México D.F. Domingo 12 de septiembre de 2004
Primera función de Carmina Burana
en el Auditorio Nacional
Operómanos y legos se romontan al medievo
FABIOLA PALAPA QUIJAS
Fantasía y magia. Noche de música y canto.
Hay un desfase en el tiempo, entre lo tradicional y lo moderno. La época
del medievo se fusiona en un espectáculo de juegos pirotécnicos
y acrobracia.
La producción de Carmina Burana, ópera
monumental reunió el viernes a 9 mil espectadores en el Auditorio
Nacional de la ciudad de México, quienes disfrutaron de la escenificación
de la obra del compositor alemán Carl Orff.
El
espectáculo comenzó con el programa Viva Verdi, a
cargo de la Orquesta Sinfónica de las Américas y el Coro
de México, bajo la dirección del maestro Walter Haupt.
La música salva el silencio y no hace falta nada.
Las voces se adueñan del oído del espectador, incluso de
aquel que no conoce o no ha tenido la oportunidad de escuchar las obras
clásicas. Las emociones y sensaciones vencen la batalla del conocimiento,
aunque un presentador dio una breve introducción.
El público navega entre el ritmo y la armonía
que produce la orquesta. No recuerda si alguna vez escuchó a Guiseppe
Verdi, sólo disfruta y se refugia en el sonido de la obertura de
Nabuco, Va pensiero, La fuerza del destino y Aída.
Ha pasado el intermedio, la mirada está fija en
el centro del escenario; sin embargo, al sonido de campanas entra el Coro
de México con vestuario de monjes y con grandes antorchas que iluminan
los pasillos del recinto. Las canciones de amor, de taberna y de sátiras
comenzarán.
Angeles, diablos, damiselas, caballeros y campesinos iniciaron
el baile de la seducción para envolver al espectador con la fuerza
de Carmina Burana. El escenario de Reforma vibró por los
efectos de luces y pirotecnia de la producción, pero la música
y voces del coro marcaron la diferencia de este montaje.
La gran cantata escénica de Orff, también
conocida como Canciones de Beuern, fue escrita para tres solistas
y está compuesta por 25 poemas medievales que el compositor alemán
eligió, los cuales giran en torno al bien y el mal, así como
la religión y el paganismo.
El sonido de la llamada ópera monumental recorrió
todo el escenario hasta entrar en el cuerpo del espectador, quien envenenado
por el ritmo, no dejaba de mover su mano como si fuese el concertador.
La nutrida concurrencia gozo cada momento, al tiempo que
los cadenciosos movimientos de los personajes en escena susurraban al oído
la poesía profana del año 1803.
Este espectacular musical hizo que la gente experimentara
de forma diferente la obra célebre de Carl Orff, que ha tenido gran
éxito en los más importantes recintos de Europa.
El público descubre la vida, la muerte, el odio
y amor de la obra de Orff en las representaciones de los bailarines. La
diosa de la Fortuna seduce y la rueda del destino se enciende entre la
vida de los hombres y mujeres.
La escenificación de Carmina Burana culmina
con una ovación del público. Aplausos y más aplausos
para Haupt y los solistas Romana Eremia, Nikulaj Visnjakov y Jiri Kubik.
Pero el Coro de México y la Orquesta Sinfónica de las Américas
también recibieron un reconocimiento de los asistentes.
Concluida la primera presentación de Carmina
Burana como ópera, la gente se pierde entre el bullicio de los
vendedores y el ruido de los autos. El sueño entre lo real y fantástico
de la música de Orff continuará con dos funciones más.
Carmina Burana, ópera monumental se presenta
este domingo a las 13 y 17 horas, en el Auditorio Nacional (Reforma y Campo
Marte, estación Auditorio, del Metro).
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