México D.F. Jueves 1 de julio de 2004
Llega a Bagdad procedente de Qatar para enfrentar
cargos por crímenes de lesa humanidad
EU entrega al nuevo gobierno iraquí la custodia
de Hussein
En la nación árabe, tiempo de pan y circo:
los cortes de electricidad y la violencia ceden terreno a ''los días
de la dictadura baazista'' Los habitantes, más preocupados por
la seguridad que por el juicio
ROBERT FISK THE INDEPENDENT
Bagdad, 30 de junio. Ahora es tiempo de pan y circo.
Que la gente se distraiga. Muéstrenle a Saddam. Recuérdenle
cómo era. Hagan que se sienta agradecida. Que Saddam pague. Muestren
una vez más su cara en todo el mundo para que sus víctimas
piensen en el pasado, no en el presente. Acúsenlo. Ante la plena
majestad de la nueva ley "democrática" de Irak. Y que George Bush
gane las próximas elecciones en Estados Unidos.
Ese era el aspecto que tenía la situación
en Bagdad este miércoles. Olvidemos los cortes de electricidad de
12 horas, la violencia, los secuestros y la insurgencia. Volvamos atrás,
a los grotescos días de la dictadura baazista, visitemos una vez
más el teatro de la crueldad, regresemos a todos aquellos crímenes
de guerra y contra la humanidad que se imputarán al Monstruo. Echemos
otra ojeada a Tariq Aziz, a El Químico Alí y a todos
los demás. ¿Acaso no vinimos a eso a este país: a
rescatar a los iraquíes de la Bestia de Bagdad?
"Buenos días", dicen que dijo Saddam a los funcionarios
iraquíes cuando este miércoles les fue entregado por los
estadunidenses, no sabemos en qué forma. Al parecer deseaba saber
si tendría derecho a un abogado (asunto que nunca le importó
en materia de prisioneros). Salem Chalabi, pariente cercano del defraudador
convicto Ahmed Chalabi, ex favorito del Pentágono, encabeza el tribunal.
No es raro, entonces, que Saddam haya pedido alguien que lo defienda.
Hussein fue traído desde su prisión de estrecha
seguridad en Qatar para su encuentro con la "justicia iraquí" -aún
no está claro qué significa esta frase, aunque la mayoría
de los periodistas occidentales la usaron- y este jueves se enfrentará
a un juez iraquí que le formulará cargos formales por crímenes
de guerra y contra la humanidad. El problema es que todavía no se
redondea la lista de crímenes, y tardará por lo menos un
año decidir los detalles exactos de las imputaciones que se le harán.
¿El ataque con gas en Halabja? Por supuesto. ¿Los
asesinatos en masa de chiítas después del levantamiento de
1991? Sin duda. ¿La tortura de iraquíes inocentes en la prisión
de Abu Ghraib bajo su régimen?
Bueno... quizá no sea un lugar cuyo nombre quiera
oír el tribunal -ni los estadunidenses- en este momento.
¿Y se aplicará la pena de muerte? Es muy
posible; por lo menos es lo que un montón de iraquíes quieren.
Después de todo, era el castigo favorito de Saddam. ¿Podría
El
Químico Alí, cuya fama se forjó en Halabja, escapar
a tal sentencia?
También está el pequeño problema
del tribunal iraquí cuyos ''jueces'' resultaron ser abogados carentes
al parecer de experiencia judicial. Muchos son iraquíes que pasaron
años en el exilio, de ésos que han causado creciente desencanto
entre sus compatriotas que soportaron los años de la dictadura de
Saddam.
Nos dicen que un juez dará lectura mañana
jueves a un texto acusatorio contra Hussein. No sabemos dónde. Ni
siquiera sabemos a qué hora, o si en realidad será mañana.
La antigua potencia "ocupante" -en otras palabras, la nueva potencia "ocupante"
si la nueva independencia del país le resulta a uno difícil
de tragar- ha dejado que se sepa que tal vez se dé "acceso a los
medios" cuando Saddam aparezca. Sin duda se creará uno de esos "equipos
selectos" de noticias -apostaría a que CNN y Fox News, de la derecha
deschavetada, están seguros- y todos podremos estudiar la cara de
Saddam en el momento crítico en que comience a "enfrentarse a sus
crímenes", o cualquier lugar común que vayamos a sacarnos
de la manga para la ocasión.
Para una evaluación justa, habrá que ver
el cuadro desde un ángulo más abierto. Los periodistas harán
su mejor esfuerzo por convertir este asunto en una nota de éxito.
Ya este miércoles la BBC informaba a los televidentes que la aparición
de Saddam ante el tribunal es "exactamente lo que los iraquíes han
estado esperando". Lástima, los iraquíes han estado esperando
tener luz eléctrica y seguridad, estar libres de criminales y que
se realicen elecciones, mucho más que el juicio del miserable y
avejentado asesino que harán desfilar frente a nosotros este jueves.
Como expresó hoy un consultor financiero, sin ninguna simpatía
por el partido Baaz: "es un juego infantil, escrito por niños para
niños. Tenemos verdaderas necesidades y quieren que vayamos a presenciar
una farsa".
Si la entrega de la "plena soberanía" al gobierno
iraquí escogido por Washington tuvo un aire de Alicia en el País
de las Maravillas, el interludio de este jueves con Saddam marcará
la aparición del gato de Cheshire. Tal vez sonría. Tal vez
se ponga a lanzar gritos de desafío al juez y haya que sosegarlo.
Líbrenos el cielo de que vaya a acusar al nuevo gobierno "interino"
de ser títere de Washington. O, peor aún, que vaya a recordar
ante al tribunal su propia relación de años con los gobiernos
estadunidenses.
Pero lo más seguro es que, como el gato de Cheshire,
vuelva a desaparecer. Lo meterán de nuevo en su caja otros 12 meses,
hasta que podamos asistir al Juicio del Siglo en Bagdad.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
El ex presidente Saddam Hussein y cinco de los 11 integrantes
de su derrocado régimen que serán presentados ante un juez
iraquí. De izquierda a derecha: Tarek Aziz, ex primer ministro;
Ali Hassan Al Majid, El Químico, ex comandante del ejército;
Aziz Salih Numan, ex comandante regional del partido Baaz; Barzan Ibrahim
Hasan Al Tikrit, medio hermano y consejero de Hussein, y Abib Hamid Mahmud
Al Tikrit, ex secretario presidencial FOTOS REUTERS
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