México D.F. Miércoles 11 de agosto de 2004
Calma general en Venezuela; los enfrentamientos,
hechos aislados: prensa opositora
Una diferencia pequeña, tan mala como la derrota,
dicen chavistas
Se ha derrumbado la imagen de que "somos una minoría",
asegura jefe del Comando Maisanta
Hugo Chávez ganará el referendo por diferencia
de entre 4 y 30 por ciento, anticipan encuestas
ARTURO CANO ENVIADO
Caracas, 10 de agosto. Los chavistas se resistieron
hasta el final a aceptar el referendo revocatorio, que este domingo decidirá
si el presidente Hugo Chávez permanece en el po-der. El Comando
Ayacucho, formado para enfrentar la convocatoria a la consulta, fracasó
en su in-tento de evitarlo. Los líderes de partidos y movimientos
que lo encabezaron pasaron a la banca y el mismo Chávez asumió
la conducción del Comando Maisanta, sobrenombre de uno de sus bisabuelos
que fue miliciano a principios del siglo anterior.
Al
frente del nuevo comando el presidente venezolano colocó a va-rios
personajes cuya única lealtad es con Chávez. El vocero y
coordinador internacional de Maisanta es Samuel Moncada, director de la
Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, amigo de un
hermano del mandatario y "el verdadero intelectual bolivariano", según
definen otros chavistas.
A sólo unos días de la consulta, Moncada
se ve feliz. La derrota que significó llegar al referendo es hoy
un asunto que lo tiene "muy agradecido". La campaña del referendo,
dice, le ha permitido al chavismo vencer la imagen, construida durante
tres años por medios y encuestadoras, "de que somos una minoría".
Con la ayu-da, claro, de los altísimos precios del petróleo
y del retomado control de Petróleos de Venezuela, que le ha permitido
al gobierno arrancar sus "misiones", programas sociales que son el eje
y motor de la campaña chavista.
Gracias a esos ingredientes, las encuestas anticipan una
victoria para el oficialismo, por diferencias de 4 hasta 30 por ciento.
En víspera del referendo, circulan en esta ciudad
otros estudios ya no divulgados por las encuestadoras: estiman una diferencia
de cinco a seis puntos, en favor de Chávez, en todo el país,
y de dos a tres en las zonas urbanas. Demasiado poco, dirán los
chavistas.
Un final cerrado, estima Sa-muel Moncada, sería
"casi tan malo como la derrota", porque po-dría agudizar el conflicto
y le daría nuevos aires a la confrontación. Por ello, subraya,
"nuestro objetivo no es ganar por poco, necesitamos una ventaja gigantesca".
Los ejércitos y el temor
Este domingo, poco más de 14 millones de venezolanos
podrán acudir a las urnas para responder esta pregunta: "¿Está
usted de acuerdo con dejar sin efecto el mandato popular otorgado me-diante
elecciones democráticas legítimas al ciudadano Hugo Ra-fael
Chávez Frías como presidente de la República Bolivariana
de Venezuela para el actual periodo presidencial?"
La preguntita, claro, también fue motivo de conflicto,
porque la oposición insistía en que incluyera la palabra
"revocatorio". Al fi-nal se quedó como está y los dos bandos
se lanzaron a armar sus ejércitos electorales.
La oposición, que consiguió 2.5 millones
de firmas para hacer posible el revocatorio, dice contar con un "voto duro"
de 4.3 millones de personas, que son las que alguna vez firmaron contra
Chávez (aunque ahora se sabe que al menos algunos miles de firmas
fueron inventadas).
"Ellos juntaron 2 millones y me-dio de firmas, pero necesitan
5 mi-llones para tumbarnos, porque esos son los votos que vamos a sacar".
¿Conseguirá la oposición ce-rrar
la distancia que marcan las encuestas? En las últimas semanas a
los opositores les ha dado por desarrollar la teoría de un "vo-to
oculto", fincado en el temor de los electores a las "amenazas" y "presiones"
del chavismo.
"¿Cuál temor? ¿En qué país
se insulta públicamente al presidente como sucede aquí? A
Chávez lo han llamado criminal, loco, narcotraficante, homosexual",
argumenta Moncada.
Un margen pequeño entre las opciones del Sí
y el No, simplemente ratificaría que Venezuela es un país
partido. Pero además abriría la puerta, dice, para que los
opositores no admitan su derrota.
Los ahorros de la oposición
"No volverán", dice la pinta bajo el puente. Los
radicales del chavismo todavía hacen pintas en cualquier pared que
se les ponga enfrente. Ni falta que hace, porque la propaganda del No -en
rojo y blanco- al menos triplica a la del colorido Sí.
Moncada también tiene una explicación para
esta diferencia. Dice que, convencidos de la de-rrota en el referendo,
muchos políticos de la oposición han preferido guardar su
dinero para gastarlo en las campañas que vendrán inmediatamente
después de la consulta popular. Pues si no bastara, Venezuela tiene
elecciones de gobernadores y alcaldes en no-viembre próximo (y los
opositores quieren mantener sus seis gubernaturas y 150 alcaldías).
Eso, sin considerar la eventualidad de que Chávez
perdiera. En ese caso, se convocaría a una elección en 30
días, para elegir a un mandatario interino que completaría
el periodo (enero de 2007).
Según Chávez, él mismo pue-de ir
de candidato, aunque hay una resolución pendiente del Tribunal Superior
de Justicia. Aquí se da por sentado que tal resolución permitiría
la candidatura del teniente coronel, pero que no se ha dado a conocer porque
equivaldría a aceptar la posible derrota del oficialismo.
De ganar Chávez, la oposición tendrá
que esperar las elecciones de diciembre de 2006, en las que el presidente
puede buscar la re-lección para el sexenio 2007-2013 (su única
relección posible, aunque todo el tiempo sus partidarios lanzan
la consigna de "Con Chávez hasta el 2021").
Rumores y guerra verbal
La oposición dice que sí. Los chavistas
que no. "¡Claro que sí!", dice una mujerona que se desabrocha
el pantalón, desde el anuncio espectacular en la autopista. "¡Carajo,
entiendan que no!", gri-ta la pared en el Parque Central.
Faltan cinco días para el referendo revocatorio
-ratificatorio, dicen los chavistas- y Caracas se baña de propaganda,
de rumores y de una guerra verbal interminable.
En La Candelaria ha habido enfrentamientos entre opositores
y chavistas, cuando los segundos desalojaron a los primeros que querían
instalar un toldo de campaña, para repartir propaganda y hacer proselitismo.
Pero en la ma-yor parte de los barrios se viven escenas inimaginables,
por ejemplo, en los tiempos del paro. Chavistas y antichavistas reparten
propaganda y aleccionan a los votantes en la plaza Chacaíto, sólo
separados por unos pasos.
Los golpes en La Candelaria y la denuncia de Jorge Rodríguez,
rector del Consejo Nacional Electoral, de un extraño incendio en
un edificio que él frecuenta, son hechos que causan dudas sobre
la posibilidad de una elección pacífica. La violencia el
domingo 15, dice Moncada, no será un arma chavista: "Somos los únicos
que podemos garantizar que no habrá violencia, porque tenemos organización,
unidad y un jefe que se llama Hugo Chávez".
Incluso los medios opositores reconocen que las campañas
han transcurrido en un ambiente de calma general, que los enfrentamientos
son hechos aislados. Pero en ellos algunos miran un anticipo de lo que
vendrá cuando se conozca si Hugo Chávez sigue siendo presidente
de Venezuela.
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