México D.F. Martes 17 de agosto de 2004
Más de 8 mil personas escenifican desde
hace 150 años la lucha entre moros y cristianos
En riesgo, Las morismas de Bracho por invasión
de su escenario natural
Los cofrades piden apoyo a las autoridades "de manera
urgente" para rescatar la tradición, que se realiza en cerros de
Zacatecas Comienza el último domingo de agosto y dura tres días
ARTURO CRUZ BARCENAS
El último domingo de agosto, dos bandos de más
de 4 mil combatientes cada uno se enfrentan tres días en encarnizada
lucha por defender su fe: los moros -guerreros de Lepanto y enemigos de
la religión católica- contra cristianos -históricamente,
el bien eterno-, en lo que popularmente se llama Las morismas de Bracho,
por la localidad donde se realiza desde hace más de 150 años.
Es una gran batalla teatral que está en riesgo de perderse ante
la eventual invasión de los cerros donde se efectúa, por
lo que los cofrades, máximos representantes de los actores-ciudadanos,
piden apoyo a las autoridades, "de manera urgente".
En
entrevista, hicieron un llamado al presidente Vicente Fox, al gobernador
del estado, Ricardo Monreal, y a quienes corresponda, para que se decrete
la expropiación de los terrenos, unas 25 hectáreas, "para
conservar la tradición", que se transmite de padres a hijos, y éstos
desde que "son de brazos".
Apenas este año, las autoridades zacatecanas de
cultura les han dado ayuda, para imprimir algunos carteles y trípticos,
pero antes, nada. Hay familias enteras que participan y los trajes se los
costean los jefes de cada casa, que pueden llegar a 2 mil pesos por cada
integrante. Actúan más de 8 mil personas.
Esteban Alvarado Delgado, presidente de la Cofradía
de Bracho; Pedro Martínez Delgado, tesorero de la Cofradía
de San Juan Bautista, y Ezequiel Gutiérrez, secretario de la misma,
en funciones desde hace un año (el periodo es de tres), expresaron
que su responsabilidad es "hacer que siga la fiesta. Empleamos la pólvora,
"que se usa desde que me acuerdo, y tengo 58 años".
Esteban Alvarado dijo que "antes daban el permiso más
fácil, pero ha habido explosiones y hemos tenido problemas. La autorización
l da la 11 Zona Militar. Ha habido accidentes y nos piden muchos
requisitos. Le damos unos cien o 200 gramos a cada cofrade para el trueno
-usan una especie de mosquetones-, por lo que necesitamos más de
una tonelada en cada ocasión".
El papeleo llega hasta la Defensa Nacional, que es la
instancia que finalmente otorga la autorización. "Con apoyo o sin
él, siempre hemos realizado nuestra fiesta, porque todo nos lo costeamos.
Antes de esta administración no nos habían ayudado. Los trámites
burocráticos han hecho que decidamos no perder tiempo."
Este año participarán 8 mil 500 personas.
Esteban participa como desvastador o barbón, es decir, del grupo
cristiano. "Los moros son los del bando de las guerras de Lepanto. Se visten
tipo francés, de camisa y boina. Los cristianos somos zapadores
y vamos abriendo brecha para los guerreros. Nuestro uniforme no se adapta
a la época, pero nuestros antepasados nos han dicho que respetemos
eso, porque si nos adaptamos a la época tendríamos que andar
en el mar".
Las morismas de Bracho se interrumpió unos
años, durante la etapa revolucionaria. Ezequiel Gutiérrez
es de "la Turquía, soy general de la Turquía, de los moros,
y soy contrario de ellos. Hay otro grupo, el de los cruzados, que es muy
diferente. Se trata de la lucha del bien contra el mal. Los cristianos
son los buenos".
Recuerdan a San Juan Bautista
Don Pedro participa desde que tenía 8 años.
"Muchos le entran nomás porque les gusta, pero la mayoría
porque venera a San Juan Bautista, que es honrado el 29 de agosto, que
es cuando se cree que fue su sacrificio, cuando lo decapitaron. Nosotros
recordamos el sacrificio."
-¿Es milagroso?
-¡Válgame!
-¿La mayoría de los participantes quieren
ser del bando de los buenos?
-No se crea. Esto nace de cora, de corazón.
Sí hay uno que otro que anda saltando de un grupo a otro, pero la
mayoría se estaciona en uno y lo defiende. Esto es un teatro, que
nos inculcaron nuestros padres. Somos actores del campo libre, de allá
en el cerro. Ahora estamos peleando contra los invasores de los terrenos
donde se realizan las morismas, que se remontan a 1821. Hay documentos
de todo eso.
"La cofradía se registró y pertenecía
a la Diócesis de Guadalajara. En general no se nos molesta, porque
en los alrededores no se vende ni cerveza. Sólo la cuestión
de la pólvora es problema.
"Ese día hay más de 15 mil personas en las
lomas. Parece que somos los organizadores de la fiesta masiva de mayor
número de participantes, en el mundo. Hay algo en Alicante, pero
no son tantos. Aquí se presentó un documental -en el 18 Festival
Cultural de Zacatecas 2004- para difundir esto un poco más.
"Queremos apoyo del gobierno y de las instancias culturales.
Que el propio gobierno no deje caer esta tradición. Esos terrenos
no son de nosotros, pero esta fiesta ha crecido. Cada persona gasta hasta
unos 2 mil pesos en su vestimenta. Lo lamentable es que muchos zacatecanos
no saben del significado de Las morismas. Menos los de afuera. El
papa Juan Pablo II supo de esto y quiso conocernos, pero no ha podido venir".
"No hemos caído en provocaciones"
-¿Puede desaparecer la fiesta de Bracho si no hay
apoyo?
-Sin apoyo no, pero sin los terrenos sí. No hemos
caído en el juego de los invasores, en sus provocaciones. Pedimos
que por ley no se pueda afectar esa área. Ya somos asociación
civil y podría destinarse el terreno para las morismas. La tradición
debe defenderse de esa supuesta modernidad. Ya se lo pedimos verbalmente
al gobernador Monreal, pero no ha habido nada; a nuestras autoridades se
lo hemos planteado por escrito.
"Esto lo defendemos nosotros, pero también lo harán
nuestros hijos. La tradición no vamos a dejar que se pierda. La
presión sigue; estamos en la mira. Ha habido campamentos de cartón
-invasores-, pero los sacamos. Necesitamos un decreto de inafectabilidad.
Ya no pedimos que nos apoyen con dinero, sino que se respete donde se hace
la fiesta, que para nosotros es familiar, como pueblo, como todo".
Otra queja, señaló Pedro Martínez,
el de mayor edad de los entrevistados, es que "vienen de varios lados y
no sabemos qué pasa con el material, con lo que filman o graban,
o fotografían. Ofrecen que nos mostrarán el material, pero
no regresan. Estamos tramitando nuestro registro. ¿Cómo está
eso de que vienen, toman fotos y luego se les tiene que pedir permiso para
que nos muestren las imágenes con nosotros? ¿Eso es justo?
Salen mis hijos, nosotros. Esa es otra forma de invasión: la de
quienes hacen negocio con nuestra fiesta sin nuestro permiso. ¿Cuándo
han ido a tramitar lo de la pólvora, por ejemplo?"
La batalla de Bracho, del bien contra el mal, de moros
contra cristianos, libra otra guerra: la de hacer que se les respete su
tradición y que no se usufructúe con ellos, con su imagen,
su realidad. Las morismas de Bracho comienzan el último domingo
de agosto y son "tres días de combate" que hay que ver, con toda
su fuerza popular, de sincretismo, de fe.
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