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México D.F. Domingo 12 de septiembre de 2004
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
De Chechenia a Indonesia: el "terrorismo geopolítico"
Afirman que Al Qaeda opera en 50 países
Tras la Convención Republicana, Kerry recupera terreno
LAS CONSECUENCIAS DEL hito histórico del 11 de septiembre lo consagran como un genuino "terrorismo geoestratégico", que transformó la doctrina de guerra de Estados Unidos hacia el unilateralismo bushiano de permanente "guerra preventiva", frente a un enemigo cada vez más fantasmagórico, que ha sido atribuido a "Al Qaeda" en la geografía islámica, que va desde Marruecos, pasa por la tríada del Medio Oriente-Cáucaso-Asia Central, hasta Indonesia. Pese a las apariencias -abultadas por los omnipotentes multimedia anglosajones, la pieza fundamental de la panoplia de la "guerra preventiva"-, Osama Bin Laden, anterior aliado de la familia Bush, carece sólo de la capacidad manifiesta para operar a escala global desde una cueva de Jalalabad. En forma extraña, Pravda da cabida a un artículo desestabilizador del estadunidense Joseph John Hrevnack "Al Qaeda no existe y nunca ha existido" (19 de agosto): "Se trata de un enemigo manufacturado que ha sido creado por la administración Bush como justificación para librar una guerra por el control de los recursos mundiales de petróleo."
EL 11 DE MARZO español, hermano simbiótico del 11 de septiembre neoyorquino, con dedicatoria para la quinta potencia geoconómica europea, formó parte del "terrorismo geopolítico" para desarticular a la Unión Europea, que ha pasado de la política trasatlántica de la guerra fría a una mayor inclinación euroasiática: su nuevo espacio geoeconómico. El 11 de marzo, desactivado por el inteligente electorado español, representó, además, un "terrorismo electoral" para cambiar el curso de las urnas, que se ha vuelto un nuevo patrón de conducta con antelación a elecciones muy apretadas como las del próximo 2 de noviembre en Estados Unidos, como delatan las declaraciones genuinamente terroristas del vicepresidente Cheney, quien proclamó en forma infame que votar por Kerry equivalía a favorecer un atentado similar al 11 de septiembre.
ES NUESTRA HIPOTESIS operativa que todo el "terrorismo geoestratégico" desplegado por Al Qaeda (whatever that means) sirve los intereses geoestratégicos de Estados Unidos -expresados por la doctrina dual del "choque de las civilizaciones" de Huntington y la teoría de los "Balcanes euroasiáticos" de Brzezinski, y llevados al extremo del "síndrome Armagedón" por los neoconservadores straussianos, los fanáticos lunáticos que se apoderaron del Pentágono- para socavar en los linderos de la geografía del Islam a sus cuatro competidores geoeconómicos, geofinancieros y geopolíticos del siglo XXI: la Unión Europea (UE), Rusia, India y China. Todos los atentados adjudicados, con videos y sin videos, a la trasnacional islámica del terror Al Qaeda, que opera en forma inverosímil en más de 50 países, han incendiado la "zona de amortiguamiento" que representa el Islam.
NO SE PODRIA entender el "terrorismo geoestratégico" del 11 de septiembre, ni sus excrecencias de "terrorismo geopolítico" a escala regional y local desde Chechenia hasta Indonesia, sin considerar su sincronía con la grave crisis económica y financiera que padece Estados Unidos, y sin su empantanamiento militar en Irak y en Afganistán. Fred Bergsten plantea en la revista neoliberal The Economist "los riesgos que enfrenta la economía global", a dos días del tercer aniversario del 11 de septiembre: "Cinco riesgos mayores amenazan a la economía mundial. Tres se centran en Estados Unidos: renovado aumento abrupto en el déficit de cuenta corriente, que lleva a un desplome del dólar; un presupuesto fuera de control, y la aparición del proteccionismo global. El cuarto se refiere a China, que enfrenta un posible aterrizaje duro de su reciente sobrecalentamiento. El quinto es que los precios del petróleo podrían elevarse a 60-70 dólares el barril, aun sin una interrupción política o terrorista mayor". Bergsten es director del superinfluyente Instituto de Economía Internacional (IIE, por sus siglas en inglés), que cobija a Ernesto Zedillo, al megaespeculador George Soros y a John Williamson, autor del decálogo neoliberal del Consenso de Washington, que descuartizó a Latinoamérica. Como si lo anterior fuera poco, Stephen Roach, solvente economista de la correduría Morgan Stanley (Foro Económico Global, 9 de septiembre), advierte en forma persuasiva que la economía de Estados Unidos "se encuentra fuera de control". Además de la incierta relección de Bush, en medio de un entorno desfavorable para Estados Unidos en la geopolítica, la geoeconomía y las geofinanzas, ha arreciado el "terrorismo geopolítico" en Chechenia y en Indonesia, dos puntos sensibles de la geopolítica. Según la seria encuestadora Zogby International, el demócrata Kerry se ha recuperado -después del efecto espumoso de la exitosa Convención Republicana, que le otorgó a Bush una ventaja efímera- y ahora va ligeramente arriba en el conteo virtual del Colegio Electoral, que define la elección por encima del voto directo popular (The Guardian, 8 de septiembre).
JOHN LAUGHLAND, UN defensor británico de los "derechos humanos", rastrea los notables vínculos de los infanticidas de Beslán ("Los amigos estadunidenses de los chechenos", The Guardian, 8 de septiembre), que lleva hasta el minotauro del Comité Estadunidense para la Paz en Chechenia (ACPC, por sus siglas en inglés), donde resalta la pléyade de neoconservadores: Richard Perle (íntimo de Paul Dundes Wolfowitz, el straussiano subsecretario del Pentágono), Elliot Abrams (del grupo criminal Irán-contras), Migde Decter (director de la ultraconservadora The Heritage Foundation y "biógrafo" de Rumsfeld), Frank Gaffney (director del protofascista Centro de la Política de Seguridad), el "anterior espía militar" Bruce Jackson (presidente del Comité Estadunidense sobre la OTAN, y anterior vicepresidente de la poderosa empresa aeronáutica Lockheed Martin, tan favorecida por las guerras), el fanático iranófobo Michael Ledeen ("admirador del fascismo italiano" y miembro del American Enterprise Institute, influyente reducto neoliberal y supremacista blanco que controla la dupla Cheney-Rusmfeld) y James Woolsey (ex director de la CIA y "uno de los principales puntales de Bush para la remodelación del mundo islámico"). Con tal nomenclatura, ahora se explica en toda su dimensión el infanticidio masivo de Beslán. Laughland refiere que ACPC "festejó en agosto el otorgamiento de asilo en Estados Unidos y el donativo financiado por el gobierno estadunidense, a Ilyas Ajmadov, canciller del gobierno checheno de oposición, un hombre que Moscú describe como terrorista". Los rebeldes chechenos "usan el desfiladero de Pankisi" en la vecina Georgia, "gran aliada de Estados Unidos" que mantiene "una presencia militar significativa", como refugio y plataforma para operar libremente en todo el Cáucaso norte. Laughland se encuentra a un paso de acusar al gobierno de Estados Unidos, que apuntala la membresía del ACPC, del infanticidio masivo de Beslán, lo cual no sería nada improbable. Después de las torturas paradigmáticas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, ningún escrúpulo parece detener la marcha infernal de los neoconservadores. ƑBeslán y Abu Ghraib forman parte de los mismos proyecto y trayecto petroleros de los neoconservadores del Pentágono?
EL ENESIMO ATENTADO en Indonesia, en la cercanía de la embajada anglosajona de Australia, a dos días del 11 de septiembre, además de la variedad del "terrorismo electoral" (se celebran elecciones en Indonesia el 20 de septiembre y el 9 de octubre en Australia), lleva todas las huellas del "terrorismo geopolítico". Indonesia, el mayor archipiélago del mundo y miembro destacado de la OPEP (con 2.549 billones de metros cúbicos de gas; cifras muy subestimadas de hace tres años), constituye el país más poblado de todo el Islam, con 210 millones de creyentes, seguido por Pakistán (154), India (128: 12 por ciento del total), Bangladesh (117, con gas natural, una proporción importante de "hindúes", y una frontera con India, lo que en su conjunto la coloca en la mira predilecta del "terrorismo geopolítico"). Hasta el quinto lugar aparece Egipto (71.5), la más poblada del total de las 22 naciones árabes, de alrededor 300 millones, prácticamente la quinta parte del todo el mundo islámico, de unos mil 500 millones, que su vez representa la cuarta parte de la humanidad que los lunáticos neoconservadores buscan extinguir por medio de la "guerra demográfica". En sexto lugar vienen prácticamente empatados Turquía (68.7) e Irán (67.2).
NO PASA INADVERTIDO que el neoconservador straussiano Paul Dundes Wolfowitz haya sido embajador de Estados Unidos en Indonesia, que sufrió un colapso económico deliberado durante el efecto dragón de 1997, propiciado por George Soros (como denunció Mahathir, entonces primer de Malasia), para luego caer en las garras del FMI, que permitió el inicio de su balcanización: dos años más tarde Timor del Este, pletórico en petróleo y gas, inició el camino a su independencia por medio de un referéndum, ayudado por el eje anglosajón (Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda), y ahora sufre presiones separatistas en Aceh y Papua. Encontramos los mismos personajes balcanizadores y la misma metodología de socavamiento financiero desde el Cáucaso hasta Indonesia, que forma parte del sureste asiático definido como el "segundo frente de Al Qaeda", y uno de los dos bordes, con Malasia, del superestratégico Estrecho de Malaca: uno de los canales comerciales más concurridos del mundo y la ruta oceánica más corta entre India y China, que transporta el petróleo proveniente del Medio Oriente al noreste asiático, el tercer bloque geoeconómico en gestación más importante del mundo detrás de Estados Unidos y la UE. El manual de la CIA define al archipiélago de Indonesia como "una locación estratégica a horcajadas y a lo largo de las principales rutas marítimas del océano Indico hasta el océano Pacífico", en particular, del Mar del Sur de China, confluencia del transporte marítimo de China, Japón y Corea del Sur: las tres potencias del noreste asiático. Hay que reconocer que los sabios estrategas de Al Qaeda saben demasiado de geopolítica, pero también de geoeconomía y geofinanzas.
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