México D.F. Martes 14 de septiembre de 2004
Macedo de la Concha pasó de largo frente
al jefe de Gobierno
Saludo sin palabras entre Fox y López Obrador
Efusividad y forzada cortesía de funcionarios
en el Altar a la Patria
ROSA ELVIRA VARGAS Y JESUS ARANDA
Con un paso adelante respecto a los planes de Los Pinos,
el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López
Obrador, se presentó ayer a la ceremonia por el 157 aniversario
de la gesta de los Niños Héroes de Chapultepec. Ahí
se rencontró con el presidente Vicente Fox. Por formalidad cruzaron
dos rápidos saludos de mano. Y no hablaron.
Ante
el gobernante capitalino, los integrantes del gabinete, los representantes
de los poderes Legislativo y Judicial y demás invitados especiales
se manejaron entre la efusividad y la forzada cortesía. Y no faltó
quien de plano decidiera pasar de largo, como el procurador general de
la República, Rafael Macedo de la Concha.
Desde la semana anterior, en la Presidencia de la República
se daba por hecho que el primer gesto de distensión entre Fox Quesada
y López Obrador se produciría este martes, durante la ceremonia
que tendrá lugar en Palacio Nacional por el 150 aniversario del
Himno Nacional. Ahí se daría, señalaban, el primer
acercamiento entre ambos luego de casi un año de virtual ruptura
de relaciones, agravada además por la negativa del Presidente a
recibir en audiencia al jefe de Gobierno capitalino.
Incluso se especuló que la presencia del político
tabasqueño en el llamado Encuentro por la Unidad Nacional justificaría
tal nombre. Pero López Obrador anunció con antelación
a la oficina presidencial su asistencia al homenaje a los Niños
Héroes, y lo confirmó ayer lunes, durante su conferencia
de prensa matutina.
El jefe de Gobierno llegó temprano a Chapultepec
y se ubicó en el presídium, donde lo marcaba su personificador.
Y de ahí no se movió. A su derecha ubicaron a Diego Fernández
de Cevallos, por ser presidente de la mesa directiva del Senado. Y ante
la obvia curiosidad que causó este hecho, el panista dio un ostensible
saludo a López Obrador, gesticuló e hizo señas con
el pulgar hacia abajo mirando al palco de prensa.
-¿Ya viste? Estos malosos nos pusieron juntos -le
dijo Fernández de Cevallos.
-Mmmmh... -obtuvo por toda respuesta.
López Obrador no propició acercamiento alguno
con los invitados. Leía el programa de la ceremonia y ocasionalmente
alzaba la vista hacia el Altar a la Patria. El primero que notó
su presencia fue el presidente de la Corte, Mariano Azuela Güitrón,
quien caminó desde un extremo del templete para saludarlo y conversar
brevemente.
Y fueron llegando otros: Julio Frenk, de Salud; Rodolfo
Elizondo, de Turismo; con sonoro abrazo, Luis de Pablo, de Luz y Fuerza;
toda sonrisas y charla, Xóchitl Gálvez, comisionada para
Pueblos Indígenas... Un buen rato estuvo con el jefe de Gobierno
Cuauhtémoc Martínez, de Canacintra. Y luego, ya sin muletas,
apareció Santiago Creel.
También las miradas se enfocaron en cómo
saludaría el titular de Gobernación al tabasqueño.
Fue un rápido y formal apretón de manos. Nada más.
Arribó por fin Vicente Fox. Acompañado por
los secretarios de Defensa y de Marina, Ricardo Clemente Vega García
y Marco Antonio Peyrot, respectivamente, ocupó su lugar en el centro
del presídium. Contrariamente a su costumbre, sólo saludó
con un movimiento de cabeza. La ceremonia fue solemne. Y en el par de ocasiones
que dio la mano a los principales invitados, hizo lo propio con López
Obrador. No más, pero no menos.
Cuando se colocó la ofrenda floral y todo hubo
concluido, el mandatario federal se retiró. Quienes lo acompañaron
dejaron atrás la formalidad y empezaron a charlar o a despedirse.
López Obrador no hizo ninguna de las dos cosas
y, solo, se dirigió con largos pasos a la salida.
Más tarde, en Los Pinos, el vocero presidencial,
Rubén Aguilar, comentó que el encuentro privado entre Fox
y López Obrador podría darse esta misma semana y precisó
que será la Presidencia la encargada de darlo a conocer. También
rechazó que el jefe de Gobierno no esté invitado a las ceremonias
del Grito, mañana miércoles, y del desfile del jueves.
Seguramente, dijo, Alejandro Esquer, secretario particular
del mandatario capitalino, no le ha avisado que tal invitación se
cursó desde el pasado 20 de agosto.
Al fin de la ceremonia en Chapultepec, la búsqueda
de reacciones fue inmediata. Fernández de Cevallos comentó
que fue una casualidad que se les ubicara juntos. Fueron, dijo, ''cuestiones
de protocolo". Y Macedo de la Concha, el único que trató
de evitar cruzar palabra con López Obrador, pero al que no le quedó
más que hacer un remedo de saludo cuando todos se dirigían
a montar la guardia de honor, no quiso hablar del tema. Se limitó
a señalar que el proceso de desafuero no está "desgastando"
a la PGR, pues todo está en manos del Congreso.
Este martes, de nuevo, Fox y López Obrador se verán
las caras, esta vez en Palacio Nacional. Pero también asistirán
los otros gobernadores del país. Y tal vez por la tarde se conozca
la fecha de un encuentro que vaya más allá del apretón
de manos.
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