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México D.F. Viernes 17 de septiembre de 2004
Directivos, trabajadores, colaboradores y amigos
festejaron los primeros veinte...
Los jornaleros celebraron dos décadas de trabajo
periodístico
JAIME WHALEY
En
un aniversario más de cuando un grupo de románticos del periodismo
que, en una suerte de manifiesto, convocó a la sociedad para lanzarse
en una aventura que este domingo cumple 20 años, la comunidad jornalera
se agrupó para convivir extensa y animadamente en el tradicional
salón Los Angeles, de la colonia Guerrero, no muy lejos de las calles
de Soto, en donde en 1984, de las rotativas de Bitar e Icaza, salieron
los primeros ejemplares de este diario.
Por buena parte de la tarde y noche del miércoles
15 de septiembre, directivos, reporteros, fotógrafos, corresponsales,
moneros, editores, colaboradores, administrativos, prensistas, repartidores,
en fin, gente de todos los rubros que hace posible la confección
del periódico, más familiares y amigos, disfrutaron del baile,
las buenas viandas y unos licorcitos. En síntesis, se atendió
bien y se sirvió mejor.
Josetxo Zaldúa, coordinador general de Edición,
en representación de la directora general, Carmen Lira Saade, se
dirigió a la concurrencia, para enumerar los logros a lo largo de
estas pasadas dos décadas en las que hemos alcanzado 7 mil 207 ediciones
y, a la vez, dio lectura a lo escrito por Carmen Lira en la presentación
del libro Los primeros veinte 1984-2004 La Jornada, el rostro de un
país, que próximamente estará en venta al público.
"El México de hoy es más democrático
que el de 1984, pero también es más injusto, más miserable,
más indefenso ante las presiones externas y mucho menos solidario.
Así fuera sólo por esos motivos, La Jornada continúa
siendo, en 2004, tan indispensable como lo fue en sus inicios", dijo Zaldúa.
En otra parte de la lectura, se dio cuenta de los alcances
de estas dos décadas, entre los que destacan nuestro sitio en Internet,
realizado con la generosa colaboración de la Universidad Nacional
Autónoma de México y su Dirección General de Servicios
de Cómputo Académico, que desde 1998 es un sitio líder
en América Latina. En su primer año fue visitado en 51 millones
165 mil 558 ocasiones. La cantidad se incrementó el año pasado
a 537 millones 659 mil ocho consultas, lo que resulta en un promedio mensual
de 4 millones 480 mil 490 visitas.
Se
acepta, en la presentación del libro, que desafortunadamente algunos
de los cambios impulsados en el país durante estos años de
labor periodística no son más que formulismos institucionales.
La alternancia no se ha traducido en democratización efectiva, en
rendición de cuentas, en justicia social, en defensa de nuestra
soberanía, en dignidad para los pueblos indígenas, en el
combate decidido a la corrupción y a la impunidad, y en una nueva
visión de futuro por la clase política.
Previamente a esta parte formal, La Nueva Familia, La
Danzonera de Cardona y el grupo Contraste pusieron ritmo al convivio, en
el que ineludiblemente hubo momentos de remembranza, de los que surgieron
recuerdos de quienes ya no están aquí, aquellos que han emigrado
o quienes ya cumplieron su misión terrena...
Y así como hace casi 200 años un presbítero
lanzó el histórico llamado para comenzar la lucha independentista,
Zaldúa recurrió a otro hombre religioso de compromiso libertario,
el padre Miguel Concha, para que fuera él quien encabezara la ceremonia
del Grito. Vivas a Josefa Ortiz de Domínguez, a Leona Vicario, a
Hidalgo, a Morelos, a Juárez, a la Revolución Mexicana, a
Zapata, a Villa, a Lázaro Cárdenas, a la resistencia de obreros
y campesinos y, desde luego a México, proclamó Miguel Concha,
al tiempo que desde el estrado hacía ondear la enseña tricolor
y los jornaleros todos entonamos el Himno Nacional. .
Durante el ágape, fueron inevitables las remembranzas
de las casas de La Jornada, de la original, aquel añorado
edificio de Balderas, calle que frecuentemente resultaba bloqueada por
agrupaciones, campesinas y obreras, mayormente cuando se daban cita frente
al diario para dar a conocer sus demandas. Los rechinantes pisos de duela
y la gran bóveda -por años el edificio albergó las
oficinas de la Fundidora Monterrey-, que en vez de valores monetarios dio
cobijo a valores noticiosos, pues ahí se guardaron negativos de
fotografía y el archivo de notas.
Días de cuando los reporteros y fotógrafos
habían de explicar, ante sus fuentes, prácticamente el proceso
de parto del diario, pues el menosprecio a La Jornada era patente.
De ese primer aniversario, que aunado al festejo trajo luto cuando el cronista
Manuel Altamira quedó bajo los escombros de su domicilio... Tempus
idus, previos a la conversación tecnológica que nos llevó
de las ruidosas Olivetti a las silenciosas computadoras, en los que quienes
laboraban en la mesa de redacción se daban el lujo de caminar hasta
un café de chinos, cerca del Zócalo, para merendar, regresar
a la chamba y cerrar a la entonces periodística hora de las dos
y media de la madrugada...
En Balderas teníamos nuestros propios temblores,
el vetusto edificio se cimbraba al paso de vehículos pesados y,
por las noches, coincidentemente a una hora fija, el movimiento telúrico
se agudizaba sin que el sismológico emitiera reporte alguno... No
fue hasta que Pablo Espinosa dio con la respuesta: casi 2 mil almas bailoteaban
durante los recitales que ocurrían en el vecino Teatro Metropolitan,
lo que vino a desvanecer ese inquietante enigma científico.
De la estancia en Petrarca se extrañan las apabullantes
angosturas del inmueble, en enorme contraste con la amplitud que aquí,
en Cuauhtémoc, en casa propia, tenemos, aunque se echan de menos
las visitas frecuentes al "lugar de los hechos", sitio de interminables,
disputadas pero a la vez amistosas partidas de dominó.
En fin, mixtura de recuerdos de quienes a lo largo de
estos años han propiciado que el vuelo de La Jornada sea
en alas de libertad.
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