México D.F. Domingo 18 de julio de 2004
Dejemos las cosas como están, expresa
Phillip Agee, espía retirado y autor de un libro revelador
Díaz Ordaz y Luis Echeverría se apoyaron
en la CIA para reprimir
La estación de la agencia en México, la
mayor del hemisferio en la década de los 60
BLANCHE PETRICH Y GERARDO ARREOLA ENVIADA Y CORRESPONSAL
La Habana, 17 de julio. Al terminar los Juegos
Olímpicos de 1968, manchados por la matanza del 2 de octubre, Philip
Agee, oficial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos
asignado al seguimiento de la competencia, reflexionó: "Ahora podemos
empezar a sopesar, una vez más, si en este circo de dos semanas
valía la pena todo el baño de sangre y si México perdió
más prestigio asesinando manifestantes que el que ganó haciendo
los juegos".
Aunque la reflexión era de aquel momento, 28 de
octubre de 1968, su autor la redactó unos años después,
cuando hizo su famoso Inside the company/ CIA diary (Dentro de la
compañía/ diario de la CIA, 1975), que abrió una oleada
de destapes y polémicas sobre la actividad de la agencia en el mundo.
Una de las revelaciones de ese momento fue la identificación
del presidente mexicano de la época, Gustavo Díaz Ordaz y
de su secretario de Gobernación y más tarde sucesor, Luis
Echeverría, como "cercanos colaboradores" de la CIA.
Casi 30 años después de publicado el libro,
Agee no quiere remover el asunto ni comentar su obra, a propósito
de la acción judicial contra Echeverría. "Dejemos las cosas
como están", pidió a La Jornada. "No hay comentarios."
Agee es ahora director de una agencia de viajes, insertada
en el dinámico mercado turístico cubano, con oficina fija
en La Habana.
En
su diario reconstruido, que se convirtió en virtual manifiesto de
ruptura y denuncia de la CIA, Agee identificó a Díaz Ordaz
como Litempo-8 y a Echeverría como Litempo-14, los criptónimos
de faena interna en la agencia.
Los nombres en clave venían del Proyecto Litempo,
entonces el más importante de la CIA en México, dirigido
personalmente por el jefe de la estación, Winston Scott, y su asistente,
Annie Goodpasture: "Una complicada serie de programas de respaldo operativo
a las diversas fuerzas civiles mexicanas de seguridad, con propósitos
de intercambio de información, operaciones conjuntas y un constante
mejoramiento de la recopilación de datos de inteligencia y de las
funciones de la seguridad pública de México".
"A la cabeza de la operación de Litempo está
el presidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz, que ha trabajado extremadamente
cerca con la estación desde que llegó a ser secretario de
Gobernación (1958-1964)". Y desde que Díaz Ordaz llegó
a la Presidencia, Scott "ha estado trabajando cercanamente con el actual
secretario de Gobernación, Luis Echeverría".
El testimonio de Agee no es sistemático. Hay nombres
olvidados y lagunas en el tiempo, pero es un torrente informativo de más
de 600 páginas, que en algunos tramos dibuja un fresco del movimiento
de la CIA en los años 60 y en otros ofrece detalles precisos de
la operación.
Agee viajó a México como agregado olímpico
adjunto, un cargo de fachada para moverse con holgura por cualquier parte,
en un momento en el que todo en el país parecía subordinarse
a los juegos. La estación de la CIA era la mayor del hemisferio,
con 15 oficiales acreditados en la embajada y otros 12 con otras coberturas,
más personal de apoyo, hasta un total de unas 50 personas.
Tras los Juegos Olímpicos de 1968, Agee terminó
12 años de trabajo para la CIA. En las casi 60 páginas de
su libro dedicadas a México cuenta episodios como estos: * 1964.
Es designado embajador Fulton Freeman, a quien Díaz Ordaz relega
a reuniones protocolarias, y prefiere negociar con Scott. Ni la Casa Blanca
puede cambiar la situación: la CIA, según los deseos del
presidente mexicano, tendrá el mejor acceso a Palacio Nacional.
* El embajador pelea, pero no consigue, ser informado
íntegramente de lo que hace la agencia. Sólo le conceden
una petición: que la CIA no actuará contra la Secretaría
de Relaciones Exteriores.
* "Mientras Scott se reúne frecuentemente con el
presidente y el secretario de Gobernación, dos oficiales de caso
sin cobertura manejan los contactos diarios con los jefes de los servicios
de seguridad subordinados a Echeverría."
* "Por el Proyecto Litempo ofrecemos constantemente asesoría
y equipo para una nueva red de comunicaciones secretas entre la oficina
de Díaz Ordaz y las principales ciudades del país. Otras
operaciones conjuntas con los servicios de seguridad mexicanos incluyen
el control de viajeros, intercepciones telefónicas y represión."
* Díaz Ordaz recibe un informe diario de la estación,
con reportes sobre la izquierda, las embajadas de países socialistas
y asuntos mundiales. Otros informes, a menudo monográficos, van
al presidente, a Echeverría y otros jefes de seguridad interna.
La estación es mejor que los servicios mexicanos y sirve a las autoridades
"para planear incursiones, arrestos y otras actividades represivas".
* Mediante Litempo, las autoridades de Migración
mexicanas informan sobre los viajeros que van y vienen de La Habana. Cada
uno es fotografiado y se le pone un sello al pasaporte indicando que viajó
a Cuba. Antes de que despegue cada vuelo, la CIA ya tiene la lista de pasajeros.
* La operación más importante contra la
embajada cubana es la instalación de un sistema de espionaje telefónico,
con apoyo de colaboradores de la CIA en Teléfonos de México
y del gobierno.
* Cuartel general de la CIA. Octubre de 1968. Un cable
de la estación en México dice que Echeverría dijo
indirectamente a Scott que acababa de ser designado en secreto próximo
presidente mexicano. Se hace un informe de "banda azul" (circulación
muy restringida) para la Casa Blanca y el Departamento de Estado "sobre
las buenas noticias de Echeverría".
* Durante el movimiento estudiantil, la parte de la estación
que sigue al Partido Comunista Mexicano está muy atareada, consiguiendo
información sobre los planes del Comité Nacional de Huelga
y las posiciones de los distintos grupos de izquierda. Síntesis
de estos datos de inteligencia se pasan a Díaz Ordaz y Echeverría
para uso de las fuerzas de seguridad.
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