Marco Rascón

El pasado es futuro

Hacer justicia y conocer la verdad histórica es un reclamo al PRI, a esa formación política que gobernó el país durante 70 años y que ahora pretende regresar, haciendo de este sexenio foxista un pequeño paréntesis, de las prácticas de impunidad, autoritarismo y verdades impuestas.

La decisión del juez, más allá de las caracterizaciones jurídicas del delito, lo que buscó fue contradecir el veredicto histórico de que el gobierno de Luis Echeverría, en su papel de comandante supremo de las fuerzas armadas, dirigió y maquinó no sólo la masacre del 10 de junio, sino también la del 2 de octubre. Que con él se iniciaron en nombre y con beneplácito de la oligarquía empresarial, las prácticas de la desaparición forzada, la tortura y el asesinato de opositores progresistas y de izquierda al régimen. La decisión del sábado 24 de julio hace regresar al país al inicio y reaviva los elementos de ruptura e impide justamente toda posibilidad de reconciliación.

El abogado de Luis Echeverría y Mario Moya Palencia, Juan Velásquez, ha dado como argumento de descargo que justamente el papel de Echeverría impidió "que aquí hubiera golpes de Estado, como en otras partes de América Latina" e incluso que aquí "se dio asilo a los perseguidos de otros países", a manera de mostrar que ese gobierno fue progresista y que el Ejército Mexicano tuvo un papel institucional frente a la crisis política iniciada en 1968.

Con semejantes argumentos, dejados en el aire, se pueden establecer claramente los fundamentos y la razón de Estado para reprimir y perpetrar actos ilegales en nombre del estado de derecho. Frente a estos argumentos de la defensa, lo único que se demuestra es que el PRI y el priísmo no han cambiado un solo centímetro y que su retorno significaría no el juicio, sino la condecoración de los actuales indiciados a quienes se pensó que se podría juzgárseles por los crímenes del pasado.

Sobre los argumentos de Juan Velásquez, efectivamente en México no hubo golpe de Estado, porque los políticos tuvieron el mando militar y comprometieron tanto en 1968, en forma abierta, como en 1971, en forma oculta, al mismo Ejército en la represión. Los halcones fueron una creación presidencial a fin de no involucrar directamente al Ejército en la represión y la masacre, y por ello los halcones eran militares vestidos de civiles disparando contra la multitud, a diferencia del 2 de octubre.

Sobre la posición del gobierno de Echeverría de abrir el país al exilio chileno, argentino, uruguayo, brasileño y centroamericano, lo que efectivamente tuvo sus críticas del ultraderechismo empresarial y las falanges regiomontanas, norteñas y del naciente Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Echeverría dio como respuesta y ofrenda los desaparecidos y por ello entregó la Dirección Federal de Seguridad al Grupo Monterrey, para que mediante ella se efectuara, no la aplicación de la ley, sino la venganza.

Luego, en el gobierno de López Portillo, a esos mismos se les entregó la Procuraduría General de la República con Oscar Flores Sánchez, precursor del crimen político y el "mátalos en caliente", a fin de encubrir todos los actos violatorios durante la llamada guerra sucia.

La determinación del juez, dando por prescritos los delitos del 10 de junio, es un acto fallido de proteger la institución presidencial y nos da idea de cuán priíista sigue siendo el gobierno mexicano en manos de Fox.

Para ellos cada episodio es materia de negociación, pues ante el debilitamiento de las fuerzas democráticas y de izquierdas que fueron las víctimas principales de esos hechos, todos los caminos del PRI y el PAN conducen a la misma oligarquía y a los mismos protagonistas que hoy se han renovado bajo la idea de que son "oposición".

La decisión del sábado 24 de julio es mala noticia para el país, pues se demuestra que de nuevo hay que bregar contra una serpiente de varias cabezas que a veces se muerden entre ellas, pero que al final son el mismo monstruo.

Es mala noticia, pues establece que al no haber disposición para hacer justicia y cerrarse filas de nuevo en torno a la impunidad, no hay posibilidad de establecer un nuevo régimen y mucho menos pensar que estamos viviendo en democracia o que se puede hacer democracia junto con ellos.

Queda, pues, abierta en la agenda del país la ruptura de régimen, pues el foxismo significó solamente una extensión del anterior a fin de que el viejo régimen priísta lavara la cara de sus crímenes, y poner el país en el camino del neoliberalismo, la integración económica subordinada a Estados Unidos y la destrucción de las fuerzas productivas nacionales.

Llegar a la justicia pasa por conocer quiénes son los enemigos del pueblo mexicano. Pasa por establecer claramente quiénes son los obstáculos para una transformación democrática; la necesidad de un nuevo proyecto económico de largo plazo y con instituciones sin mancha al servicio de la legalidad y de vigilar la aplicación del derecho.

Durante estas semanas los mandos del Ejército y los personajes del viejo régimen se movieron a fin de continuar enlodando a las instituciones del país, asociando la determinación de unos cuantos con la esencia de esas instituciones. Por ello el país está nuevamente en sombras y no está amaneciendo, sino que oscurece.

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