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SED DE INVERSIONES 26 de julio de 2004

Ana María Rosas Peña

La falta de reformas sectoriales puede acarrear a México un severo problema en materia de infraestructura que frene el desarrollo económico del país, advierte el Banco Mundial. Si bien el tema más candente de los últimos meses ha sido la reforma en el sector eléctrico y de Pemex, el organismo señala que existe otro gran pendiente, igual o más importante: el agua.

La escasez de agua no es exclusiva de México, puesto que afecta a diferentes regiones del mundo, pero el problema se agrava ante la sobrexplotación tanto de los recursos superficiales como subterráneos.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reporta que en México existen 600 mantos acuíferos, de los cuales 102 están sobrexplotados. La cifra resalta pues en estos mantos se concentra más de 50 por ciento del consumo nacional.

La sobrexplotación obedece en gran medida a los patrones de crecimiento que ha seguido el país. En las zonas norte, centro y noroeste se asienta 77 por ciento de la población, se genera 85 por ciento del producto interno bruto y sólo se tiene 32 por ciento de la disponibilidad nacional de agua.

Por añadidura, las sequías afectan principalmente a los estados del norte. En orden de severidad las entidades más afectadas por las sequías son: Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, Baja California, Sonora, Sinaloa y Zacatecas.

Desperdicio millonario

El mal uso es generalizado y, según la Conagua, en las zonas rurales se pierde 60 por ciento del líquido y en los centros urbanos 40 por ciento. Esto se debe principalmente al mal estado de tuberías, pero también al empleo inadecuado.

A decir de la Conagua, los industriales son quienes hacen más eficiente consumo del recurso, pues también son los que más derechos pagan por utilizarlo.

Conviene recordar que el artículo 27 constitucional establece que el agua es un bien de la nación y confiere al Ejecutivo administrarla. Por su parte, la Ley de Aguas Nacionales autoriza a la Conagua a otorgar las concesiones para utilizarla.

"Es decir, la nación otorga el derecho a un particular, industria u organismo operador para usar las aguas de propiedad nacional a cambio del pago de ese derecho", explica Alvaro Aldama Rodríguez, director del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).

Para el director del IMTA, la Conagua ha cometido un error: la sobreconcesión. Reconoce que "anteriormente no se contaba con datos confiables sobre el líquido disponible en el país, pero con los cambios en la norma oficial mexicana para el cálculo de disponibilidad tanto de aguas subterráneas como superficiales, se puede definir el grado de sobrexplotación de las cuencas y acuíferos del país".

Necesidades de inversión

Según la Conagua, en México 78 por ciento del fluido se destina al sector agropecuario, 13 por ciento al abasto público y 9 por ciento a la industria. El consumo en las zonas urbanas ha ido en aumento, pues hace algunos años representaba menos de 10 por ciento.

El uso urbano se concentra principalmente en el Distrito Federal y su zona conurbada. Según la CEPAL, en la capital del país se consume 4.7 por ciento del agua en América Latina.

Conagua prevé que en los próximos 25 años se requerirán en el país inversiones anuales por 17 mil millones de pesos para proyectos hídricos. De este monto unos 16 mil 355 millones serían para el sector urbano y se repartirían así: 5 mil 300 millones a procesos de agua potable; mil 400 millones a programas de alcantarillado; 2 mil 770 millones a programas de saneamiento; 5 mil millones a reposición de infraestructura; mil 500 al mejoramiento de la eficiencia del sistema y 385 millones a estudios y proyectos de reposición.

Costos

Y mientras el principal usuario es el sector agropecuario, seguido del consumo urbano y el industrial, el costo del agua se aplica precisamente de manera inversa: el sector agropecuario no paga derechos (cubren el costo que representa extraerla y transportarla); en las zonas urbanas se cobran derechos de 0.28 centavos el metro cúbico, en tanto que los industriales pagan 10 pesos por metro cúbico.

Se calcula que la recaudación promedio nacional ­por los organismos de gestión del agua­ es de 1.70 pesos el metro cúbico, mientras que el costo promedio nacional de dotar de agua potable y saneamiento (incluye recuperación de la inversión, operación y mantenimiento, reposición de infraestructura y tratamiento de aguas residuales) es de cinco pesos el metro cúbico. Esto genera un déficit de 3.30 pesos por metro cúbico.

En cuanto al sector industrial se pagan derechos especiales por la descarga de agua utilizada. En este momento les resulta más barato pagar el derecho por la descarga que tratar las aguas.

Analistas del sector opinan que se debe revisar la Ley Federal de Derechos a fin de evitar la contaminación de los mantos acuíferos. Actualmente sólo se trata 25 por ciento del agua descargada a los mantos. Se quiere llegar al final del sexenio a un saneamiento de 65 por ciento.

Freno al desarrollo

La escasez de agua se está convirtiendo en una limitante para el desarrollo económico y social de varias regiones del país. Por ejemplo, es sabido que la cuenca del valle de México es la región más deficitaria, pues depende en gran medida de la importación de cuencas vecinas, particularmente la del río Balsas y la del Lerma.

Jesús Campos López, subdirector técnico de la Conagua, explica que el déficit de la zona conurbada es de 890 millones de metros cúbicos al año, unos 30 metros cúbicos por segundo, ya que la demanda real es de 64 metros cúbicos por segundo. Desafortunadamente se tiene que extraer agua del acuífero, porque no hay recursos económicos para traerla de otras cuencas.

Para corregir la situación, recientemente se modificó la Ley de Aguas Nacionales. Los cambios buscan descentralizar la gestión. "Se trata de principios que han sido aceptados internacionalmente, por ejemplo que las decisiones se tomen localmente", expresa el director del IMTA.

La ley establece que los organismos operadores de agua potable y alcantarillado provean el servicio. Pero las tarifas que se cobran están fuertemente subsidiadas. "Es por eso que no hay posibilidad de que estos organismos puedan operar de manera sostenida a menos que las tarifas sean realistas en función de los costos", advierte Jaime Sainz Santamaría, investigador del Instituto Nacional de Ecología (INE).

Santamaría explica que en el INE están convencidos de que es necesario actualizar las tarifas para que realmente respondan a las necesidades de los organismos operadores, a fin de que éstos puedan proveer un servicio adecuado y tengan capacidad para modernizar la infraestructura mediante mayor inversión.

Precisa que en el medio urbano ya existe una acción muy importante para actualizar las tarifas y que respondan a las necesidades de los organismos. En el medio rural hay que seguir haciendo inversiones para tecnificar el riego. Tomar estas acciones, asegura, es la única forma de garantizar la sustentabilidad del sector §

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EL RIESGO DE LA COSTUMBRE

P4-5CamposJesús Campos López, subdirector técnico de la Comisión Nacional del Agua, estudió ingeniería civil con especialización en hidráulica y ha trabajado en el sector desde hace más de 25 años.

En México existen 12 millones de personas que carecen de agua potable. Paradójicamente, ellos tienen que pagarla a un precio mucho mayor que el resto de la población. Para el funcionario, resolver el asunto de la dotación de agua implica que cada quien pague el precio justo por lo que consume, lo que permitiría aumentar las inversiones en infraestructura.

Pregunta (P). ¿Cuánto se requiere invertir en el sector?

Respuesta (R). Anualmente habría que destinar 22 mil millones de pesos, pero estamos invirtiendo sólo 8 mil millones.

El diferencial entre la necesidad y lo que invertimos se refleja en que no se sustituye la infraestructura, y en que faltan nuevas fuentes de abastecimiento y nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales.

P. ¿Qué tan obsoleta es la infraestructura hidráulica?

R. En el valle de México hay infraestructura que existe desde el porfiriato. Con frecuencia escuchamos que existen fugas en cualquier calle del DF; esto muchas veces se debe a que es una tubería muy vieja que hay que sustituir. Pero si no tenemos recursos para hacerlo vamos a tener que acostumbrarnos.

P. Analistas del sector y el Banco Mundial mencionan la sobrexplotación de los mantos como otro punto débil, ¿qué opina?

R. Existen regiones en el norte del país donde la disponibilidad per cápita es muy baja. En el valle de México tenemos una concentración de 18 millones de personas en la zona conurbada con una disponibilidad de agua muy baja. Para cubrirla se tiene que importar de otras cuencas, Cutzamala y Lerma, por ahora. En la medida en que esta dependencia crezca tendremos que seguir importando de otras cuencas.

P. ¿Qué están haciendo en la Conagua al respecto?

R. Estamos promoviendo un uso más eficiente. Es decir, si hablamos de riego se busca regar lo mismo pero con menos agua, aplicando nuevas tecnologías, y si hablamos de agua potable se busca consumir lo necesario. Pero además tenemos que dar un valor económico al agua y aquí viene la historia de si el agua debe o no tener un precio para quien la consume.

P. ¿Y qué se responden?

R. El uso del agua tiene que ver con su captación, transporte y potabilización; lo que se está viendo aquí es cobrar por el costo de un servicio, que es el agua potable. En el país la recaudación de todos los organismos operadores es de 17 mil millones de pesos al año. Esto nos da una tarifa promedio de recaudación de 1.7 pesos por metro cúbico. Los estudios que tenemos nos indican que del metro cúbico promedio que recibe cualquier usuario, debería pagar aproximadamente cinco pesos.

P. ¿Quién absorbe la diferencia?

R. De alguna manera se refleja en la baja de la calidad en los servicios. Nos empezamos a acostumbrar a que en muchas ciudades ya no llega agua las 24 horas del día. Pero al no pagar por el servicio del agua lo pagamos de una manera indirecta. El usuario doméstico empieza a comprar tinacos, cisternas y agua embotellada. Al final paga más que si se normalizara el costo.

P. ¿Quién sufre más, el campo o las ciudad?

R. En la parte agrícola se está haciendo la tecnificación de los registros de riego para que con el mismo volumen de agua se pueda atender el crecimiento de la demanda de la agricultura, con tecnologías más apropiadas.

En la parte urbana tenemos que hablar necesariamente de cobrar el costo de los servicios, de lo contrario la gente no la cuida y lo peor es que los que menos tienen son los que más pagan.

P. ¿Cuál es papel que juega el sector privado?

R. Es un tema polémico. Siempre se habla de si es no conveniente o si le vamos a pagar una utilidad adicional, con lo cual se encarecerán los servicios. Yo pensaría que en la administración de los servicios puede ser igual de eficiente una empresa pública que una privada.

Yo no le pongo estrella, pero tampoco satanizo. Creo que el sector privado podría estar interesado en invertir, pero tiene que recuperar su inversión y una utilidad. Pero hoy lo que más nos cuesta es no tener la tecnología y los recursos con qué pagarle a alguien una utilidad por administrar bien los servicios.

P. ¿Por qué no se ha ampliado entonces su participación?

R. Yo soy de la opinión de invitarlo a que participe, pero con plena regulación. El sector privado vendrá a hacer negocios, pero se le va a regular y si llega el momento en que incumpla esa regulación se le anula el contrato.

P. Mientras tanto, ¿la sustentabilidad está en riesgo?

R. Pongo otra vez el ejemplo del valle México; tenemos que planear para que los usos del agua se den en función de la disponibilidad, o cobrar el costo marginal del agua. Para hacer sostenible una cuenca hidrológica tenemos que equilibrar usos con disponibilidad, yo no puedo consumir 100 y tener 50. Si quiero consumir los 100 tendré que pagar el costo que me significa traer los otros 50 § (AMRP)

Foto: Luis Humberto González

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