México D.F. Sábado 4 de septiembre de 2004
Instan a fortalecer la solidaridad con trabajadores en EU
Urge una política de Estado en defensa de migrantes: investigador del Colmex
A pesar de que cerca de 20 por ciento de la fuerza laboral del país se encuentra en Estados Unidos y 10 por ciento de la población vive fuera de nuestras fronteras, México carece de una política de Estado para atender el fenómeno migratorio y garantizar que se respeten los derechos laborales de los migrantes, aseguró Gustavo Verduzco, director del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex).
Especialista en el análisis del fenómeno migratorio, agregó que la integración no reconocida entre ambos países "fortalece una relación de explotación que beneficia los intereses de Estados Unidos y lesiona los derechos laborales de los trabajadores migrantes, a pesar de que se han convertido en una fuente de ingresos sustancial para el país".
Luego de participar en la presentación del libro La solidaridad con los migrantes en la vida y en la Biblia, del biblista y teólogo jesuita Javier Saravia, el investigador del Colmex señaló que es "evidente" la dependencia de Estados Unidos hacia la mano de obra indocumentada, al mismo tiempo que las remesas de los migrantes ocupan un lugar preponderante en los recursos que ingresan al país, "lo que no se traduce en un fortalecimiento de las relaciones laborales equitativas en las que ambos países obtengan un beneficio de largo plazo".
Destacó que a diferencia de las políticas migratorias y laborales de la Comunidad Europea, "donde se atendió la necesidad de impulsar el desarrollo industrial de todos los países que integran la comunidad, en Estados Unidos no existe el menor interés por impulsar un verdadero desarrollo económico en México, y con ello frenar la migración, pues necesitan el trabajo de los indocumentados para fortalecer su economía y controlar un mercado de consumidores cautivos".
Javier Saravia, defensor y promotor de los derechos humanos de los migrantes, señaló que la falta de atención a las demandas de millones de mexicanos y centroamericanos que emigran a Estados Unidos para conseguir empleo "agrava las condiciones de vulnerabilidad tanto de la población indocumentada como de las familias que dependen de las remesas, pues no sólo se violentan sus derechos laborales, sino humanos, incluso bajo el riesgo de perder la vida".
En un llamado a fortalecer los lazos de solidaridad con los migrantes, reconoció que tanto la sociedad civil como la Iglesia católica deben incrementar esfuerzos para garantizar "un verdadero apoyo solidario para quienes arriesgan su vida y generan un beneficio económico al país". LAURA POY SOLANO
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