México D.F. Jueves 8 de julio de 2004
Hace depender al país de proveedores
externos y elimina los internos, alerta ANTAD
Riesgo para la soberanía, el poder de Wal-Mart
en el mercado mexicano
Domina la cadena de producción, intermediación
y venta; concentra la mitad del comercio en autoservicios La Comisión
Federal de Competencia impidió la unión de sus competidores
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
Por la puerta de la disputa legal, México está
de lleno en el debate mundial sobre la aplastante fuerza de Wal-Mart, el
principal vendedor al menudeo en el mundo, en la fijación de las
condiciones que determinan la forma -y el costo- en que los alimentos,
ropa, calzado, artículos de aseo y decenas más de bienes
que llegan a los hogares.
El poder que ejerce Wal-Mart en el mercado mexicano, donde
domina la cadena de producción, intermediación y venta, ''es
un riesgo claro a la soberanía'', porque está haciendo depender
al país de proveedores externos y eliminando a los internos, dice
a La Jornada Vicente Yánez Solloa, presidente de la Asociación
Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD).
La
disputa legal tiene que ver con la decisión de la Comisión
Federal de Competencia (CFC), organismo antimonopolio del gobierno mexicano,
sobre la posibilidad de que los competidores de Wal-Mart en el mercado
local se unan para tratar de contener la fuerza de la firma estadunidense,
objeto de controversia en el mundo y de la demanda por presunta violación
de derechos civiles más numerosa en la historia de Estados Unidos.
Al margen de la decisión de esta semana de la CFC,
el comercio al detalle en México, que genera ventas anuales por
cerca de 500 mil millones de pesos al año -alrededor de 8 por ciento
del producto interno bruto (PIB)- pasa por un amplio proceso de consolidación
en el que la actuación de Wal-Mart marca el paso y al mismo tiempo
se convierte en un naciente obstáculo a la entrada de más
inversión extranjera al sector.
En 1958 abrió en la ciudad de México la
primera tienda de Aurrerá, una cadena que fue creciendo y perteneció
a la familia Arango hasta que en 1997 el control del consorcio (que además
incluía Suburbia, Vip's y Superama) fue adquirido mediante una oferta
pública en la Bolsa Mexicana de Valores por Wal-Mart. El nombre
de la firma estadunidense, que tiene su sede en Bentonville, Arkansas,
suplió al de Aurrerá definitivamente en 2000.
Desde que Aurrerá y Wal-Mart firmaron una asociación
estratégica, en la que compartían a partes iguales las acciones,
en 1991 el comercio de mercancías al menudeo en México comenzó
a cambiar hasta prácticamente hacer que la tienda de barrio fuera
una imagen del pasado.
Wal-Mart de México, con ventas anuales por 125
mil millones de pesos, concentra la mitad del comercio en autoservicios.
Sus tres competidores más cercanos, Gigante, Comercial Mexicana
y Soriana, apenas logran 87 por ciento de sus ventas.
Tener las mayores ventas y controlar la mitad del mercado
en el país concede a Wal-Mart varios privilegios, entre ellos el
de fijar los precios a que compra a los proveedores y, al mismo tiempo,
el costo final de los productos en el mercado. Con 646 tiendas en 64 ciudades
del país, sus acciones y políticas de compra a proveedores
y venta al público final marcan en buena medida lo que deben hacer
las otras cadenas.
Desde un punto de vista comercial, Wal-Mart de México
''es el mejor operador del sector de autoservicios en el país, con
crecimientos en los últimos cinco años de 9 por ciento anual
en su área de ventas'', señala Manuel Zapata, analista del
sector de autoservicios de Banamex-Citigroup.
Pero si no se ve desde el punto de vista estrictamente
comercial, la situación es diferente. ''El tema es el equilibrio'',
comenta Vicente Yánez. El presidente de la ANTAD, de la que Wal-Mart
se desafilió hace un par de años, plantea que la forma de
operación de la firma no permite un ambiente de libre competencia,
ni hace posible el equilibrio entre productores, proveedores y tiendas,
en beneficio del consumidor.
''México pierde quizá más soberanía
cuando depende para sus alimentos o ropa de proveedores extranjeros -que
son los que llevan productos a Wal-Mart, como Value- que cuando busca inversiones
para extraer gas'', considera Yánez.
El resto de las cadenas de supermercados no importan más
de 15 por ciento de los productos que ofrecen.
Veto a uniones nacionales pero no a monopolios de EU
En 2001, Gigante, Comercial Mexicana y Soriana anunciaron
su intención de crear una asociación de compra para abastecerse
de mercancías. La idea parecía simple: tratar de elevar los
volúmenes de compra con el fin de obtener mejores precios de los
proveedores y así competir con Wal-Mart, que basa una de sus fuerzas
principalmente en los altos volúmenes que contrata con sus proveedores.
La asociación, llamada Sinergia, fue vetada por
la CFC, con el argumento de que es una práctica monopólica
que agentes económicos se unan para fijar el precio de compra de
bienes. Sinergia presentó un recurso de reconsideración -cuyo
resultado es el que el organismo antimonopolio difundió la tarde
de este miércoles-, en el que señala que sólo pretende
unirse para crear volumen de venta, que los integrantes de Sinergia son
competidores entre sí y que no determinarán precios finales.
''Lo que ocurre es que en México hemos sufrido
los monopolios y parece que este gobierno no los ve mal, que está
acostumbrado a su existencia'', dice Yánez. Considera que el papel
del gobierno, en este caso, debe estar más orientado a buscar los
equilibrios entre proveedores y vendedores.
Un grupo de empresas, agrupadas en el Consejo Mexicano
de la Industria de Productos de Consumo (Conmexico), ha hecho presión
para evitar la formación de Sinergia. Conmexico representa los intereses
de las más grandes compañías de alimentos y bebidas
que operan en el país, pero que al mismo tiempo, y a su manera,
ejercen también posiciones monopólicas, algo de lo que acusan
a Sinergia.
Un reporte de ACNielsen, revela que, por ejemplo, la trasnacional
Uniliever detenta 40 por ciento de participación de mercado en la
venta en autoservicios de desodorantes, o 75 por ciento en consomés
y 81 por ciento de margarinas. Otro caso: Procter and Gamble detenta 50
por ciento de la venta en supermercados de detergentes y 31 por ciento
de shampoo. Kimberly concentra 56 por ciento de la venta en supermercados
de pañales y 47.7 por ciento de papel higiénico. Nestlé,
por su parte, detenta 81 por ciento de la venta en supermercados de café
soluble y 91.8 por ciento de las de leche en polvo.
Es claro, asegura Yánez, que esas trasnacionales
tienen intereses compartidos con Wal-Mart, y que en esos intereses está
la fuente de la presión para evitar que se abran opciones de mayor
competencia en el segmento de ventas al detalle en México.
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