Octavio Rodríguez Araujo

Saldos electorales

Confieso que nunca me imaginé que me daría gusto que el Partido Revolucionario Institucional ganara una elección. šCómo estarán las cosas! La renuncia de Alfonso Durazo y, más que ésta el texto de su renuncia, demuestra que la crisis del gobierno de Fox y su esposa (Ƒalguien votó por ella?) continúa y se ha reflejado, en parte, en las pasadas elecciones en Chihuahua, Durango y Zacatecas, aunque algunos panistas digan que no ha sido así.

Antiguos bastiones del Partido Acción Nacional fueron perdidos, por el voto ciudadano, en beneficio del PRI. Sin embargo, no debe pensarse que el tricolor ganó por sus propios méritos, que en Chihuahua y Durango son desconocidos, sino por un voto de castigo que no es otra cosa que un voto útil -tan poco apreciado por algunos analistas. El ejemplo más elocuente del voto de castigo/voto útil fue Ciudad Juárez: 12 años de gobiernos panistas y centenas de mujeres asesinadas impunemente provocaron, por fin, una reacción de rechazo entre la población de esa ciudad fronteriza.

La derrota del PAN ha sido suficientemente significativa como para llevar a la reflexión a sus principales cuadros; tanto es así, que el precandidato presidencial destapado en Jalisco ha confirmado sus intenciones de lanzarse para 2006, ahora con un punto a su favor: los días de Marta Sahagún, como política ambiciosa, están contados, aunque su fiel esposo quiera insistir en darle gustos privados de enorme trascendencia pública. Peor para Vicente Fox si persiste. (Así, entre paréntesis, la señora Fox ganó perdiendo: logró que Durazo renunciara, pero con esta renuncia ella quedó descalificada, más lo que sigue.)

No hay mal que por bien no venga, dice el críptico refrán popular. La crisis del foxismo ha obligado a los panistas a recapacitar y a tratar de impedir, ahora sí, lo que por oportunismo no hicieron en 2000: ser arrastrados por una precandidatura personalista que, dada la coyuntura de aquellos momentos, fue ubicada por las encuestas serias como única opción para acabar con el priato (no dije la mejor opción, sino la única).

Por otro lado, la elección en Zacatecas ha sido buen ejemplo de las ventajas de la unidad partidaria y de la cordura de un gobernador que canceló sus intereses sucesorios en el estado por el triunfo de su partido en lugar del triunfo de sus amigos. Lo ocurrido en Zacatecas ha sido una lección provechosa para quienes, en el PRD, llegaron al ridículo político de hacer alianza con el PAN, como ocurrió en Chihuahua. Y es una lección también útil para quienes en el ámbito nacional de la dirección perredista no han querido entender que, por encima de intereses de grupo están los del partido, tanto para contender por un gobierno como para actuar en y desde éste. El PRI, en otro sentido, ya habrá llegado a la conclusión de que si bien puede cosechar votos de castigo, que crecerán en proporción a los errores de Fox, ahora tendrá que demostrar que en el gobierno es mejor opción que sus opositores y que, de recuperar la Presidencia de México, no podrá repetir la regla no escrita de subordinar su política a la del jefe del Ejecutivo y el dedazo, ni otros muchos de sus errores cuando gobernó el país.

Una lección más de las pasadas elecciones ha sido que, contra lo que piensan algunos dirigentes partidarios y no pocos gobernantes, los pueblos no viven en la ignorancia, pese al bombardeo mediático que tienen que soportar día con día en sus horas de esparcimiento. Aunque la abstención es alta, los que participan emitiendo su voto lo hacen mayoritariamente por opciones diferentes cuando les parece que un partido no cumplió en el gobierno. A veces hay equivocaciones, qué duda cabe, pero tres o seis años después rectifican, y esto es lo que ocurrirá en 2006. La preocupación de los ciudadanos comunes es que los partidos existentes y con mayores probabilidades de triunfo no están a la altura de las expectativas. Habrá que ver qué ocurrirá con los candidatos, pues aunque ya se perfilan algunos posibles todavía podrá haber sorpresas y muchas cosas tendrán que resolverse antes.

Los tres principales partidos tienen serias fisuras en su interior, y ausencia de liderazgo fuerte. Los tres tendrán que recomponerse, redefinirse y deslindarse de los factores que les estorban con su desprestigio. Los tres enfrentarán todavía grandes obstáculos, algunos internos y otros externos, como esos monstruos que aparecen de repente o por mutación en las películas de terror. Pero están a tiempo de superarlos, si de veras se lo proponen.