Armando Labra M.

Fin de fiesta

Pocas impresiones más dramáticas que el rostro desencajado del presidente Fox al escuchar la prolongada, pero significativa perorata del diputado Beltrones. Era la faz presidencial la imagen de la desolación, de un franco y triste evidente fin de fiesta.

Así se corroboraba el llamado desesperado a la "tregua". La fiesta terminó y quizás por ello es que Fox concluye que lo mejor está por venir. Sin duda el 1Ɔ de septiembre la nación contempló una muestra de lo peor.

Vendrán más desaguisados a consecuencia del mensaje presidencial porque en las comparecencias de los secretarios saldrán a flote no sólo las afirmaciones descontextualizadas y por tanto falsas del Presidente, sino las incongruencias entre su mensaje y las cifras de su propio informe, ese grueso legajo que entregó a los diputados el miércoles 1Ɔ de septiembre.

Una rápida lectura permite constatar que no coincide lo que dijo Fox en su mensaje con lo publicado en su propio informe en materia de empleos generados (281 mil, se dijo; 269 mil se publica, aunque en ambos casos la cifra es mediocre); en materia de deuda externa (disminuyó, se dijo; creció en 0.4 por ciento del PIB, se publica); en cuanto a exportaciones (crecieron en 13.4 por ciento durante el primer semestre, se dijo, pero el informe publica 12.9 por ciento). No se habla de importaciones, las cuales crecieron 1.5 por ciento más que las exportaciones, por cierto. El gasto público en ciencia y tecnología se duplicó, se dijo, cuando los documentos muestran que el presupuesto asignado decrece 4.6 por ciento respecto a 2003 y 3 por ciento comparado con 2000.

Y bueno, pronosticar y avalar el desempeño de la economía en las cifras de un trimestre y un mes es una aventura que sólo los tecnócratas neoliberales más exquisitos osan arriesgar. Es verdad que la economía muestra signos positivos, pero, como todos sabemos, están basados en el rebote de la recuperación estadunidense, no en esfuerzo nacional alguno.

Para que una economía crezca se requieren inversiones que aumenten la producción y el empleo y no las ha habido. Las inversiones extranjeras directas registradas este año han repuntado, pero no agregan nada a la producción ni al empleo. Las más importantes son la adquisición de 42 por ciento de Bancomer por el Banco Bilboa Vizcaya Argentaria, por 3.8 miles de millones de dólares, y la compra de Apasco por la empresa suiza Holcim, que desembolsó 750 mil dólares.

El mismísimo gobernador del Banco de México afirmó la semana pasada que la inversión y el empleo se ubican a niveles inferiores a los de hace cuatro años. En tal contexto, que la inflación y las tasas de interés sean bajas, como se afirmó orgullosamente el día primero, carece de relevancia.

De otra parte es difícil creer que "lo mejor está por venir" cuando la economía de Estados Unidos, que es el único motor de la nuestra, está perdiendo dinamismo (de crecer 4.5 por ciento en 2004 lo hará cuando mucho en 3.5 por ciento el año entrante. Ya desde éste bajó la tasa de crecimiento trimestral anualizada a 3 por ciento), coincidiendo con 2005, año que será particularmente complicado para la política y la economía en nuestro país.

Mucho faltó en el mensaje presidencial. Estuvieron ausentes temas tan importantes y variados como la educación superior, el proceso de paz en Chiapas, la compleja relación con Estados Unidos, incluyendo las balas de goma y pimienta, los casos de corrupción cercana al Presidente y su familia, como el de la Lotería Nacional, en fin, temas que siguen siendo interrogantes para la sociedad.

ƑTregua o pacto? Faltó aterrizar. Una tregua simplemente busca congelar las acciones, no significa ni el fin del conflicto ni negociaciones, simplemente: engarróteseme ahí. En nuestro caso se aprecia como un llamado presidencial más cercano a la desesperación que al afán de resolver. Pactar sería más pertinente. Pactar implica negociar, hacer política, poner el interés general por encima de lo demás. Sin duda a todos los actores políticos del conflicto campal que vivimos les viene bien, aunque sea una tregua, pero es imperativo ver más allá y no sólo refugiarse en la esquina para poder respirar.

La palabra más reiterada en la tarde del día primero fue "democracia" en todas su variantes. Quizás con la intención de usarla como parapeto y advertencia de lo que está en riesgo, la democracia -así, sin adjetivos ni contenidos- fue enarbolada una y otra vez como bien preciado, sagrado, casi religiosamente. Está bien, pero no basta. ƑCómo resguardar el precario avance democrático de cara a la retrocracia que nos envuelve, a ese incesante ir hacia atrás que se hizo patente en las arrabaleras actitudes de algunos diputados, lo mismo que en los procesos electorales recientes, en la impunidad de amigos y parientes de Los Pinos. De la democracia se puede hablar cuando se le ejerce, no sólo cuando se le reza.

Como sea, el 1Ɔ de septiembre nos deja una lección que es necesario asumir constructivamente: hay que elevar la mira, ver al país más allá del bosque y encaminar soluciones políticas y económicas para el bienio que sigue de manera que el vacío actual no crezca y el fin de fiesta no lastre los esfuerzos colectivos del presente y el porvenir.