retorno táctico al "multilateralismo suave"; pero todavía estamos muy lejos de su instantánea extinción, mientras a duras penas la "multipolaridad", amorfa cuan incipiente, comienza a emitir sus primeros balbuceos, que tardarán tiempo en asentar sus reales evolutivos. Al respecto, no pasó inadvertido en los centros de pensamiento geoestratégico del planeta la impactante evaluación estructural de Michael Weinstein "El nuevo regionalismo: hacia la multipolaridad" (Power and Interest News Report, 7 de junio), que se inicia con una frase contundente: "Ahora que el experimento del unilateralismo de Estados Unidos ha fracasado con el colapso de su campaña aventurera en Irak, el mundo regresa a dos modelos fundacionales en las relaciones de poder global: el multilateralismo y la multipolaridad". Condena la "fantasía unilateral de los neoconservadores" y exagera su apología al multilateralismo: "la vía que lleva a la maximización del poder estadunidense en el mundo". Como si nada hubiere sucedido a raíz de la fractura de las grandes potencias en Irak, Weinstein asevera que sea cual fuere la identidad del próximo ocupante de la Casa Blanca, "reconstruirá el consenso sobre el multilateralismo" por medio de "negociaciones y compromisos" con los "aliados y los independientes colaboradores limitados (Rusia y China)". El mundo no es estático (menos las relaciones de poder global): Ƒqué tanto los "aliados", en particular el núcleo franco-alemán (sumado de España y Brasil), seguirán siéndolo, y estarían dispuestos a aceptar a Estados Unidos como primum inter pares ("el primero entre iguales")? Además, los organismos multilaterales se encuentran al borde de la extinción, con la notable excepción de la ONU, que en un ambiente multilateral y multipolar puede resucitar entre los escombros unilaterales de los neoconservadores straussianos que buscaban su sepultura anticipada: el hilarante cuan caduco FMI dispone de 10 por ciento de capitales comparado con las reservas totales de Japón y el llamado "circuito étnico chino"; el "privatizado" Banco Mundial está sumergido hasta el cuello en cuantiosos fraudes y se extravió de su objetivo primigenio; y la OMC aún no se entera de que sucumbió frente a la realidad geopolítica del 11/9. ƑCon tanto pensamiento fragmentado y reduccionista se puede "reconstituir" el multilateralismo, que acabó siendo un instrumento de la barbarie globalizada? ƑQué sucederá del TPI, la joya de los derechos humanos universales, cuando los torturadores de Abu Ghraib aspiran a la inimputabilidad? ƑDónde quedará el Protocolo de Kyoto, después de la generosa aspersión de "uranio empobrecido" de Irak por Estados Unidos? Si se buscase la civilizada armonía planetaria, la nueva correlación de fuerzas después de la derrota de Estados Unidos en Irak (y en la península coreana) apela a flamantes instituciones universales del siglo XXI.

SI EL ABORDAJE del multilateralismo por Weinstein nos parece cándido, su análisis muy precavido sobre la multipolaridad suena más persuasivo. Se pregunta si la aventura iraquí "marca un hito en la política mundial, en la que las corrientes que se dirigieron hacia el multilateralismo en la década siguiente a la caída de la Unión Soviética están ahora desviándose a la dirección de la multipolaridad", "en la que el liderazgo de Estados Unidos es sustituido por la negociación entre los centros de poder regional". Afirma suavemente que "la guerra en Irak puede haber inclinado el balance a favor de los multipolaristas", y en forma muy sensata expresa que "aunque cada centro de poder regional posee sus propios intereses independientes, mantienen el interés compartido en detener los dictados de Estados Unidos y constituyen una alianza defensiva incipiente". Viene la parte sustancial: "La multipolaridad es una política de contención contra Estados Unidos, otrora hiperpoder que ha revelado su vulnerabilidad y los límites de su control militar (...) Las configuraciones más probables de la política mundial en la próxima década van de una débil a una moderada multipolaridad hasta un débil multilateralismo (...) El escenario más probable es un viraje lento hacia la multipolaridad". Totalmente de acuerdo. Weinstein pertenece a la escuela "realista" en las relaciones internacionales, y aduce que "la mutipolaridad es sólo un sueño si no se funda en el poder militar". Hasta cierto punto: la mejor refutación la representa el propio Estados Unidos, que pese a ejercer 36.3 por ciento del gasto militar mundial y 40.6 por ciento en "investigación y desarrollo", fue detenido por el asombroso nacionalismo de la guerrilla sunita en Fallujah y la intifada chíita del sur de Irak. Para Weinstein, China y Rusia "encabezarán el movimiento hacia la mutipolaridad y otros poderes en el mundo los seguirán cuando convenga a sus intereses", y considera que la UE "presenta un cuadro más complejo" y solamente ostenta "sus cartas económicas y diplomáticas" pero seguirá bajo la férula de la OTAN (lo cual es muy discutible). A su juicio, Estados Unidos "tomó ventaja del conflicto interno dentro de la UE y ha ayudado a bloquear la emergencia de un centro de poder regional hecho y derecho". Además, "los intereses compartidos en el capitalismo trasnacional hacen improbable cualquier ruptura en el largo plazo del núcleo francoalemán con el multilateralismo". ƑCómo explicar, entonces, la fractura del núcleo francoalemán con el unilateralismo bushiano durante su aventura iraquí? Este estaría "bloqueado para ostentar una autonomía estratégica" debido a la "carencia de independencia militar". ƑPues no es Francia la tercera potencia nuclear del planeta, detrás de Estados Unidos y Rusia? Este no es un debate menor, pero baste establecer que existe una ilusa escuela de pensamiento en Estados Unidos que lleva años enterrando las veleidades libertarias de las regiones, así como balcanizando a las nuevas agrupaciones continentales. Permítasenos discrepar, pero la UE (con sus fortalezas y vulnerabilidades) se cuece aparte y sería absurdo aspirar a la multipolaridad sin el núcleo francoalemán. El restante pragmático de la UE, incluyendo a la "pérfida Albión", irá asentando sus intereses regionales también conforme Estados Unidos diluya su hiperbelicismo y defina su postura en referencia al TPI y al Protocolo de Kyoto. La cuestión civilizatoria es de vida o muerte para el weltanschauung ("cosmovisión") europeo. El problema es inverso: no es europeo, sino estadunidense, es decir: Ƒqué tanto Estados Unidos regresa a sus orígenes europeos, más civilizados, y abandona sus extravíos guerreros? ƑQuién va a desear convivir en la UE con los mayúsculos depredadores del planeta, los saqueadores del museo milenario de Bagdad y los torturadores de Abu Ghraib? Cuando Estados Unidos ha perdido su credibilidad y la confianza del mundo, Weinstein abulta al Este asiático, en particular a China, "como el mayor punto de emergencia de la multipolaridad". Los tiempos y los espacios de China no son los de Estados Unidos ni los de la UE, pero muy difícilmente son autosuficientes y dependen de varios cordones umbilicales, como el militar con Rusia, el económico con la UE y el financiero-mercantil con Estados Unidos. La política china es más compleja. Weinstein se contradice al colocar a Rusia, una superpotencia militar del mismo nivel nuclear de Estados Unidos, como el segundo centro del "nuevo regionalismo".

EN UNA EXCESIVA inclinación militarista, Weinstein tomó a las ocho principales potencias nucleares y excluyó ad libitum a Francia, Gran Bretaña e Israel para armar su muy sesgada taxonomía de la multipolaridad, que deja mucho que desear y peca en abandonar rubros vitales como son cultura, civilización, sicología, medio ambiente, economía, finanzas, sociología, demografía e idiosincrasia. No siempre vencen la fuerza bruta ni los brutos. La riqueza del escrito de Weinstein no radica en sus detalles ni en su proclividad, donde resalta su flagrante eurofobia, sino en su notable percepción de las nuevas corrientes históricas que operan a favor de la dinámica que cobró la multipolaridad desde la derrota de la "aventura" del unilateralismo en Irak.