LETRA S
Julio 1 de 2004
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ls-hepatitis Coinfección VIHy hepatitis C

Manuel Figueroa

El hígado es un órgano que desempeña muchas funciones: combate las infecciones y detiene las hemorragias, elimina medicamentos, drogas y otras sustancias tóxicas del torrente sanguíneo. También almacena energía que puede usarse en caso necesario. Se le reconoce como el laboratorio del cuerpo humano. Uno de los principales agentes que pueden afectar este órgano es el virus de la hepatitis C (VHC), altamente infeccioso por vía sexual y sanguínea.

El virus de la hepatitis C se transmite más fácilmente que el VIH a través del contacto con la sangre. El 80 por ciento de los usuarios de drogas inyectables la tienen. Aquellas personas infectadas con el virus que causa el sida y que comparten agujas tienen una mayor probabilidad de adquirir este virus. La cantidad de personas con hepatitis C es mayor que el número de personas con VIH, pero aproximadamente entre 15 y 30 por ciento de las personas eliminan el virus sin tratamiento. El otro 70 a 85 por ciento desarrolla infección crónica y si el tratamiento no tiene éxito, el virus permanece en el cuerpo, pero quizá en 10 años o más puede provocar daño hepático severo capaz de conducir a una insuficiencia hepática y a la muerte.

Como se mencionó anteriormente, el hígado es el laboratorio del cuerpo humano y en él se procesan también los antirretrovirales contra el VIH/sida, por lo que éstos pueden contribuir a que se desarrolle más rápidamente un daño hepático asociado al virus de la hepatitis C. Para detectarlo a tiempo es necesario hacerse un análisis de sangre de las enzimas hepáticas: la transaminasa alanina (ALT) y la fosfatasa alcalina (ALP). Si los niveles de éstas están por arriba del nivel máximo son signos de enfermedad o daño hepático.

Por otro lado, los análisis de sangre para la hepatitis C incluyen los de anticuerpos y los de la carga viral, similares a los análisis de anticuerpo y de carga viral del VIH, pero no predicen el avance de la enfermedad, como lo hacen los del VIH. El análisis de anticuerpos contra el VHC puede no llegar a detectar la infección en aproximadamente 20 por ciento de las personas coinfectadas con el VIH. Las personas seropositivas al VIH con enzimas hepáticas elevadas deberían hacerse un análisis de carga viral del VHC. Algunos doctores, en países desarrollados, ordenan biopsias para determinar si existe daño hepático.

Debido a que tanto el VIH como el VHC se transmiten al entrar en contacto con sangre infectada, muchas personas están coinfectadas con ambos virus. La conifección puede acarrear problemas particulares. La hepatitis C empeora la enfermedad causada por el VIH, ya que al estar dañado el hígado los medicamentos anti-VIH no se procesan bien, con lo que disminuye su eficacia para reducir la cantidad de virus en el torrente sanguíneo. El VHC por sí solo no interfiere con los medicamentos contra el VIH, pero lo hace de manera indirecta afectando al hígado.

En personas con VIH, la hepatitis C puede ser más seria y causar daño hepático más rápido. El tratamiento de la hepatitis C en personas coinfectadas es exitoso entre un 25 y 50 por ciento de los pacientes, dependiendo de la variedad del VHC, pero las personas seropositivas al VIH tienen más probabilidades de transmitir el VHC a otros porque su carga viral del VIH es más alta. Según las guías de tratamiento, para comenzar tratamiento contra el VIH/sida, si la persona tiene hepatitis C, primero deben tratar el VIH, ya que un caso con enfermedad avanzada no tratada o con sida puede traer consecuencias graves; sin embargo, si las células T están suficientemente altas y la carga viral es suficientemente baja, entonces lo mejor es tratar primero la hepatitis C, ya que de esta manera el hígado estará en mejores condiciones para tolerar los medicamentos anti VIH.

Es bastante complicado tratar ambas enfermedades, por lo que es preciso asegurarse de que el médico tratante sepa acerca de las dos a fin de tener un tratamiento adecuado y evitar un daño hepático. La hepatitis C puede estar presente por años y dañar al hígado antes de causar problemas aparentes y cuando se requiera iniciar tratamiento contra el VIH éste estará muy dañado y podría ser intolerante a los medicamentos y recrudecer la infección por VIH.
 
 

Fuentes: http://www.aidsinfonet.org
Lo + Positivo, Núm. 25, primavera 2003. Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
Lo + Positivo, Núm. 26, otoño 2003. Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).