México D.F. Domingo 18 de julio de 2004
Más de la mitad de los menores de 45 años, afectados por el mal, indica
En el país, grave aumento de casos de hipertensión, revela especialista
ANGELES CRUZ ENVIADA
San Juan del Rio, Qro. 17 de julio. Más de la mitad de los mexicanos menores de 45 años de edad padece hipertensión arterial, lo que constituye un problema de salud pública. En Chiapas y Oaxaca, por ejemplo, una de cada cuatro personas tiene la enfermedad.
Carlos Fernández Barros, integrante de las sociedades mexicanas de Cardiología y de Hipertensión Arterial, aseguró que el descontrol en los niveles de presión en sangre es factor de riesgo para el desarrollo de otros 39 padecimientos en el sistema cerebrovascular, los riñones y el corazón. Todos se pueden prevenir, pero por falta de un diagnóstico y tratamiento oportunos, en la actualidad la mayoría de los pacientes ven deteriorado su estado de salud, e inclusive llegan a morir.
Al participar en el foro de actualización en enfermedades cardiovasculares, el especialista advirtió sobre el acelerado incremento en la prevalencia del mal en México. Entre 1993 y el año 2000, el número de afectados en la población general aumentó 15 por ciento, al pasar de 26.6 por ciento el promedio nacional a 30.5 por ciento. Los aumentos más significativos se reportaron en el norte de la República y el Distrito Federal, donde la frecuencia de la enfermedad subió de 27.9 por ciento a 32.7; y de 23.8 a 27.4 por ciento, respectivamente.
La zona centro pasó de 26.9 a 30.7 por ciento, y sólo en la zona sur del país la tendencia se mantuvo estable, al situarse de 27.8 en 28 por ciento.
Al desglosar la información por sexo, resulta que entre los 20 y 69 años de edad, 34.2 por ciento de los hombres y 26.3 por ciento de las mujeres tienen hipertensión arterial. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud 2000, en ese año había en el país 14 millones 956 mil 281 mexicanos con esa enfermedad.
Fernández Barros resaltó la alta incidencia que se registra en las edades productivas, por debajo de los 45 años de edad. En este sector, dijo, más de la mitad de los hombres y la mitad de las mujeres tiene la misma afección. Conforme avanza la edad también lo hace la incidencia del mal.
Aunque el promedio nacional de hipertensión en el país es de 30 por ciento, resalta lo que ocurre en entidades como Baja California, donde 35 por ciento de sus habitantes son hipertensos. En Baja California Sur, Sonora, Jalisco, Zacatecas, Sinaloa, Coahuila, Nayarit, Aguascalientes y Nuevo León, la prevalencia del mal es de 34 a 34.9 por ciento.
En el otro extremo se encuentran los estados del sur, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Morelos y Puebla, en los que de 22 a 25.9 por ciento de las personas reportan el mismo problema.
Además de las 39 enfermedades que están estrechamente ligadas a la hipertensión arterial, Fernández Barros subrayó la relación directa que existe con la diabetes mellitus, la cual, desde 2000, es la primera causa de defunción en México, dejando en segundo lugar a los padecimientos cardiacos.
Del total de diabéticos (10.8 por ciento de la población general), 46.2 por ciento también son hipertensos, mientras que de todos los pacientes con hipertensión arterial, 16 por ciento también tienen alteraciones en los niveles de glucosa en sangre.
Por la falta de una atención médica especializada y oportuna, así como de tratamiento preventivo, dijo el cardiólogo, actualmente "los pacientes hipertensos se vuelven diabéticos en la cara de sus médicos".
Investigaciones realizadas en México han demostrado que 42 por ciento de los pacientes diabéticos desarrollan hipertensión arterial en los siete años posteriores, pero a los 15 años el porcentaje se eleva a 71 por ciento.
En tanto, de no atenderse correctamente, 12 por ciento de los hipertensos desarrollan diabetes en los siguientes siete años y 21 por ciento, a los 15 años.
Los mismos trabajos académicos realizados en 2002 dan cuenta de que entre los hipertensos sólo 43.6 de los enfermos sabían que tenían el mal, mientras que 56.5 por ciento lo desconocían. De quienes sí conocían su estado de salud, 47 por ciento estaban en tratamiento y el resto no seguía ninguna terapia.
No obstante, de los enfermos que tomaban medicamentos, sólo 23.9 por ciento tenía controlada su presión en sangre y 76.1 por ciento continuaba con dicha alteración. Es decir, explicó Fernández Barros, sólo una cuarta parte de los enfermos diagnosticados y tratados (588 personas) estaba logrando mantener un adecuado estado de salud.
El especialista destacó la necesidad de ampliar la información a la sociedad sobre esta problemática y de instrumentar las medidas necesarias para detectar y atender clínicamente a los enfermos. Para ello, explicó, se requiere de la aplicación de estudios clínicos específicos que permitan detectar la presencia del mal, y con ello evitar la aparición en el futuro de infartos al miocardio, accidentes cerebrovasculares (embolias, aneurismas), o insuficiencias renales, entre otros.
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