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México D.F. Martes 14 de septiembre de 2004
Magdalena Gómez
El zapatismo y Fox: video-Informe y No Informe
Con unas semanas de diferencia pudimos leer el informe
zapatista sobre las juntas de buen gobierno y luego escuchar las desarticuladas
frases presidenciales de un cuarto No Informe acerca de los pueblos indígenas
y el proceso zapatista en Chiapas. El primero habló por sí
mismo y en realidad no requiere interpretaciones oficiosas, tal vez de
recuentos e insistencia en la trascendencia histórica del proceso
que se teje día a día, juntándose para bien gobernarse.
Si la Organización Internacional del Trabajo se despojara de ataduras
institucionales encontraría en Chiapas las evidencias plenas de
la puesta en marcha del convenio 169 desde la lógica indígena.
Basta releer sus leyes y sus casos para constatar cómo
están creando y recreando sus sistemas normativos internos, como
se acordó en San Andrés; también ofrecieron evidencias
de la visión incluyente con la que gobiernan, así como sus
bases de relación política con gobiernos municipales distintos,
e incluso con el gobierno del estado a quien en justicia le reconocen que
antes que ser parte del problema ha preferido ser parte de la solución,
en contraste con el lamentable papel divisionista que ha jugado el comisionado
para la paz nombrado por el gobierno federal.
Al leer el video encontramos las diversas voces indígenas
y sus proyectos de todo tipo enlazados con quienes desde la sociedad civil
nacional e internacional han encontrado sentido a la construcción
de otro mundo. Las juntas zapatistas indígenas se han mostrado en
sus avances y en sus deficiencias, indicando incluso los recursos económicos
de que han dispuesto. En suma, rindieron buenas cuentas en su primer aniversario.
A estas alturas está muy claro que el zapatismo
se ha desdoblado apartando su vertiente militar de la construcción
política de la autonomía. Realmente no comprendo cómo
alguien se puede extrañar de que fuera el subcomandante Marcos
quien diera a conocer este informe, si el mismo está plagado de
hechos, consideraciones y lenguaje indígena, no hay por dónde
imaginar suplantación alguna o menoscabo de la autonomía
ante tanta evidencia de gobierno propio, de ejercicio autonómico
dentro del cual se incluye el derecho a decidir quién difunda sus
informes.
En las diversas partes del video se hace también
evidente que el zapatismo da cuenta con hechos de cómo las falacias
argüidas para descarrilar el proceso de paz y cuestionar a la iniciativa
Cocopa se han quedado en el aire, pues si algo se ha "balcanizado",
como bien señalan, es la clase política, y si algo se desintegra
día a día es el Estado, por obra y gracia de sus decisiones
y sumisiones. Fijan postura, aun cuando no la quieran leer sus destinatarios:
la crisis del gobierno actual (incluyeron la maniobra leguleya para sacar
a López Obrador de la contienda) y la que claramente vive el Estado
nacional en clave neoliberal, va más allá que sentarse a
esperar 2006, por ello señalaron que lo que se está viviendo
se llama "contrarrevolución" y anotaron: "lo único que quedaría
sería refundar la nación. Con nuevo pacto social, nueva Constitución,
nueva clase política y nueva forma de hacer política. En
suma, haría falta un programa de lucha construido desde abajo, con
base en la agenda real nacional, no en la que promueven políticos
y medios" (Cuarta parte, Leer un video, La Jornada, agosto
de 2004). ¿Que no nos dicen qué programa, qué estrategia,
cuáles alianzas? Muy bien que así sea, sería contranatura
reditar vanguardismos. Tampoco esta vez nos llaman a organizar encuentro
alguno, lo que muchos y muchas esperan para sentirse tomados en cuenta.
Es un video para quien lo sepa leer, pues ciertamente el alfabeto indígena
no está en el horizonte político hegemónico.
En contraste, en el No Informe el Presidente de la República
sin mencionar el conflicto en Chiapas ni presumir esta vez la contrarreforma
de 2001, anunció que el presupuesto para los pueblos indígenas
está cerca de los 20 mil millones, sin aclarar cómo se integra
y dónde está radicado, porque no basta hablar de la llamada
"transversalidad" del presupuesto en todas las secretarías de Estado,
si no se tienen los controles y verificaciones.
También ostentó la creación del consejo
consultivo de la nueva comisión que desapareció al Instituto
Nacional Indigenista, cuya integración no resiste la prueba de la
representatividad de los pueblos por más respetables que puedan
ser las personas indígenas que participan. Dicha comisión
realizó una consulta en meses pasados en la que su clientela institucional
le solicitó que "se impartieran cursos de autonomía", entre
otras prefiguraciones que sus operadores tienen experiencia en "concluir".
Como vemos, no existe punto de comparación entre
el video-Informe y el No Informe presidencial. Sería muy interesante
que los otros pueblos indígenas del país agruparan sus avances
y experiencias autonómicas junto con las de las juntas de buen gobierno;
ahí estarían la policía comunitaria de Guerrero, el
municipio autónomo Suljá, los wirrárikas y su recuperación
territorial, los rarámuris, mixes, mixtecos, etcétera, etcétera,
para mostrar y mostrarnos que la autonomía se construye desde abajo.
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