México D.F. Domingo 4 de julio de 2004
La globalización no hará crecer al país: académica
El modelo económico destruye bases del sector manufacturero
FABIOLA MARTINEZ
El modelo económico aplicado en nuestro país desde los años 80 mantiene al sector manufacturero en una crisis que se evidencia con la destrucción y desarticulación de las cadenas productivas, así como bajos niveles de inversión, productividad y competitividad.
Beatriz García Castro, maestra en economía y académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dijo que el apoyo gubernamental debe enfocarse en la inversión en maquinaria y equipo, así como a la capacitación de mano de obra, única alternativa para sortear los resultados del modelo económico: integración comercial cumplida con creces, pero una grave incapacidad para generar empleos.
En momentos en que gana terreno la discusión sobre los saldos del modelo económico vigente en nuestro país, la académica dejó en claro que la integración al mercado mundial no basta para garantizar el crecimiento sostenido de la economía. Es decir, la posibilidad de ampliar esa oportunidad depende en gran medida de las estrategias adoptadas por las empresas y el Estado, tendientes a incrementar la competitividad de la propia economía.
En el análisis titulado Debilidades del sector manufacturero mexicano (difundido en la revista especializada Economía y Desarrollo), García Castro explica que para aspirar a una experiencia exitosa, el país tendría que asegurar estabilidad macroeconómica, oferta adecuada de trabajo, protección social acorde con los estándares laborales y prácticas ambientales sanas y de gobierno, en relación con la regulación, combate a la corrupción, entre otros.
De ahí que el sector manufacturero ha jugado un papel clave; por un lado, es el que en mayor grado puede insertarse en el comercio mundial y, también, porque ahí se pueden incorporar los avances tecnológicos de forma significativa.
"Es en ese sector en el que podría evaluarse la efectividad de la política seguida, evaluación que, a juzgar por el triste desempeño mostrado en lo que va de esta década, no es nada favorable".
Ese "triste desempeño" puede mostrarse con las cifras recientes: crecimiento de la competitividad "espuria o efímera", apoyada particularmente en el bajo costo de la mano de obra; crecimiento de la economía apoyada en un grupo de sectores y de empresas, dejando rezagados a otros.
Además, integración apuntalada en la exportación, básicamente hacia un solo destino: Estados Unidos, con 89 por ciento de las ventas dedicadas al exterior; fuerte participación de las maquiladoras (responsable de 55 por ciento de las exportaciones totales).
De esa forma se explica la "mala coyuntura" por la que atraviesa la manufactura, situación que se detalla con una reducción del empleo formal de 5.9 por ciento en 2002. Datos oficiales revelan que la industria de la transformación cayó 13 por ciento respecto al primer semestre de 2000.
Es decir, sigue la pérdida de competitividad, aun cuando haya avances en los niveles productivos. "La contracción del empleo ha superado a la del volumen de la producción, lo que conduce a un incremento en la productividad del trabajo, que responde más a elementos coyunturales de los que no se puede prever su fortaleza".
La autora del estudio reseñado hace también un desglose de las "debilidades estructurales" que redundan lo mismo en la caída de la maquila (439 plantas menos en lo que va del sexenio), en inversión, aumento de tasas de interés, menos disponibilidad de crédito, el nivel bajo de ahorro interno y externo, pero sobre todo, en la pérdida de competitividad de la economía mexicana frente a países asiáticos, en particular respecto a las manufacturas, de las que 20 por ciento (en las industrias textil, del calzado y electrónica) enfrentan directamente la competencia de China.
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