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México D.F. Jueves 8 de julio de 2004
AMBIGÜEDAD E IRREALIDAD
Anteayer,
en el vuelo que lo llevó a Brasil, el presidente Vicente Fox no
sólo descalificó los señalamientos de renuncia de
su ex secretario particular y ex vocero, Alfonso Durazo Montaño,
sobre las indebidas intromisiones de Marta Sahagún en las tareas
presidenciales y sobre las conocidas maniobras de ésta para intentar
suceder en el cargo a su marido, sino que acusó a los medios, a
la oposición y a los analistas de proyectar "castillos en el aire",
de crear injustificadamente "escenarios catastrofistas", de "construir
historias", de "darle vuelo a la hilacha" con "un gran amarillismo", de
ocultar o minimizar los supuestos hechos positivos de su gobierno, de especular,
de "calumniar y engañar al pueblo". En una de las entrevistas concedidas
a bordo del avión presidencial, Fox se exaltó hasta el punto
de soltar esta desafortunada frase: "Que especulen, que inventen historias,
que calumnien, que mientan. Para eso hay libertad de expresión en
México. Esa es la democracia".
Lo de menos es que, tanto en esa ronda de entrevistas
como en declaraciones posteriores, ya en suelo brasileño, Fox haya
dado la razón a Durazo Montaño en lo que se refiere a la
autocomplacencia presidencial y al peligroso afán de instalarse
en escenarios idílicos: la economía marcha a todo vapor,
el desempleo y la miseria retroceden y "crece el campo, crece el sistema
educativo". Lo grave es que el mandatario no logre reconocer cuánto
han hecho él y su esposa por introducir en el debate público
y en los asuntos de interés nacional el tema de las aspiraciones
presidenciales de Marta Sahagún. Es cierto que la segunda encontró
en agosto del año pasado "un buen momento para dejar en claro de
una vez por todas que no buscaré la Presidencia", pero el 15 de
marzo del presente, en abierta contradicción con declaraciones formuladas
por su esposo el día anterior, Marta Sahagún regresó
a la ambigüedad: "Mi decisión es no decir por ahora, porque
no tengo una decisión tomada". Antes, en enero, ya había
reculado de su declinación previa: "Tendrán Marta para un
buen rato". El mandatario, por su parte, se ha negado reiteradamente a
asumir una postura clara al respecto, y en sus diálogos de anteayer
con los medios adujo que su cónyuge no tenía por qué
formular aclaración alguna sobre sus conocidas aspiraciones.
Tales aspiraciones, así como la indebida participación
de Marta Sahagún en los asuntos presidenciales, no son, como pretende
el mandatario, un invento de los medios ni de la oposición, sino
un secreto a voces que confirmó Durazo Montaño en su carta
de renuncia y que ratificaron otros ex funcionarios del foxismo como Felipe
Calderón Hinojosa, quien dijo que la participación de Sahagún
en la carrera presidencial "es un tema vital que tiene que resolverse ya",
sobre el cual deben manifestarse el Partido Acción Nacional, el
Presidente y su propia esposa. José Sarukhán, ex rector de
la UNAM y ex comisionado del foxismo para la Coordinación de Desarrollo
Social y Humano, manifestó por su parte que las razones de su renuncia
eran, en gran medida, las mismas que las esgrimidas por Alfonso Durazo
Montaño.
El lunes, Fox dijo que la renuncia de su colaborador era
un "tema muerto", pero el miércoles -ayer- las consecuencias y el
escándalo de la dimisión perseguían a la pareja presidencial
hasta Sao Paulo, donde Sahagún hubo de cancelar a última
hora una declaración pública de respuesta a la carta de Durazo
Montaño en la que, al parecer, habría de referirse nuevamente
a sus afanes de hacerse con el cargo que actualmente detenta su marido.
El Ejecutivo federal no ha sabido, en suma, responder
en forma adecuada a la preocupante y muy real crisis desatada por la dimisión
de su ex secretario particular y ex vocero. Por el contrario, la Presidencia
da la impresión, hoy más que nunca, de haber perdido rumbo,
serenidad y estilo, hasta el grado de describir el protagonismo político
de Marta Sahagún como un invento de los medios y de escudarse en
nuevas descripciones fantasiosas de una nación próspera,
tranquila, estable y armoniosa, con un equipo de gobierno que "trabaja
por el futuro del país, no sólo en el corto, sino en el mediano
y largo plazo". En ese País de las Maravillas, las únicas
manchas son la inseguridad pública y un conjunto de informadores
y opositores que se empeñan en inventar problemas inexistentes.
Es una lástima que el grueso de la población mexicana no
resida en esa tierra idílica.
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