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México D.F. Viernes 17 de septiembre de 2004 |
Irak: catástrofe que no cesa
De
acuerdo con un informe confidencial elaborado por las instituciones de
inteligencia civiles y militares de Estados Unidos y conocido por George
W. Bush el mes antepasado, la situación en Irak no guarda relación
alguna con los optimistas y hasta idílicos discursos oficiales que
dibujan un país en pleno avance hacia la paz, la estabilización,
la democracia y, el colmo, "la libertad", según lo dijo ayer el
presidente en un discurso de campaña en Minnesota. El documento,
cuyos contenidos fueron revelados por The New York Times en su edición
de ayer, y que fue calificado de "pesimista", refiere, en cambio, en grado
de posibilidad, el estallido de una guerra civil en el país ocupado.
De hecho, no se necesita mucho pesimismo para afirmar
que un conflicto de esa clase empieza a desarrollarse ya entre las distintas
facciones de la resistencia nacional iraquí y el gobierno impuesto
por Washington en Bagdad, cuyas fuerzas atacan a los insurgentes y son
regularmente atacadas por éstos. En momentos en que las tropas ocupantes
y sus aliados locales prosiguen su tarea de asesinar a combatientes y civiles
iraquíes, y cuando en redadas realizadas en el sur del territorio
iraquí los invasores realizan cientos de capturas de sospechosos
de pertenecer a la resistencia, es insólito que el hombre que ocupa
la Casa Blanca diga que "la libertad está avanzando" y que se refiera
a los comicios programados para enero del año próximo como
una "señal de esperanza". El secretario general de la ONU, Kofi
Annan, recordó anteayer que la invasión y la ocupación
angloestadunidense de Irak fue ilegal, y expresó sus dudas de que,
en el contexto de violencia y descontrol que impera actualmente en territorio
iraquí, sea posible la realización de comicios.
El efecto de las palabras del funcionario internacional
en el ánimo estadunidense puede aquilatarse con la reacción
de un ex asesor del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien, en declaraciones
a la BBC, acusó a Annan de realizar acciones de "interferencia política"
en Estados Unidos.
Por si hicieran falta datos adversos al manejo de la cuestión
iraquí por parte de la actual administración estadunidense,
ayer fueron divulgados algunos fragmentos del reporte que Charles Duelfer,
cabeza de los inspectores estadunidenses para investigar la existencia
de armas de destrucción masiva en Irak, entregará en breve
a las autoridades, y en el que se confirma lo previamente asentado por
su antecesor, David Kay, en el sentido de que las acusaciones del gobierno
contra el régimen de Saddam Hussein eran erróneas y que Bagdad
no tenía esa clase de armas.
Estas y otras situaciones han venido a proporcionar una
ayuda inesperada al rival de Bush, y aspirante a sucederlo en el cargo,
el demócrata John Kerry, quien declaró ayer que el presidente
en turno "vive en un mundo de fantasías". Pero, pese al reciente
repunte en las encuestas del candidato presidencial opositor, y al nuevo
empate electoral proyectado por varios medios, es difícil comprender
que las revelaciones sobre las mentiras evidentes de Bush, el millar de
soldados estadunidenses muertos en el país invadido, y el carácter
sangriento, infructuoso e ilegal de la ocupación, por no mencionar
la destrucción de los programas sociales en el ámbito interno,
no se hayan traducido en un desplome rápido y definitivo de las
preferencias electorales de Bush. Tal vez ello sea un indicio de la insustancialidad,
la frivolidad y la inutilidad de una democracia formal que se pregona como
modelo para el mundo y cuya institucionalidad permite, sin embargo, que
hombres como Bush lleguen, sin contar con el voto mayoritario de la ciudadanía,
y tras episodios de manipulación fraudulenta de la voluntad popular,
a ocupar la presidencia.
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