México D.F. Lunes 6 de septiembre de 2004
En algunas localidades el monto del dinero enviado
rebasa al gasto federal asignado
Las remesas, factor de sobrevivencia y desarrollo en
diveras regiones del país
JUAN BALBOA
Las remesas de los mexicanos en Estados Unidos -este año
se aproximarán a 15 mil millones de dólares- se han convertido
en el factor de sobrevivencia de por lo menos un millón de familias
mexicanas y, en algunas regiones de 12 entidades, es la inversión
que ha sustituido al gasto federal en los cuatro años del gobierno
del presidente Vicente Fox.
Los dólares de los migrantes satisfacen, principalmente,
las necesidades básicas de comida, vestido y vivienda, pero también
subsidian la agricultura o son un aliciente para la salud y la educación
de algunas regiones del país.
La magnitud de las remesas provoca que Guanajuato, uno
de los estados con tradición de enviar migrantes a Estados Unidos,
reciba cada año sumas considerablemente mayores -este año
serán mil 500 millones de dólares- a las canalizadas por
el gobierno federal, en ocasiones hasta 14 veces el nivel de gasto en materia
social.
En Chiapas, otra de las entidades que se sumaron a la
lista de expulsores de migrantes y receptores de remesas, el monto que
se recibirá el presente año -se calcula en 500 millones de
dólares- por envíos de migrantes será igual al valor
de la producción completa de maíz -el principal generador
de valor en la entidad-, frijol, plátano y mango. Los dólares
de los migrantes chiapanecos se están convirtiendo, en la administración
de Vicente Fox y del gobernador Pablo Salazar, en el principal impulsor
de la economía de la entidad.
"Motor de desarrollo"
Las remesas colectivas que son enviadas por los clubes
de migrantes, principalmente de Zacatecas, Jalisco, Michoacán, Guanajuato
y Oaxaca, son un motor indirecto de desarrollo económico regional
y funcionan como un sustituto de los programas del Estado, primordialmente
en la inversión en obras en sus comunidades de origen.
Un trabajo de los investigadores del Colegio de la Frontera
Norte (Colef) Rodolfo Corona y Jorge Santibáñez destaca que
el fenómeno migratorio y las remesas constituyen aspectos generalizados
en la vida del país, pues, aseguran, involucran a uno de cada cinco
hogares mexicanos.
"En algunas regiones se eleva esa proporción, como
las áreas rurales de nueve entidades del centro-occidente de la
República, donde de cada dos hogares uno está relacionado
con el vecino país del norte por recibir dólares, pues entre
sus miembros hay al menos alguno que trabaja en Estados Unidos, y porque
de este núcleo salió alguna persona para radicar en territorio
estadunidense", señalan en su estudio Rodolfo Corona y Jorge Santibáñez,
este último también director del Colegio de la Frontera Norte.
Para Germán Zárate, investigador del Colef
y de la Universidad Estatal de Nueva York en Cortland, las remesas tienen
un impacto profundo sobre la pobreza, la distribución del ingreso
y el desarrollo económico de las zonas rurales. Asegura que la mayoría
de los migrantes envía dinero una vez al mes o más, y las
remesas por persona tienden a ser de 250 a 300 dólares mensuales
en promedio.
Precisa que 78 por ciento emplea una compañía
de transferencia de dinero, y desde hace poco casi la mitad (47 por ciento)
tiene matrícula consular para realizar transacciones financieras.
En su estudio sobre consumo y remesas, Zárate hace
notar que si bien el número de hogares que recibieron envíos
de dinero aumentó moderadamente entre 1989 y 1994, hubo un ascenso
marcado entre 1994 y 1996, y el número absoluto de hogares que recibieron
remesas se incrementó en menos de 3 por ciento entre 1989 y 1994,
pero esa cifra, según el estudioso, aumentó en casi dos tercios
en 1996.
"En términos relativos, el porcentaje de hogares
mexicanos que recibieron remesas claramente aumentó en 1996, especialmente
en áreas de baja densidad (zonas rurales). Ya para 1996, 3.8 por
ciento de los hogares que estaban ubicados en zonas urbanas recibían
remesas, mientras que 10 por ciento de los hogares en zonas rurales las
recibían", apunta.
En su más reciente estudio sobre el índice
de integridad migratoria, el Consejo Nacional de Población (Conapo)
confirma que México sigue ocupando la primera posición en
el continente y el cuarto lugar a escala mundial (después de India,
Grecia e Israel) entre las naciones que reciben mayores transferencias
netas de remesas familiares.
Reconoce que el monto de las remesas equivale a cuatro
veces las exportaciones agrícolas del país, supera los ingresos
por turismo y representa alrededor de dos terceras partes de sus exportaciones
de petróleo.
En 2003, el Banco de México registró 13
mil 250 millones de dólares de divisas enviadas al país por
conducto de remesas. Para el primer semestre de 2004, la institución
confirmó el ingreso por concepto de remesas familiares de 7 mil
878 millones de dólares, cifra superior en 25.9 por ciento a la
registrada en el mismo periodo de 2003, lo cual equivale a 2.4 por ciento
del producto interno bruto (PIB) y a la mitad del valor generado por la
producción del sector agropecuario.
Zárate considera que el universo de migrantes y
remesas es complicado, pues existen muchos hogares con migrantes y sin
remesas, y otros sin migrantes, pero con remesas. "De hecho, la mayoría
de hogares con migrantes no recibe remesas", explica, y estima que alrededor
de más de un millón de hogares mexicanos reciben remesas,
lo que equivaldría a 6 por ciento.
Expone que existe un nuevo mapa de los lugares de Estados
Unidos de donde provienen estas remesas, aunque precisa que California
sigue siendo todavía el estado con el mayor monto de envío.
Virginia, Carolina del Norte y Georgia se han incorporado a la geografía
de las remesas que envían los migrantes mexicanos, y los envíos
fluctúan entre 350 millones y mil millones de dólares.
Del lado mexicano, Zárate identifica dos nuevos
estados (Oaxaca y Veracruz) que reciben remesas. Según datos de
2001 de la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (Cepal), Guanajuato recibía la mayor parte (13.7 por
ciento del flujo total o 900.4 millones), le seguía Jalisco (11.4
por ciento), Michoacán (11.2 por ciento), San Luis Potosí
(5.8 por ciento), Zacatecas (4.5 por ciento) y el Distrito Federal (4.5
por ciento).
El mapa de receptores de remesas en los estados mexicanos
ha cambiado drásticamente en los pasados tres años. Chiapas
pasó de ocupar el lugar número 27 entre las entidades que
recibían remesas en 2000 a la posición 11 en el primer semestre
de 2004, por arriba de entidades tradicionales de emigrantes, como Zacatecas.
En 2004 Michoacán ocupa, según los datos
oficiales del primer semestre, el primer lugar en recibir remesas de migrantes
mexicanos, con mil 85 millones de dólares, seguido por Guanajuato
(743 millones), Jalisco (686), estado de México (634), Distrito
Federal (456), Puebla (454), Veracruz (438), Guerrero (401), Oaxaca (373),
Hidalgo (287) y Chiapas (229 millones de dólares).
El investigador precisa que en cada estado la distribución
de remesas a escala municipal está concentrada en unas pocas localidades
que reciben la mayoría, y destaca también que las remesas
tienen multiplicadores económicos que estimulan el crecimiento.
En su trabajo sobre el análisis de multiplicadores,
Zárate asegura que para una economía como la mexicana, "encontramos
que una entrada de 100 dólares de remesas aumenta la producción
entre 214 y 148 dólares de Estados Unidos, los ingresos de los hogares
aumentan entre 196 y 160 dólares, dependiendo de los supuestos que
se hagan.
"Por último, encontramos que en el escenario más
optimista, cada entrada de remesas con valor de 4 mil 431 dólares
podría crear potencialmente un empleo, principalmente en los sectores
agrícola y de servicios, con un número significativo de fuentes
de trabajo en los sectores de alimentos procesados y de textiles de esa
economía", explica. El investigador propone que con estos parámetros
se pueden aplicar políticas de apoyo a las remesas, para encaminarlas
hacia los sectores y hogares donde mayor beneficio puedan rendir para el
resto de la sociedad.
No tiene duda de que las ciudades o poblados medianos
y más dinámicos son los que atraen la demanda adicional;
por tanto, precisa, los beneficios son más claros en los pueblos
aledaños y no en los que directamente reciben remesas, "de allí
la frustración al no ver los impactos directos de las remesas, pero
dentro de una perspectiva regional están muy presentes".
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