México D.F. Domingo 5 de septiembre de 2004
Transfieren los costos a México y eluden
las rigurosas leyes ambientales de EU
Trasnacionales controlarán el mercado del gas
de California y zona fronteriza
Washington identifica esas plantas de alto riesgo y
como posibles blancos del terrorismo
ISRAEL RODRIGUEZ
Los objetivos de las petroleras trasnacionales Sempra,
Shell, Chevron-Texaco y Conoco Phillips, entre otras, para establecer plantas
de regasificación en Baja California son claros: evitar leyes ambientales
estrictas, reducir gastos en la protección de buques de gas natural
licuado, eludir la oposición estadunidense al desarrollo de las
plantas en las costas de California y obtener el control del mercado de
esta área estratégica.
Con
la construcción de las terminales al norte de México, las
corporaciones petroleras y el gobierno federal fomentan una clara transferencia
de riesgos al país, en momentos en que Estados Unidos ha identificado
a las plantas de gas natural licuado y a los buques como instalaciones
de alto riesgo y, después de los atentados del 11 de septiembre
de 2001, como posibles blancos de atentados terroristas.
Lo anterior se advierte en el más reciente estudio
de Greenpeace de San Francisco, California, titulado Gas natural licuado:
el fin de la independencia energética, en el que alerta que
crear en México la infraestructura sugerida para el gas natural
licuado aumentará la dependencia de combustibles fósiles
importados y abrirá el mercado mexicano de energía a la explotación
a las corporaciones multinacionales.
El primer paso ya se ha dado y este viernes la Comisión
Estatal de Servicios Públicos (PUC, por sus siglas en inglés)
de California autorizó que gas natural líquido proveniente
de México circule por gasoductos californianos para su consumo en
la costa oeste estadunidense.
El amplio informe, elaborado por John Coequyt, Katie Albrech,
Kristin Casper y Arturo Moreno, de Greenpeace, con la colaboración
de Bill Powers, copresidente del Grupo de Trabajo de Termoeléctricas
Fronterizas, destaca que hasta hace poco el gas natural licuado no aparecía
entre las prioridades energéticas de México.
De hecho, esos proyectos no figuraban en la Prospectiva
Energética 2001-2006 ni en el Plan Nacional de Desarrollo. "Repentinamente,
gobiernos estatales y el gobierno federal han cedido ante la presión
de las corporaciones multinacionales de construir cinco terminales en territorio
mexicano".
Estas empresas han propuesto sitios al norte de México,
como Baja California, Tamaulipas y Sonora, e incluso Michoacán,
para construir plantas de gas natural. La versión oficial sostiene
que estos proyectos atenderán las necesidades energéticas
del norte de México; sin embargo, para justificarlos ha sobrestimado
la demanda de energía en la región y se pretende ocultar
que el principal objetivo es abastecer al mercado estadunidense.
Shell International Gas Limted y Sempra Energy LNG Corp
han propuesto en conjunto una terminal receptora de GNL en Baja California.
La localización propuesta para la terminal es Costa Azul, a 23 kilómetros
al noroeste de la ciudad de Ensenada.
Por su parte, Chevron-Texaco propuso una terminal de regasificación
que usará tecnología industrial con base en gas y petróleo.
Pretende instalarla a 13 kilómetros fuera de la costa de Tijuana,
apenas 600 metros al este de las islas Coronado.
Un análisis del uso de gas natural en Baja California
muestra que la demanda no corresponde al suministro del combustible propuesto
en los proyectos de plantas regasificadoras y que esa entidad apenas podría
aprovechar una ínfima fracción del gas natural que suministrarían:
menos de uno por ciento en 2007.
Por otro lado, este tipo de proyectos inhibirían
iniciativas para generar electricidad con energías renovables. Por
ejemplo, existen proyectos de energía solar térmica que podrían
construirse en el noroeste del país, además una empresa (Fuerza
Eólica) tiene planeado construir en Baja California un campo eólico
que produzca 340 megavatios.
Esta energía, combinada con la adaptación
de las instalaciones de Cerro Prieto, produciría suficiente energía
para prescindir de la planta de la Comisión Federal de Electricidad
(CFE) en Rosarito, la cual quema gas y petróleo en forma deficiente.
|