México D.F. Sábado 28 de agosto de 2004
A Paula Martín la emplazaron a pagar
$40 mil o irse del pueblo por tener esposo guerrerense
Las mujeres de El Tablón, Hidalgo, no pueden
casarse con fuereños
Regirse por usos y costumbres conduce a violar los derechos
humanos y la ley, señala abogado
CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL
Ixmiquilpan, Hgo., 27 de agosto. En El Tablón,
comunidad indígena de no más de 200 casas, ubicada en la
zona norte del estado, la más árida, las mujeres son únicamente
para los varones del pueblo. No se pueden casar con "un fuereño".
En el corazón territorial de la etnia hñahñu,
la mujer que se casa o "se junta" con un hombre de otra localidad es condenada
a pagar una multa. Paula Martín Martín deberá pagar
40 mil pesos si quiere que ella y su esposo, Miguel Angel de la Cruz, vivan
en El Tablón, por el hecho de que él es de Guerrero.
Paula
y Miguel se conocieron en 1987, cuando trabajaban en una planta ensambladora
de aparatos electrodomésticos en Tijuana, Baja California. Un año
después decidieron irse a Tennesse, en Estados Unidos, donde mantuvieron
su relación. El año pasado decidieron volver a El Tablón
para instalarse de manera definitiva, al lado de los padres de Paula.
Ya aquí, se toparon con que la autoridad comunal
convocó a la población a una asamblea para determinar el
monto que la pareja recién llegada debe pagar si quiere residir
aquí. El delegado de bienes comunales, Ezequiel Martín Martínez,
les informó que deben entregar 40 mil pesos como multa o serán
expulsados.
Angel de la Cruz, de 28 años de edad, originario
de la costa grande de Guerrero, se duele: "Esto me pasa por darle gusto
a la mujer, mejor me la hubiera llevado pa'mi tierra, donde hay montes,
ríos, mar... no que preferimos venir aquí, al cerro, donde
ni monte hay".
Por lo pronto, ha empezado a vender los borregos que compró
con los dólares que trajo "del otro lado" y ya suspendió
la construcción de su casa, en el lote que había adquirido
con anticipación por conducto de la familia de su esposa. Lo mejor
será "jalar pa' Guerrero, con mi mujer, ¡claro! Si ella me
quiere seguir, porque aquí las cosas pueden acabar muy mal.
"Yo dije a los jueces (comunales) que primero tendría
que preguntar en (la Comisión de) Derechos Humanos y en la presidencia
municipal, y si me dicen que debo pagar, pues lo hago, pero si no, ni un
quinto les doy".
-¿En qué aplican el dinero de las multas?
-se le preguntó
-Pa' las fiestas del pueblo, pa' las obras y lo que el
pueblo necesite. Así que, o pago o me voy. El problema es enfrentar
los usos y costumbres.
La práctica de multar a quienes desacatan lo que
aquí llaman "la ley del pueblo" está generando problemas
en la misma comunidad. Quienes no cumplen con las faenas comunitarias -no
importa que tengan algún problema familiar que se los impida- son
multados o encerrados tres días en la "cárcel".
José Crescencio García, otro habitantes
de El Tablón, platica su experiencia. El se fue a Estados Unidos,
como la mayoría de jóvenes y adultos de la localidad. Antes,
había sido electo subdelegado (en la estructura de gobierno por
usos y costumbres) para 2004. Llegó la hora de tomar posesión
y como no se presentó -tenía a una de sus hijas enferma en
Estados Unidos y no podía volver- fue condenado (en ausencia) a
pagar 80 mil pesos de multa. Cuando finalmente pudo volver explicó
su situación y le bajaron la multa a 10 mil pesos. Como se negó
a pagar, sus padres han sido objeto de agresiones físicas.
El abogado Nicolás Martín Mendoza, quien
ha presentado diversas denuncias penales por estos hechos, sostiene que
en esa comunidad, "como en muchas otras", en aras del cumplimiento de los
usos y costumbres de los pueblos indígenas "se violan derechos humanos
y la misma ley", porque para "la gente no hay más ley que la del
pueblo".
El Tablón es una de las comunidades indígenas
del Valle del Mezquital, que abarca 34 municipios, donde para algunas comunidades
los usos y costumbres son la única ley, porque tienen mucha desconfianza
hacia las autoridades judiciales. Este valle es el principal expulsor de
mano de obra hidalguense a Estados Unidos, con más de 230 mil personas
laborando, que regresan temporalmente a su tierra.
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