México D.F. Martes 14 de septiembre de 2004
Consumo humano
Admite Ssa que son acotados sus estudios sobre transgénicos
CAROLINA GOMEZ MENA
Aunque la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aseguró que revisa cada petición de las empresas interesadas en comercializar en el país organismos genéticamente modificados (OGM) para consumo humano, admitió que sus dictámenes al respecto se basan de manera exclusiva en información proporcionada por los propios interesados en introducir los productos en territorio nacional, y no en estudios científicos propios.
José Luis Flores Luna, director ejecutivo de Evidencia de Riesgo, del citado órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud (Ssa) señaló que la "evaluación de inocuidad" de los alimentos OGM se elabora "con base en información del desarrollador", pero hizo hincapié en que si la Cofepris queda con alguna duda "solicita más información" y si con esto se demuestra que el OGM es inocuo "se permite la comercialización", aunque con la salvaguarda de que si se comprueban daños posteriores se retira del mercado.
Al participar en el foro Efectos de los OGM en México, Flores Luna subrayó que la Ssa cuenta con la base legal suficiente para evaluar dichos productos y que cuenta con esquemas de sanciones, con base en artículos como el 282 bis 1 de la Ley General de Salud.
Riesgos para la salud
Ana Burguete, investigadora del Departamento de Genómica y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, resaltó que aunque no se ha demostrado fehacientemente que los OGM tengan riesgos para la salud, el que se dude si disminuye la respuesta inmunológica, o que genere en las personas resistencia a los antibióticos, así como reacciones alérgicas, son razones suficientes para objetar la venta de estas sustancias, más aún si no hay estudios científicos en la población en la cual se piensa introducir el alimento.
Tras resaltar que a escala mundial sólo se cuenta con "10 estudios en poblaciones humanas", resaltó que no se pueden tomar como referente para permitir la comercialización de estos productos estudios desarrollados en otras poblaciones.
Refirió que a los OGM deben ser evaluados desde por lo menos tres perspectivas: la clínica, la epidemiológica y la del sistema de salud. Detalló que las dudas respecto a la resistencia que podrían generar a antibióticos como la ampicilina radica en que a estos alimentos se les hace una transferencia de genes de resistencia a antibióticos, por lo cual no es disparatado pensar que podrían generar inmunidad a los antibióticos, y con ello propiciar en ciertas poblaciones la diseminación de infecciones.
En tanto Liza Covantes, coordinadora de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace México, apuntó que ley de bioseguridad que se espera sea abordada durante el presente periodo de sesiones del Congreso, para que sea efectiva debe ser una norma que cuente con el principio precautorio, debido a la falta de información respecto de la inocuidad de los OGM. Debe ordenar el etiquetado de todos estos productos para que el consumidor determine si los compra o no y debe contar con un apartado expreso de protección a la soberanía y seguridad alimentaria nacional.
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