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México D.F. Domingo 4 de julio de 2004
A LA MITAD DEL FORO
León García Soler
ƑNos guste o no nos guste?
Cartucheras al cañón, quepan o no
QUIZA LE DIGAN "mi general" en los desfiles, ajenos a las marchas urbanas y a los decálogos para alcanzar una beatífica seguridad pública. En los cuarteles y en las aulas de colegios de guerra hay doctorados institucionales que sostienen la disciplina al mando civil y nos han dado transmisiones pacíficas del poder durante más de siete décadas. Sin excluir la del voto útil, la de la alternancia que festejan en Los Pinos, junto con el aniversario de boda y el cumpleaños de Vicente Fox. A lo mejor en filas y cuarteles le dicen "mi general" a Gerardo Clemente Vega, secretario de la Defensa Nacional, soldado con lauros académicos.
ANTES DEL CAMBIO también hubo cambio. Después de la rebelión delahuertista del 24 y de la derrota de los que fueron los mejores generales de la Revolución, pero bajo el mando de Alvaro Obregón, cuando hubo quien "salvara a la patria de sus salvadores", empezó a borrarse del léxico del poder aquello de "las gentes de mi general fulano, de mi general zutano". Frente al Campo Marte, que fue campo de polo, hay una estatua ecuestre de Joaquín Amaro, el que hizo un ejército de las fuerzas del pueblo en armas. Ahí está, donde cabalgaron Manuel Avila Camacho y los Gracida, con varios jóvenes oficiales que alcanzarían puestos de mando y cargos de poder político porque tenían patas pa' jinetes.
ESE TAMBIEN FUE CAMBIO: dicen los inclinados a las visiones simplistas que con Manuel Avila Camacho concluyó el ciclo de los militares en la Presidencia de la República y con Miguel Alemán llegó el del civilismo. Versión ampliada de la teoría del péndulo sexenal. Cuentos para entretener a escribidores en espera de que llegara Mario Vargas Llosa y nos obsequiara el mito de "la dictadura perfecta". Tras los velos hieráticos, bajo las frases enigmáticas, las crípticas alusiones al poder, la apariencia del impenetrable arcano deslumbra y encandila a los arúspice, convierte en profetas a los encuestadores. Aunque a fin de cuentas asome el enano del tapanco o aparezca el mago de Oz.
LARGA DIGRESION, PERO resulta que el general Vega pronunció un discurso de ocasión que desquició las anquilosadas mentes de los empeñados en el combate imaginario que se da en el vacío y convoca al caos. Firme disciplina castrense y suavidad académica ajena al exabrupto, pero el discurso que sembró el desconcierto era cuando menos el segundo que tocaba tan sensible nervio. El general secretario reafirmó la disciplina institucional de las fuerzas armadas en defensa de la soberanía; confirmó la obediencia al mando civil. Pero los cultivadores del escándalo mediático cotidiano, los profetas del desastre inminente, aseguran que al convocar a la concordia, al acuerdo y al perdón, el general Vega solicitaba el retiro de cargos presuntamente elaborados por Ignacio Carrillo Prieto, titular de la fiscalía para delitos del pasado.
PIDE AMNISTIA, interpretaron, perdón para los posibles indiciados por los crímenes del jueves de Corpus del echeverriato. Carrillo Prieto aseguró que nada de eso quiso decir el secretario de la Defensa, rechazó "que el general Vega se haya referido a una amnistía o perdón por los hechos del pasado". De hoy, hoy, hoy, hablamos y habló el orador que asustó con la sombra que pasa. Otras versiones hubo: Andrés Manuel López Obrador madrugó para recordar que no corresponde al Ejército meterse en política; luego dio la razón al del mando militar y aseguró que él está dispuesto a perdonar a sus enemigos. Más bien adversarios, acotaría, que "no deben verse como enemigos irreconciliables, aunque cada quien con su forma de pensar". Algo así como el "con todo respeto" y el "yo no quiero pelear con el señor presidente Fox" que el de la desmesura tropical utiliza en el duelo verbal. En los debates ociosos, amargos e inútiles que dieron lugar a reproches de expertos de The Economist y de oligarcas nativos que reclaman un Presidente con valor para hacer frente al ambiente de crispación política. Y bajo siete velos, el llamado del general Vega a la reconciliación y al perdón.
DEL OTRO LADO, EL que manda está "muy contento". Se fue a San Cristóbal Potemkin a festejar el cuarto aniversario de su elección, el segundo de su boda y el sexagesimosegundo de su nacimiento. Todo cambia. Adolfo Ruiz Cortines tenía sesenta años cuando llegó al poder y la voz popular le decía "el viejito". Veracruzano era Ruiz Cortines, dado a frases rimbombantes. La de "la marcha al mar", o la de "mexicanos al trabajo fecundo y creador", por ejemplo. Pero para el cuento críptico que nos ocupa, vale recordar su insistencia en decir con solemne acento: "šHay que respetar la investidura!" Se refería, desde luego, a la presidencial. Algo así como la firmeza con la que De Gaulle sostenía que el poder debe ejercerse a distancia. Antes del cambio hubo cambios. Bastó una frase de Manuel Avila Camacho: "Soy creyente", para dejar apagar los rescoldos de la cristiada y calmar los ánimos jacobinos y ultramontanos.
PERO EL CREYENTE poblano no canceló la separación Estado-Iglesia. Habló el general Vega y retiembla el ámbito político. Porque firme en el presente y sin pedir amnistía para los del pasado, el general secretario acudió al discurso político. Y en política, hechos y palabras tienen el mismo peso. No hay manera de eludir que con el segundo mensaje del general Vega, el Ejército hace presencia en política. No digo que adopta una postura partidista, o que se inclina por posición alguna. Pero la presencia política se da a renglón seguido de la marcha de centenares de miles de mexicanos que demandaron al gobierno cumplir con su obligación de garantizarles seguridad en sus bienes y en sus personas.
PIERDEN EL TIEMPO los que discuten si es posible o válida, o si es dable una amnistía para los autores de la violencia oficial durante nuestra guerra sucia. Cuauhtémoc Cárdenas comprobó que tozudez opositora no es sinónimo de tartufismo: no se juzga a las instituciones sino a individuos, dijo el hijo del general Lázaro Cárdenas. De uno de los que eran pueblo armado. Aunque se insista en que Miguel Alemán fue el primer presidente civil de la era posrevolucionaria. El abogado Emilio Portes Gil fue presidente y lo fue en la tormenta que siguió al asesinato de Obregón; en el gobierno del tamaulipeco se reconoció la autonomía de la Universidad Nacional y se aprobó la Ley Federal del Trabajo, se aceleró el reparto agrario y Portes Gil pudo negociar con los obispos la pacificación de la clerigalla cristera.
ƑQUIEREN ACERTIJOS? ƑQuieren hurgar en las entrañas de las aves retóricas que sobrevolaron el campo de batalla por la prematura sucesión? Quede aparte la marcha de los militares en su incursión en la política; olvide quien lo quiera que se produce tras tres años de falsas alternativas y de desencuentros de las oligarquías imperantes, de insistir en la puerta falsa del litigio como sucedáneo de lo político. Y no en busca de castigo para los que delinquieron en las siete décadas de vacas gordas para el priato, sino para erigir el templo de la restauración de la derecha sobre la fosa común donde creyeron posible enterrar el pasado y echarle tierra a la memoria de nuestro proceso histórico. Hágase la democracia, y se hizo.
VINO EL CAMBIO. Y dice Fox que cuatro años no es tiempo bastante para culpar a la democracia de las promesas no cumplidas. Cunde en la América nuestra el desencanto con los resultados de la democracia electoral. Sobre todo porque convencieron a las mayorías de que la democracia era fin y no medio. Por lo de las promesas no cumplidas, los mexicanos no culpan a la democracia, culpan a quien les hizo las promesas. A Fox y sus compañeros de viaje. El disgusto se resuelve en las urnas. El voto útil hizo a Fox titular del Poder Ejecutivo. Ya basta de crisis recurrentes y de promesas incumplidas por los tecnócratas del priato tardío, dijeron. Y los echaron del poder. Para eso es la democracia electoral: medio y no fin.
A LA MITAD DEL CAMINO se desplomó la votación del PAN y se redujo su representación en la Cámara de Diputados. El tiempo que hace falta para culpar o alabar es tan corto o largo como lo sean la memoria histórica y los objetivos que se persiguen en el afán de hacerse del poder. ƑEl poder para qué?, preguntaban cuando nadie había dado por muertas a las ideologías. Todavía: George W. Bush y los ultra de la "revolución conservadora", los del triángulo de hierro, saben muy bien para qué querían el poder hace cuatro años y para qué lo piden hoy. Con el gobierno tutor instaurado en Irak. Y con el juicio a Saddam Hussein a tiempo para el espectáculo del castigo a los malos y la encarnación de la amenaza del terrorismo: Nine Eleven no se olvida. Los votantes tienen la palabra. Ya saben para qué quieren el poder Bush y los fundamentalistas de la derecha. Aunque dicen que 80 por ciento de los estadunidenses se declaran "born again christian", cristianos renacidos, como Bush.
Y ACA NOS HACEMOS lenguas del disgusto de la ultraderecha que insiste en preservar la secrecía del Yunque y otras falanges criollas empeñadas en instaurar en el México de hoy, al filo del tercer milenio, el reino de Dios en la Tierra. Pero los del PAN confirman a Luis Felipe Bravo Mena en el cargo y dejan en sus manos el cayado de pastor. Carlos Medina Plascencia votó en contra. Según la maledicencia, el predicador del cerro del Cubilete teme que Luis Felipe siga los pasos del Pastor del PRI del estado de México y se alce con el santo y la limosna, aunque el rebaño quede a merced de los lobos. Hay panistas, priístas y perredistas vueltos a nacer. Pero el voto da y quita.
EN CHIHUAHUA, EN Durango y en Zacatecas eligen hoy gobernador. Amalia García, del PRD, parece segura ganadora en Zacatecas, donde no hay perredistas y Ricardo Monreal aspira a encabezar un renacimiento nacional. En Durango no tiene pierde el PRI: Ismael Hernández va a ganar y a confirmar que ahí no sentaron sus reales los bárbaros del norte, panistas vueltos a nacer cuando alzó la voz Maquío y la Iglesia subió al púlpito a predicar el voto azul. Javier Corral prometía ser buen candidato del PAN en Chihuahua. Pero mal dejó Pancho Barrio el rancho y siempre pesan los fundadores vueltos a nacer. El candidato del PRI, José Reyes Baeza, es descendiente de los fundadores de Ciudad Delicias y del PAN de Chihuahua. Gana Reyes Baeza, que ni qué.
SE QUEDABA EN EL tintero el acertijo del discurso del general secretario. Las armas para defender la soberanía, no para hacerse del poder, dijo. Bien. El Ejército bajo mando civil y leal a su jefe, el Presidente de la República, "nos guste o no nos guste". Los encuestadores y augures se hundirán en dudas de pesadilla. ƑLes guste o no la disciplina? ƑLes guste o no el que manda? Cartucheras al cañón, quepan o no quepan. O van a enloquecer los sicofantes y los dueños del dinero que se dicen inconformes con el gobierno o desgobierno de la alternancia.
EL QUE TENGA perro que lo amarre; el que no, no. Dijo el filósofo de Güemes.
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