México D.F. Domingo 12 de septiembre de 2004
Diagnóstico de expertos
Futuro incierto, vector de la ola de violencia
El incremento de la violencia entre los jóvenes y su participación en actos delictivos responde no sólo a nuevos mecanismos para delinquir, sino a la falta de horizontes laborales y educativos para un sector mayoritario de la población que se encuentra al margen de las políticas públicas, afirmó Luis Gómez Sánchez, sociólogo e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Especialista en violencia social y procesos educativos, aseguró que ante la "indiferencia" de los dirigentes políticos, quienes prefieren "satanizar" a los jóvenes que atender sus demandas laborales, educativas y culturales, la juventud ha construido nuevos esquemas de represetación que se vinculan a organizaciones "neotribales", como cholos, darks y punks, donde existe una identificación en diversos valores que los agrupan y les dan identidad.
Al respecto, un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que la segregación social a que son sometidos los jóvenes de la región, combinada con altos índices de violencia y nula presencia de la institucionalidad, "da lugar a la creación de subculturas juveniles, muchas veces signadas por la violencia o la infracción a la ley.
El informe que analiza las condiciones de pobreza y desarrollo en los jóvenes que viven en los países latinoamericanos, destaca que la violencia está considerada como uno de los riesgos a la salud más importantes entre la población menor de 30 años, pues se estima que el fenómeno de las pandillas, bandas o maras afecta a 20 por ciento de la población juvenil.
Las muertes violentas, agrega el estudio, se han incrementado de forma "alarmante" en los años recientes, que sumadas a las condiciones de pobreza y marginación que enfrenta la mayor parte de los jóvenes latinoamericanos, "representa un serio obstáculo para garantizar una buena calidad de vida".
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