México D.F. Martes 27 de julio de 2004
Cambiar esquemas que no dejan disfrutar el placer,
"mi preocupación social", dice
Ely Guerra define su nuevo disco como femenino, sensual
y atrevido
Sweet & sour, hot y spicy es el título
de la nueva producción de la cantautora "Es una metáfora
a la cocina, pero también expreso que soy una mujer salpicada de
muchas cosas"
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Su tercer disco, Lotofire, la mantuvo lejos de
los estudios de grabación durante cinco años, periodo en
el que se internacionalizó, adquirió mayores matices musicales
y descubrió en su propio mundo interior una gran complejidad creativa.
Hoy Ely Guerra regresa a la escena musical con un nuevo álbum llamado
Sweet & sour, hot y spicy (Dulce y amargo, picante y condimentado),
en el cual combina los sabores de la cocina con su sazón musical
y existencial.
La producción sale al mercado en dos presentaciones:
una sencilla con 12 temas y otra edición más elaborada, de
dos cidís con seis canciones cada uno, para coleccionistas.
Sweet & sour es un disco femenino, sugestivo y romántico;
el Hot y spicy es más eléctrico, apasionado, sensual
y atrevido. Ambos componen dos facetas de una misma compositora, de una
misma mujer.
Días antes de que viaje a Estados Unidos para iniciar
una extensa gira, sostuvo una entrevista con La Jornada en el extravagante
bar Gallery de la colonia Condesa. En medio de un espacio suspendido en
el tiempo, de paredes de colores, cortinas de tul, cojines de raso amarillo
y terciopelo violeta, se mimetiza en el lugar como si el decorado fuera
parte de su ecléctica personalidad. Cuenta que en esta gira compartirá
cartel con Control Machete, Maldita Vecindad, Café Tacvba y Líquits;
promoverán el voto para los próximos comicios presidenciales
entre los latinos estadunidenses porque "lo que ocurre allá, repercute
aquí y en el mundo".
Ely
Guerra es una persona muy expresiva y esta particularidad se vuelve patente
cuando habla de sus vivencias en las canchas de futbol junto a su padre,
el destacado futbolista y entrenador Alberto Guerra. Menciona que cuando
su equipo perdía en la casa había que respetar con silencio
el estado de desolación de su padre durante varios días,
revive las numerosas veces que lo animaba desde las gradas y suelta una
carcajada cuando se recuerda colándose en los vestidores de los
jugadores.
Vestida con chamarra y pantalones de mezclilla, playera
amarilla y una llamativa cabellera estilo afro, habla también de
su nuevo disco y de su vida, revelando el buen momento por el que atraviesa.
-¿Por qué esperar cinco años para
sacar este disco?
-El entusiasmo que despertóLotofire nos
dio esos cinco años de vida. Fue un disco que acumuló energía
y nos brindó la oportunidad de visitar países a los que nunca
habíamos ido, como Cuba, Argentina, Chile o Puerto Rico. Pero todo
lo que tuvo de especial, lo tuvo de agotador y no me permitía detenerme
a componer.
"Nunca he podido separar mi trabajo de mi espíritu"
-¿Qué cambios ha sufrido durante este tiempo
que se reflejen en el disco?
-Nunca he podido separar mi trabajo profesional de mi
espíritu, de mi labor como mujer y ser humano. Por medio de mis
producciones siempre he mostrado lo que soy, y este disco no es la excepción.
Cuando comencé a componerlo coincidió con el hecho de que
cumplí 30 años y mi mamá siempre me había dicho
que era la mejor edad para una mujer. El resultado es un disco completamente
femenino.
-Femenino y de una mujer muy enamorada.
-Es curioso, pero todo el mundo piensa que esas canciones
fueron escritas después de haber conocido a mi novio Gil (Gilberto
Cerezo, vocalista del grupo Kinky). Cuando compuse la gran parte del disco
estaba sin él y encuentro que es una especie de comunión
conmigo misma, un conjuro en el que invoco al amor. Y sí, al final
llegó el amor y canciones dedicadas al amor real.
-En el disco anterior había temas con cierta preocupación
social, ¿dónde queda en éste esa faceta?
-En el aspecto femenino del placer. En México nos
han hecho creer que el placer es algo que no merecemos. Los seres humanos
siempre estamos dispuestos al placer, lo deseamos y lo buscamos como algo
que nos pertenece. Pero -y lo digo con tristeza y preocupación-
el día que nos encontramos frente al placer no sabemos qué
hacer. Nos culpamos, nos castigamos, nos dispersamos y boicoteamos la oportunidad
de tener un encuentro placentero. A mí también me pasa eso,
por lo que, en estos momentos, estoy aprendiendo a asumir que antes que
nada o que nadie estoy yo. Esa es mi actual preocupación social:
intentar cambiar esos esquemas arraigados que no nos dejan disfrutar el
placer.
-Además de los placeres amorosos, en tu cotidianidad
está el placer culinario que reflejas en el título de tu
nuevo disco. ¿A qué se refieres, a los sabores de la música
o de la vida?
-A ambos. Es una metáfora de la cocina, pero también
es un juego en el que quiero transmitir que soy una mujer salpicada de
muchas cosas. Así como tengo sentido del humor, también tengo
mis momentos de insoportable. Por otro lado, cuando te metes en la cocina
y empiezas a hacer una receta, es una especie de alquimia. Lo mismo sucede
en el estudio, te metes a hacer una canción y necesitas ingredientes
para generarla. Llenar barrigas es como llenar el espíritu. En el
disco quise abarcar esas emociones que vivo y que, finalmente, sienten
todas las mujeres de mi edad.
-¿Cómo vive su edad?
-En nuestro país hay una tendencia a que cuando
cumples 30 sientes que te estás volviendo vieja y te deprimes. Pero
creo que hay que cambiar esa tónica porque he descubierto que, muy
en el fondo, las mujeres que se mantienen creativas, que se sienten seguras,
que están en un punto de ebullición, están en los
30. En esta edad existe una confrontación, un espejo frente a ti
y una constante educación contigo misma. Es un momento oportuno
para sentirte fuerte, para destacar en tu carrera, para estar en pareja...
-Y para divertirse...
-Exacto.
Mucha gente me mira y dice que me veo muy chamaca para 32 años y
creo que es por esta actitud. No siento que ya tenga que ir de medias y
tacón. Sino, todo lo contrario, es el momento para divertirse y
relajarse.
-¿Por qué incluir en este disco, por primera
vez, dos canciones en inglés?
-Mi disquera me propuso que tradujera canciones mías
y me asusté porque ese tipo de recursos no tiene qué ver
con mi proyecto. Entonces, en vez de cerrar totalmente las puertas, preferí
tomarlo como un reto y escribir de manera inédita en inglés.
Así hice Puerto Vallarta y Angelito heart.
-En el Hot y spicy hace hincapié sobre las
sensualidad de los besos, de la boca, ¿qué representa para
ti un beso?
-Soy una persona que necesita muchos besos y apapachos.
Encuentro que tocar, besar y transmitir físicamente cariño
es necesario. Voy por la vida dando abrazos y, a veces, hay gente que se
me asusta.
-A lo largo de su carrera ha jugado mucho con su imagen,
¿qué importancia tiene la imagen en su música?
-Esas transformaciones han respondido a cambios internos
y siempre han sido de una manera auténtica. Por ejemplo, cuando
estuve pelona fue porque atravesaba una etapa en la que necesitaba rebelarme,
decir cosas por medio de mi música. Ahora es otro momento, me siento
plena y me gusta disfrutar mi sensualidad. El pelo que traigo actualmente
es porque, cuando estuve en Puerto Rico, que es un país muy sexy,
vi desde el escenario a una muchacha que lo traía y decidí
hacérmelo. La textura de este cabello es muy interesante, despierta
otras cosas, es muy sexy.
-¿Qué es para usted ser sexy?
-Es algo que nos han vendido como una moda, como algo
estético, que depende de un cuerpo perfecto y de determinada medida
de brasiere. Para mí no es así. La sensualidad es algo implícito
que tenemos todos, que se manifiesta de diferentes maneras y que es alimentada
por la capacidad de imaginar y fantasear. A mí hay músicos
que, sin ser unos sex symbols, cuando se suben al escenario los
veo muy sensuales por su onda, por cómo tocan o por su seguridad
en el escenario. Ahora que fui al Festival Coachella sentí eso al
ver al guitarrista de LCD Sound System. Para mí ésos son
los momentos sensuales, no la sensualidad que muestran las revistas de
moda.
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