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México D.F. Domingo 27 de junio de 2004
Guillermo Almeyra
27: mismo método, misma inspiración
En todas partes se cuecen habas, pero en algunas se cuecen sólo habas, dice mi amigo Juan Gelman. La frase viene a cuento ante el problema de la seguridad, definida sólo en el sentido limitado de lucha contra la delincuencia común. En efecto, el concepto no abarca -faltaría más- la seguridad en el empleo, la seguridad sanitaria, la seguridad del ciudadano frente a las excesos policiales y del Estado, la seguridad de los pensionados de cobrar una suma que les permita llegar dignamente a fin de mes, la seguridad de que los bienes públicos -o sea, de los contribuyentes- no serán robados por los delincuentes de cuello blanco, banqueros, financistas, administradores corruptos y un largo etcétera. Ni se piensa en defender la propiedad social ni la calidad de vida que, como se sabe, es tanto más alta cuanto menos "desarrollo" capitalista hay.
"Seguridad", para los organizadores de marchas en Argentina, Venezuela o México, quiere decir sólo más medidas policiales o legales para impedir robos, asaltos, secuestros, y para castigar con penas más duras a los autores de esos delitos contra las personas y contra la propiedad privada. Y, por supuesto, ese concepto restringido, primitivo y peludo, es promovido por los policías que protegen a los corruptos y participan en los secuestros, por los corruptos-corruptores que roban desde los votos hasta los haberes a los ciudadanos con sus trucos de leguleyos, por los jueces que en sus redes legales tienen amplias mallas para los Divinos y mallas estrechas para los ladronzuelos de barrio.
Sin duda el conductor al que le roban su automóvil arma en mano, el obrero asaltado que pierde su quincena que acaba de cobrar, las pasajeras robadas y violadas en un microbús concentran su odio sobre el miserable pobre diablo que no puede robar millones con un decreto o una operación bancaria y debe hacerlo "al por menor", de manera directa. El apoyo de cientos de miles de ciudadanos de a pie, vulgares y corrientes, agrava aún más el cinismo de quienes simulan creer que los problemas sociales -entre los cuales se cuenta la inseguridad, pueden resolverse con mayor represión policial y legal- y no con mayor salarios, más instrucción, pleno empleo, una distribución más equitativa de los ingresos del país, mayor democracia. La base de masas pequeñoburguesa y hasta de sectores obreros que tiene Blumberg, en Argentina, por ejemplo, o la oposición venezolana en Caracas, sólo indica la capacidad capitalista de generar instrumentos de dominación sobre las clases subalternas y la incapacidad de las fuerzas políticas que desean enraizarse en éstas de librar una batalla cultural para presentar una alternativa y, sobre todo, de tomar por su cuenta la lucha por imponer la ética y la justicia a todos los niveles y por desenmascarar a los hipócritas que instrumentan las legítimas protestas populares para desestabilizar gobiernos que no les son útiles o funcionales (Kirchner, Chávez, López Obrador).
Por otra parte, si esos gobiernos concuerdan con sus desestabilizadores y creen que la seguridad se logra con cero tolerancia y con los Giuliani y otros cowboys del asfalto, no hacen más que ayudar a trenzar la cuerda con que pretenden ahorcarlos quienes ponen en primer plano la solución policial-judiciaria al problema de la pobreza y de la inseguridad. ƑCuál represión puede bastar si el sistema engendra desocupación y miseria material y moral en masa y todos los días? Si Bush amenaza a todos con su guerra preventiva infinita y todos ven por televisión las atrocidades que se cometen contra personas indefensas, Ƒese ejemplo de violencia salvaje no dejará acaso sus secuelas en todos los países? Si la impunidad de los grandes ladrones y defraudadores es conocida por todos y se demuestra diariamente, Ƒcómo predicar una moral que los gobernantes no practican?
ƑEs casual la importancia que los medios de información argentinos y latinoamericanos han dado a la cruzada de Blumberg, destinada sobre todo a exigir represión a los movimientos sociales y a presionar a los timoratos en el gobierno? ƑEs casual la utilización del temor -de clase- de la "gente linda" de Caracas contra los mulatos y zambos que pueblan los cerros y apoyan a Chávez? ƑEs casual que en México se toquen las mismas fibras sensibles, se recurra a las mismas argumentaciones y a las mismas técnicas que en Buenos Aires y Caracas? Sin duda la CIA se gana los garbanzos en todas esas capitales. Pero no es necesario recurrir al complot extranjero en un mundo unificado por Internet y en el que la homegeneidad política y cultural de las clases dominantes es cada vez mayor. Es notable también la actitud hipócritamente ambigua de la Iglesia católica que sabe muy bien cuál es la base de la violencia y la inseguridad, pero no hace nada por educar a sus feligreses. También en este caso la posición clasista de la jerarquía católica es evidente.
Negar la delincuencia y decir que en otros países, como Estados Unidos, es mayor, no consuela a nadie, porque es aquí donde secuestran y roban a los conocidos y vecinos de quienes protestan. Lo único decente y lógico es dirigir la protesta contra las causas reales de la delincuencia y contra los causantes de la misma.
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