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México D.F. Domingo 4 de julio de 2004
REPUBLICA DE PANTALLA
Jenaro Villamil
Lecturas de la marcha (1)
El asalto comunicativo
ƑRendición de cuentas?
APENAS A UNA SEMANA de la multitudinaria manifestación del 27 de junio y al calor de sus consecuencias inmediatas, una primera lectura define lo que ha sucedido alrededor de este suceso: la metáfora del secuestro comunicativo que se produjo en las calles de la ciudad de México.
EN ESTA ESPECIE de gran teatro mediático en que se ha convertido la política mexicana en los últimos cuatro meses (con videoescándalos, teleguerra, pugna constante entre el gobierno federal y el capitalino, tesis de complot y triangulaciones informativas para frenar aspiraciones presidenciales de unos o encubrir las de otros y otras, etcétera), una marcha desbordó los asientos principales, reservados para el juego de las elites, tomó el escenario y planteó claramente la demanda de sectores de la clase media. Fue un asalto comunicativo con un consenso más allá de la lucha de facciones y de operaciones mediáticas.
UNA ENCUESTA realizada el mismo día de la marcha por la empresa Delfos arrojó algunos datos singulares que contrastan con la propia operación, previa y posterior, a la manifestación: 73 por ciento cree que el origen de la delincuencia es "la mala situación económica", 90 por ciento desconfía de la Policía Judicial y de los ministerios públicos, 90 por ciento demanda un informe mensual del grado de avance del combate a la delincuencia, 22 por ciento considera que la responsabilidad de la inseguridad es "de todos los políticos", 29 por ciento la atribuyó sólo a Vicente Fox, 28 por ciento al gobierno federal, 24 por ciento "al Gobierno del Distrito Federal" y sólo 15 por ciento directamente a Andrés Manuel López Obrador. De las 412 personas encuestadas, 71 por ciento desconocía la propuesta concreta de reformas jurídicas en materia penal que planteó días antes Vicente Fox. El 93 por ciento dijo que fue la primera vez que acudía a una marcha y 95 por ciento no pertenecía a ningún partido. Menos de 20 por ciento cree que la solución sea la pena de muerte a secuestradores.
OTRO DATO FUNDAMENTAL de la marcha fue el elevado interés que generó en los medios internacionales. The Guardian y The Washington Post coincidieron al describirla como la protesta más grande de la última década. Las dos principales cadenas de habla inglesa, BBC y CNN, transmitieron imágenes de la marcha a lo largo del día, al igual que los segmentos informativos de la española TVE. La BBC subrayó que México es el segundo lugar mundial en la comisión de secuestros, después de Colombia, y citó datos de la ONU en los que alerta que entre 2001 y 2002 el secuestro pasó de 245 a 464 casos reportados.
La operación mediática
ANTES, DURANTE Y DESPUÉS del 27 de junio, la operación mediática en México no se concentró en realizar una radiografía de la política de seguridad pública, sino en proseguir con el guión previo de la polarización entre Televisa y el GDF -iniciado el 8 de junio, después de las declaraciones de Alejandro Encinas-, entre el gobierno federal y las autoridades capitalinas, y un ingrediente nuevo que provocó decenas de notas en una semana y una nueva crispación diplomática: las tensiones entre el gobierno capitalino y la embajada española por el caso de ciudadanos de origen hispano que fueron víctimas de secuestro. Este ingrediente provocó, el 24 de junio, otro airado desmentido de Televisa ya no contra Encinas, sino contra el subsecretario de Gobierno, Martí Batres: "en ningún momento hubo manipulación informativa", reiteró López Dóriga, al referirse a la cobertura de la información de La Vanguardia y El Universal.
UNA MALA LECTURA del punto central del debate sobre la inseguridad pública orilló al gobernante capitalino, Andrés Manuel López Obrador, a sobrerreaccionar ante la operación mediática olvidando un punto fundamental: legalmente, la política de seguridad pública en la capital del país es una responsabilidad compartida entre el gobierno federal, la administración capitalina, el Congreso de la Unión, los gobiernos conurbados y las delegaciones políticas. La centralización de la crítica provocó su propia trampa: la personalización en la respuesta.
A) LA CAMPAÑA PREVIA. Sin duda, un factor determinante para la asistencia masiva de la marcha fue el hecho de que la televisión la convirtiera en causa promocional. Durante tres semanas previas, espots, notas, reportajes, debates, opiniones en los principales noticiarios de Televisa, Tv Azteca, Canal 40 y Canal Once, así como de las estaciones radiofónicas capitalinas, se dedicaron a promover la participación en la marcha y a documentar casos de secuestro y testimonios sobre la inseguridad. La encuesta de la misma empresa Delfos reveló que 61 por ciento de los consultados llegó por la influencia televisiva, 14 por ciento por la radio, 8 por ciento por convocatoria "boca a boca", 6 por ciento por medios impresos y sólo 3 por ciento por Internet.
EL PRESIDENTE Vicente Fox lanzó una de sus "perlas" el 21 de junio: "la inseguridad rebasó con mucho la recordación (sic) de los ciudadanos sobre el tema del futbol", como si de un concurso publicitario se tratara. Avivó el fuego al calificar al Distrito Federal como "la ciudad más insegura" y le respondieron, alternadamente, López Obrador, Martí Batres y Bernardo Bátiz, quien contribuyó con otra declaración de pésimo gusto: "no hay ola de secuestros, es igual que en otras épocas", dijo tres días antes, para luego rectificar.
DURANTE ESTE LAPSO, los medios electrónicos disminuyeron el volumen y la profusión de notas relacionadas con el escándalo de la triangulación de fondos de la Lotería Nacional a Vamos México, aunque la directora de esta última organización no se libró de un bochornoso papel durante su entrevista con Carlos Loret de Mola en Nueva Visión.
B) LA COBERTURA DE LA MARCHA. Durante el domingo, como si se tratara de una especie de teletón de la seguridad pública, los medios electrónicos transmitieron ininterrumpidamente los avances de la marcha. Las propias previsiones fueron desbordadas por los asistentes. Se comprobó, una vez más, que reducir todo a una manipulación o a un complot mediático impide ver la verdadera dimensión del reclamo ciudadano. La presencia de las madres de las víctimas de Ciudad Juárez, de contingentes de Morelos, de agrupaciones que estaban más allá del núcleo original de las 11 convocantes y de otros muchos sitios donde la inseguridad pública no se guía por el pleito sucesorio, le dieron a la marcha un sentido que ni los organizadores ni la televisión habían previsto. La frase del escritor Carlos Monsiváis -"se hace mensaje al marchar"- resume, en buena medida, el asalto comunicativo que se produjo. El silencio simbólico de la mayoría de los manifestantes, su insistencia en el carácter apartidista, demostró el hartazgo frente a la instrumentalización de la denuncia ciudadana.
C) DESPUÉS DEL ASALTO, EL SECUESTRO declarativo. Y como prueba de la distancia abismal entre el nivel del reclamo y la capacidad de respuesta, en los días posteriores distintos representantes del gobierno federal han hecho su propia "lectura" de la marcha. En todos los casos, desde el procurador general de la República, promotor de penas de muerte que de inmediato fueron rechazadas, hasta Vicente Fox, quien reconoce por primera vez el "fracaso" de la política de seguridad pública, se evade el asunto de la rendición de cuentas. López Obrador insistió en que hubo "mano negra o blanca" en la marcha. La Coparmex desmintió que haya pedido su renuncia. Con el correr de la semana el GDF ha promovido un debate sobre el modelo económico como factor esencial de la inseguridad pública, que sutilmente fue opacado por el plan western de Marcelo Ebrard para combatir crímenes de alto impacto. Seguramente los "cañonazos" de la SSP capitalina dejarán en la lona al crimen organizado.
El caso Dutrox y la juarización de la inseguridad
EN ALGUNOS MEDIOS europeos la marcha mexicana remitió a lo que sucedió en 1996 en las calles de Bruselas. En marzo de ese año se ventilaron públicamente los crímenes del pederasta Marc Dutrox, un personaje que ya en 1989 había sido detenido y condenado a 13 años de prisión por los delitos de secuestro, violación, tortura y asesinato de menores. La indignación y conmoción ciudadanas provocaron, en el otoño de 1996, que unas 300 mil personas exigieran en las calles de la capital belga reformas al sistema de policía y de procuración de justicia. Los medios demostraron que detrás de Dutrox no había un simple sicópata, sino una red con protección al más alto nivel. El intento de fuga de Dutrox, en 1998, provocó una presión inédita de la opinión pública que orilló a la renuncia de los ministros de Justicia y del Interior. Dutrox acaba de ser condenado a cadena perpetua y en estos días se ha vuelto a destapar otra red de secuestradores y asesinatos en serie.
ƑCUANTOS DUTROX y redes de protección e impunidad se encubren en la historia de secuestros en México? Tan sólo el caso de Ciudad Juárez, verdadero termómetro del fracaso de la política de seguridad pública nacional, nos remite a un expediente estremecedor: de los 370 homicidios de mujeres en diez años, por lo menos una tercera parte responde al patrón de una red de crimen organizado con amplios apoyos políticos y económicos a nivel estatal y federal (léase vínculos con algún amigo de Fox, los dos últimos gobiernos estatales, un selecto grupo de empresarios y de juniors, redes policiacas y judiciales de complicidad, etcétera). En Ciudad Juárez hay un expediente de, por lo menos, 650 desaparecidos, entre hombres y mujeres. Ningún caso se ha resuelto en forma satisfactoria para los familiares de las víctimas, a pesar de la creación de un ostentoso Plan de Seguridad Pública de 40 puntos, que el gobierno federal anunció el año pasado; del nombramiento de una comisionada nacional y de una fiscal especial. Ni a Gertz Manero ni a Macedo de la Concha ni a Santiago Creel (corresponsables del plan juarense) se le ha ocurrido siquiera rendir cuentas precisas de los resultados del plan.
EL PROCESO DE JUARIZACION se ha extendido a las principales ciudades de la frontera norte mexicana, donde a los expedientes de feminicidio, crímenes de odio, secuestros y desapariciones se agregan los homicidios recientes contra periodistas que han denunciado la colusión de autoridades con el narcotráfico: Roberto Mora, director de El Mañana de Tamaulipas, y Francisco Ortiz Franco, en Tijuana, editor del semanario Zeta. [email protected]
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