Las relaciones
peligrosas: colesterol y antirretrovirales
Por Dra. Gabriela Hernández
Existen ciertos medicamentos antirretrovirales
que tienen como efecto adverso el elevar los niveles de lípidos
en la sangre, principalmente el colesterol y los triglicéridos.
Se sabe que los medicamentos del grupo de inhibidores de la proteasa (indinavir,
ritonavir, saquinavir, nelfinavir, etcétera) son los principales
causantes de estas alteraciones metabólicas, pero actualmente se
encuentran en estudio otros medicamentos como el d4T, en los que también
se ha observado este efecto sobre el colesterol y los triglicéridos.
¿Qué significa que el colesterol y los
triglicéridos se encuentren elevados?
La elevación del colesterol y de los triglicéridos
en la sangre se llama hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia, respectivamente.
Los valores de referencia normales varían dependiendo el laboratorio
en el que se realice la prueba. En general, los parámetros lipídicos
son:
Categoría
Adecuado Admisible
Inadecuado
Colesterol LDL
<100 mg/dl 100-129 mg/dl >=160
mg/dl
Colesterol HDL
>40 mg/dl 35-45 mg/dl
<35 mg/dl
Colesterol total
<180 mg/dl <200 mg/dl
>=240 mg/dl
Triglicéridos (ayuno) <150
mg/dl 150-199 mg/dl >=200 mg/dl
El colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad)
mejor conocido como "colesterol malo", es el principal constituyente de
ateromas (porciones de colesterol que se desprenden de una placa mayor
generalmente de arterias importantes) en la sangre y por lo tanto una elevación
de éste incrementa el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares.
El colesterol HDL (lipoproteínas de alta densidad)
es mejor conocido como "colesterol bueno" o "protector" porque sus niveles
elevados disminuyen el colesterol malo.
Afortunada o desafortunadamente, la elevación de
triglicéridos y colesterol en la sangre no presenta ningún
síntoma en el paciente, es decir, la persona por lo regular no siente
ningún malestar físico ni reporta algo que indique niveles
elevados de colesterol y/o triglicéridos. La determinación
de éstos solo se puede saber por medio de pruebas de laboratorio
(perfil de lípidos). El hecho de que no existan síntomas
de estas alteraciones metabólicas no significa que no causen daño
en el organismo; por ejemplo, los constantes niveles elevados de triglicéridos
dañan el páncreas por lo que en una situación extrema
el paciente puede llegar a presentar una pancreatitis, lo que puede ser
fatal. Los constantes niveles elevados de colesterol en la sangre y el
elevado consumo de alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol, producen
ateroesclerosis y ateromas. La ateroesclerosis es un proceso de engrosamiento
y reducción de la luz de ciertas venas y arterias ocasionado por
la acumulación de lípidos (principalmente colesterol), lo
que impide el adecuado paso de la sangre a todo el organismo (principalmente
al corazón).
Es importante considerar que un nivel de 200 mg/dl tanto
de colesterol como de triglicéridos ya se consideran elevados y
se pueden disminuir solamente con cambios en la dieta y con incremento
de la actividad física. Cuando se presentan niveles más altos
(500 mg/dl) es necesario llevar una terapia dietética y medicamentosa
al mismo tiempo (estatinas para colesterol y fibratos para triglicéridos).
Se recomienda realizar periódicamente (cada 3 meses)
un perfil de lípidos completo una vez que se haya iniciado el tratamiento
antirretroviral acompañado de una dieta especial. Es importante
identificar si las alteraciones metabólicas que se presenten se
deben al tratamiento antirretroviral o a la dieta del paciente.
Alimentos que elevan los triglicéridos
Azúcar y derivados: azúcar de mesa, ates,
mermeladas, cajeta, miel, chocolates, refrescos, caramelos, gelatinas,
jugos embotellados, helados, paletas de hielo, malvaviscos entre otros.
Carbohidratos en exceso: tortillas, pan, pastas, elote,
etcétera.
Alimentos que elevan el colesterol
Alimentos de origen animal: carne de res, carne de puerco,
embutidos (salchichas, tocino, chorizo, jamón, salami), paté,
mantequilla, leche entera, quesos con alto contenido de grasa (manchego,
gouda, amarillo, mozzarella), aceite de coco, crema, vísceras (sesos,
riñones, médula, etcétera), mariscos.
Nutrióloga del Instituto Nacional de Enfermedades
Respiratorias. |