México D.F. Domingo 27 de junio de 2004
Mensaje de Eugenia León
Aunque soy abolutamente republicana, acepto este reinado con alegría. Sé que es parte jocosa del cariño que me tienen y que yo les correspondo.
No voy a hacerles señas obscenas como Juan Carlos, el de España. Entre otras cosas, porque ustedes no son vascos. Y para las buenas conciencias ya es bastante obscena esta marcha: un dedito levantado (hacer el gesto) nada le añade.
Como saben, prefiero cantar que hablar. Pero hoy quiero decir algo.
Año con año estamos aquí los que luchamos contra toda discriminación. Que vengamos una y otra vez significa que la discriminación sigue siendo parte ignominiosa de la sociedad en que vivimos. Y mientras siga existiendo discriminación -por género, por raza, por creencias religiosas o políticas, por preferencias sexuales, por pobreza y desigualdad- aquí estaremos.
Por azar de la vida, mañana estarán por estas mismas calles, vestidos de blanco, otros ciudadanos que protestarán contra los secuestros. Contra los secuestros tienen nuestro apoyo. Pero quiero recordarles que desde hace mucho los dueños del paraíso tienen secuestrada la libertad de ser diferente.
Quiero pedirles que protesten también contra ese secuestro.
El arte que no es impuro, decía Pablo Picasso, no es arte. El arte que no incomoda no es arte. Esta marcha es impura. Esta marcha es incómoda. Por eso esta marcha es arte. El arte de respetar la diferencia. El arte de reconocer y respetar el valor infinito de cada ser humano. El arte de amar y respetar a cada ser humano, precisamente porque es capaz de ser diferente, de ejercer su libertad sin tutelaje de ningún tipo. el arte de ser humano en contra y a pesar de toda discriminación. El arte de arriesgarse a vivir.
Por esto estoy aquí. Por eso acepto este reinado. Por eso les voy a cantar
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