México D.F. Martes 14 de septiembre de 2004
Pretenden desalojar a indígenas de zonas
de Montes Azules para explotar las tierras
Disfrazan en Chiapas intereses turísticos con
acciones en favor del ambiente
Ya se instruye a residentes para que sirvan adecuadamente
a visitantes del extranjero
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San
Cristobal de las Casas, Chis. 13 de septiembre. Es notable la atención
mostrada por el gobierno federal y los inversionistas privados en hacer
avanzar sus intereses en Montes Azules y zonas aledañas de la selva
Lacandona. En la que parece una carrera contra reloj, las muy difundidas
intenciones "conservacionistas" van a la par de los intereses turísticos,
comerciales y de bioprospección foránea cuya impaciencia
delata a sus promotores.
En las semanas recientes las declaraciones de funcionarios
se han apegado al guión oficial trazado por el grupo interinstitucional
para Chiapas. En todos los casos se afirma que hacia 2006 se habrá
"resuelto la problemática" de Montes Azules. Se han manifestado
en ese sentido Alberto Cárdenas, titular de Semarnat, Florencio
Salazar Adame, secretario de Reforma Agraria (y ex director del Plan Puebla-Panamá),
y Ernesto Enkerlin, quien preside la Comisión Nacional de Areas
Naturales Protegidas.
Al mismo tiempo se han puesto en marcha nuevos proyectos
turísticos "de aventura" en las riberas de los ríos Lacanjá
y Lacantún, que se suman a los ya existentes, y plantean un escenario
integracionista que amenaza con alterar profundamente las relaciones sociales
y culturales de los pueblos indígenas de esa región de la
selva.
La oposición y resistencia de la mayoría
de las comunidades para dejar sus poblados entre 2001 y 2003 hizo que el
gobierno foxista cambiara su estrategia para vaciar de indígenas
las selvas de Montes Azules. ¿Cómo? Aumentó el dinero
para tal efecto: 500 millones de pesos para "proteger" la reserva de la
biosfera en 2004 y promover su versión del proceso.
Apenas este sábado, el reportero Enrique Romero
informaba desde Ocosingo sobre el crecimiento de "destinos ecoturísticos",
merced a gestiones del gobierno federal y organizaciones no gubernamentales
(pero muy progubernamentales) como Conservation International (CI) y Ceiba.
En Nueva Palestina, populosa población a las puertas del corazón
de Montes Azules, y parte de la denominada "comunidad lacandona" que es
dueña legal de todo ese territorio, ya se capacita a los campesinos
para participar en cascadismo, descenso de ríos, rappel,
traking, kayac, espeleología recreativa y otras actividades
de circuito internacional Extreme, muy de moda en el primer mundo.
Con respaldo directo de la Comisión Nacional Forestal,
la Secretaría de Turismo capacita a lacandones y tzeltales para
que sepan servir mejor a los visitantes. Para ello se coordina con CI.
Los escenarios de este proyecto en particular serán las cascadas
Pop Chan y El Suspiro, y la cueva Ch'en Tzotz (lugar de vampiros, como
su nombre indica). ¿Cuánto falta para que estos visitantes
invadan las lagunas de Ojos Azules y El Suspiro? Una vez que sus actuales
pobladores hayan desaparecido de ahí. Conservar la selva, ¿para
quién?
Sin descuidar la estrategia militar en la selva Lacandona,
las cual ocupa el Ejército federal con miles de efectivos, es obvio
que los programas de reubicación poblacional, para mejor comercialización
del suelo y promoción turística, ameritan inversiones fuertes.
Algunos observadores consideran posible que, debido a
la enorme ambición y a los grandes intereses que a toda costa buscan
apoderarse de Montes Azules (así serán de cuantiosos los
negocios que prevén), el gobierno federal esté dispuesto
a gastar lo que cuesten unos 40 poblados como Santa Martha, en Marqués
de Comillas, inaugurado hace dos meses para reubicar a San Francisco El
Caracol. En caso de que hubiera tierras suficientes. El desalojo "gratis"
(por la fuerza) no ha resultado políticamente rentable.
Aprovechando los excedentes del Programa de Certificación
de Derechos Ejidales, el gobierno se cobra las primeras privatizaciones
de tierra ejidal para, paradójicamente, dotar de tierra a los "convencidos".
Acomodar 130 indígenas en un pueblo nuevo y a modo es una cosa,
y otra ofrecer lo mismo a miles de tzeltales, choles, tojolabales y tzotziles
que viven, muchos desde hace 10 o 20 años, en Montes Azules.
Santa Martha, en el extremo de la selva que hoy se llama
Marqués de Comillas, colinda con el ejido Río Salinas, donde
hace unos años Mocri-Cnpa asesinó a bases zapatistas y provocó
el éxodo de un buen número de familias (una parte de los
cuales fundaría Arroyo San Pablo, o Lucio Cabañas, poblado
desalojado y engañado desde diciembre 2002). Otro ejido vecino es
San José, donde la policía estatal instrumentó un
violento operativo parta rescatar funcionarios retenidos por la
misma Mocri-Cnpa.
Los símbolos saltan a la vista y superan a la manipulación
propagandística. Están hechos del mismo material que la historia.
Como han señalado algunos investigadores, todo indica (la información
de los reubicados, la ubicación geoposicionada y las referencias
históricas de Jan de Vos) que el poblado de San Francisco El Caracol
se localizaba precisamente donde en el siglo XVII existió el mítico
poblado de Sac Balhan, donde los lacandones verdaderos resistieron a los
conquistadores españoles de 1586 a 1695.
Por otro lado, el nombre del nuevo poblado, Santa Martha,
se ha vuelto motivo de frecuentes chistes e ironías entre los campesinos
del rumbo, y el rumor ya se extendió al ámbito académico
de San Cristóbal de las Casas. La principal promotora de la "aldea
modelo" fue la delegada de SRA, Martha Cecilia Díaz Gordillo. La
coincidencia onomástica resulta, por decir lo menos, desafortunada.
Esta misma funcionaria es denunciada por la junta de buen gobierno zapatista
Hacia la Esperanza de proferir amenazas y realizar acciones contrainsurgentes
en poblados al sur de Montes Azules. La denuncia en sí no es nueva.
La han hecho otras poblaciones zapatistas, así como miembros de
Xi Nich y Aric Independiente. Pero ahora tiene "santa y seña".
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