Teresa del Conde

Crónica de Oaxaca

En la capital de Oaxaca y derredores se suceden tantos acontecimientos artísticos como para que resulte imposible dar cuenta de todos durante una visita de tres días. El poder de convocatoria de Irma Palacios, vinculada en este caso al proyecto referido a la fábrica de papel fundada por Francisco Toledo, en San Agustín Etla, provocó la primera exposición ''formal" que se presenta en lo que ahora es la sala de exhibición de ese conjunto, una edificación porfiriana, reminiscente de los edificios fabriles franceses, que en el país tuvieron repercusión en construcciones como las de Loreto y Peña Pobre y en el poblado de San Rafael, estado de México, sede que fue de una famosísima fábrica. Ese tipo de arquitectura es por lo tanto emblemática de la manufactura de papel y en el caso que me ocupa el ''casco"está bien preservado, conserva todas sus características, sin ningún aditamento que lo adultere.

Con los operarios de la pequeña fábrica, Palacios confeccionó objetos exentos, es decir, esculturas en papel, además de relieves y altorrelieves, utilizando materiales orgánicos, como semillas estalladas, vainas, capullos de seda, y otras veces trabajando la pasta de papel con los dedos, tal que si fuera yeso. El conjunto prolonga en cierto modo la serie Escrituras, exhibida en Casa de la Primera Imprenta, dependencia de la Universidad Autónoma Metropolitana. Así, ella evidencia su gusto por manejar el papel como elemento protagónico. Todas las piezas se efectuaron in situ durante diversos periodos transcurridos en colaboración con esos operarios.

En el texto que acompañó la presentación de la exhibición, Fernando Gálvez de Aguinaga expresa que ''el pensamiento y la expresión táctil de estos trabajos se dirige también hacia la sensibilidad manual del espectador, vemos las obras con los ojos, pero las pensamos con elementos cognitivos que nos han sido proporcionados por nuestro tacto". Eso es muy cierto, la moción de tocar las piezas es fortísima, salvo que la mayoría se encuentran debidamente preservadas en sus ascéticas y elegantes cajas-marco protegidas con vidrio.

El límite entre lo artístico, lo que pertenece al campo del diseño y lo que concierne a lo intrínsecamente artesanal se eliminó en la mayoría de las piezas, excepto en las que son planas, mismas que aluden a partituras musicales, se diría que de procedencia oriental.

Varios artistas viajaron para acompañar a la pintora, a Francisco Toledo, auspiciador del proyecto y a los operarios. Entre los asistentes había tambien nuevos habitantes de San Agustín Etla. El grabador y pintor Mauricio Cervantes es reciente, jura estar viviendo allí en el paraíso terrenal, y su colega, el notable ceramista Adán Paredes, en cuyo taller Toledo realizó sus más recientes esculturas en cerámica (ahora exhibidas en la galería Quetzali, junto con piezas de la reciente exhibición en la Juan Martín) es ya figura señera allí, donde habita en una casa-taller, también de finales del siglo XIX. Próximamente presentará una exhibición en la galería de la Secretaría de Hacienda.

En el IAGO (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca) se presenta una exposición de Isidoro Ocampo (1910-1983), que durante décadas expuso en el Salón de la Plástica, donde se le rindió un homenaje al año de su muerte. Es uno de los más ''modernistas" integrantes del Taller de la Gráfica Popular, y hay ecos fauve en aquellos de sus grabados, que no aluden a la historias trasmisoras de mensaje social o político. Su nombre suena todavía en varios ámbitos, pero su obra necesitaría, creo yo, una revaloración, cuantimás que tanto el Museo Nacional de la Estampa, como el propio IAGO, poseen nutridas colecciones de sus piezas.

Los fotógrafos Yolanda Andrade y Antonio Turok exhiben en una de las galerías más prestigiadas del momento, Taller de luz, avituallada con todos los adelantos técnicos contemporáneos en pleno corredor central, muy cerca del Museo de Arte Contemporáneo, donde tiene lugar la ambiciosa y muy completa exhibición francesa en torno del bordado: Mestizaje, con participantes de varias latitudes. El mestizaje aludido no se refiere a combinaciones raciales, sino a la interpretación, por parte de expertos en el deshilado, la costura, el encaje , el bordado, la pasamanería, de diseños proporcionados por artistas atentos a estos quehaceres.

Sólo el mexicano Carlos Arias realizó él mismo sus piezas. Interesante como lo es esta exposición ''de curador", no deja de ser, más que nada, ''curiosa" y típica del intento de borrar límites entre disciplinas que suponen puntos de partida opuestos respecto de lo que denominamos, quizá arbitrariamente, ''creatividad". Pero de eso se trata, precisamente.