Un derrame cerebral lo mantuvo los últimos tres días en estado de coma

Falleció el cantautor Imanol, defensor infatigable de música y cultura vascas

Sufrió la severidad de la dictadura franquista y más tarde las amenazas de ETA Versos encendidos, su último disco, ''es una reflexión íntima, lejos de la tierra que me vio nacer''

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 26 de junio. En la medianoche de ayer, cuando el cantautor vasco Imanol consumía sus últimos segundos de vida en un hospital de Alicante, lejos de su Donosti natal, en Rivas Vaciamadrid, donde esperaban su presencia para homenajear a los republicanos españoles víctimas de la barbarie fascista, se recordó su canto y su verso. Posiblemente mientras Luis Pastor y Juan José Labordeta cantaban su poema Mayo ante miles de personas, todos ellos luchadores por la libertad como él, en ese mismo instante el cantautor Imanol sucumbía ante el derrame cerebral que le había mantenido los últimos tres días en coma.

Imanol, de 56 años y defensor infatigable de la música y la cultura vasca, se convirtió en emblema y símbolo de la resistencia en las postrimerías de la dictadura de Francisco Franco, una vez que su empeño por defender su lengua, su música y sus tradiciones le llevó a cárceles, exilio y persecusión.

Imanol Larzabal murió en un hospital de la localidad valenciana de Alicante después de sufrir una lesión cerebral severa que le provocó un coma terminal, muerte que dejo "destrozados" a sus familiares más cercanos, sus dos hermanos y tres sobrinos.

La aportación de Imanol a la defensa de la música vasca fue tan intenso como su propia biografía política, una vez que siempre fueron de la mano, ya que desde que decidió formar parte de un grupo de danza vasca, Argia, y comenzó a cantar a los 19 años, también sufrió la severidad de la dictadura franquista, que por ley tenía proscrita cualquier manifestación pública de las tradiciones y la cultura vascas. Su afrenta al régimen fue cantar en euskera, la lengua vasca, y recuperar las canciones que han pertenecido a la memoria colectiva de este pueblo. Por este motivo fue detenido en 1968 y encarcelado durante seis meses en la prisión de Martutene.

En esta época, Imanol se había integrado a la organización separatista vasca ETA, dedicada entonces a resistir y combatir a la dictadura fascista española, por lo que tuvo que huir a Francia, donde ofreció diversos conciertos de música autóctona, sobre todo en el sur del país galo. En 1977 regresó a Euskadi, al acogerse a la amnistía y distanciarse de ETA, sin que esto significara que claudicara en la defensa de la cultura y la lengua vasca.

Diez años después de su regreso a San Sebastián, la vida de Imanol cambió a raíz de su apoyo a un acto-homenaje a Dolores González Katarain, Yoyes, quien tras su militancia de años en ETA decidió acogerse a una amnistía, lo que provocó su asesinato a manos de sus antiguos compañeros de lucha. Un hecho que conmocionó a la comunidad abertzale. La postura crítica de Imanol a este hecho provocó que él mismo también sufriera de diversas amenazas por parte de ETA, hasta que ya no soportó más la presión y decidió abandonar Euskadi en octubre de 2000. Desde entonces vivía en Torrevieja, Valencia, lejos de su tierra y de esas tradiciones y música que tanto defendió.

Su último disco es Versos encendidos (2003), en el que incluye 15 temas de lo que llamó "itinerancia geográfica y de reflexión íntima, lejos de la tierra que me vio nacer". Imanol deja con su muerte una nutrida obra musical, con discos como Herriak ez du barkatuko (1974), Lau haizetara (1977), Jo ezan (1981), Orhoituz (1985), Muga beroetan (1989), Viajes de mar y luna (1990), Barne kanta (1994), Hori bera da denen ixtoria (1996) y Ausencia (2000).