México D.F. Domingo 4 de julio de 2004
En La Capilla presenta hoy su espectáculo
En camino
Los titiriteros deben modernizar su propuesta, advierte
Mercurio
JUAN JOSE OLIVARES
El argentino Sergio Mercurio, conocido como El titiritero
de Banfield, hace títeres para adultos. Desde 1992 ha recorrido
Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay, Perú, Brasil y Ecuador, entre
otros países latinoamericanos, en los que ha trabajado en la formación
de grupos de títeres, ha realizado actividades antropológicas,
de investigación y de talleres sobre el tema. En Bolivia tuvo un
programa de televisión diario. Se ha presentado en cárceles
y en instituciones culturales de todos esos países. Ahora en México,
presentará uno de sus tres espectáculos, En camino,
que es para adolescentes y adultos (los otros dos son El titiritero
de Banfield y De Banfield a México, para bares), este
domingo en el teatro La capilla, en dos funciones, a las 12 y a las 13:30
horas.
"Los
muñecos bajan al público o el público sube al escenario:
la interacción con el público, esa es la intención
de mis espectáculos, en los cuales termino por ser un espectador
y no un titiritero. Nunca estoy ausente, nunca atrás. Los títeres
se despegan de mí al momento del show", explica Mercurio,
quien termina un recorrido de varios años en la experimentación
y creación de este lenguaje que parece verse cada vez menos.
Explica: ''Hay algunos países latinoamericanos
que sí apoyan las expresiones artísticas, pero particularmente
a mí ese análisis no me preocupa, lo que sí me importa
es saber si la gente apoya estas expresiones. Lo que busco es público,
nunca me he apoyado en financiamientos porque creo que el público
es el que tiene que financiar el trabajo. Hacer títeres para adultos
no es una cosa muy tentadora porque no hay una tradición en América
Latina de esto."
Dice que este espectáculo "trata de un joven que
se dispone a viajar, son siete cuadros en cada uno se presenta a un personaje
o las situaciones en las que se encuentra una persona que va de viaje".
Mercurio es un titiritero distinto, que da cabida a personajes
que se desarrollan delante de nuestros ojos y proyectan toda su fuerza
interior. Títeres que se despojan de su calidad de muñecos
y liberan sus sentimientos, potencian sus pasiones y logran canalizar un
estrecho contacto con el público.
"Me convertí -afirma- en titiritero viajando, había
construido unos muñecos y jugaba con mis amigos no para hacer espectáculos,
si no para entretenerlos. El encantamiento es mejor con los niños,
pero el adulto hace un viaje bien profundo con los muñecos. Debemos
tener algo en la sangre que hace que sea fuerte la relación con
los objetos, la magia que guardan. A veces he recibido cartas para los
muñecos. Es un teatro de personajes más que de historias,
y la gente se identifica con ellos."
En Bolivia, Sergio estuvo en el teatro de Los Andes, y
en un programa de televisión diario. "No era para mí la tele.
Me aburrió hablarle al vidrio.''
-¿Seguirán los espectáculos de los
títeres?
-Es un lenguaje inagotable. En los títeres hay
técnicas tan diversas que se puede hablar de diferentes muñecos.
Nunca serán un boom pero seguirá esta tradición.
Lo que creo es que habrá un cambio en la manera de hacer títeres
porque la televisión ha cambiado esto; ahora los chicos ven muñecos
estéticamente mejor resueltos como los Animatronix, los titiriteros
deben elaborar una propuesta más moderna"
(El titiritero de Banfield en dos funciones en
el Teatro La Capilla, Madrid 13, Coyoacán, a las 12:00 y 13:30 horas.
100 general y 60 pesos con descuento)
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