México D.F. Miércoles 22 de septiembre de 2004
Analizan expertos en Casa Lamm la geopolítica
de la potencia en Latinoamérica
EU pretende desmantelar estados mediante acuerdos comerciales
CAROLINA GOMEZ MENA
Aunque
Estados Unidos considera que Latinoamérica es su "patio trasero",
en los hechos el área juega un papel importantísimo en la
"consolidación de su hegemonía", pues no sólo le "traspasa
sus costos ambientales" y se perfila como su proveedor obligado de recursos
biodiversos, sino también es su zona de "abasto estratégico",
tanto de hidrocarburos como de minerales, planteó Andrés
Barreda en el foro La geopolítica de Estados Unidos y del capital
trasnacional en América, organizado por La Jornada y Casa
Lamm.
Para el analista John Saxe-Fernández la percepción
estadunidense de que el resto de las naciones es su "patio trasero", aunado
a su "presidencialismo imperial, que usurpa funciones y viola continuamente
el Estado de derecho", no sólo ahora, sino desde hace muchas décadas,
es lo que ha conducido a que el presidente George W. Bush se arrogue el
derecho de usar el poder de forma "neohitleriana", más aún
después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
A decir del experto, el comportamiento del gobierno estadunidense
es "depredador", es un "liderato político y económico de
tercera categoría que ha devastado a América Latina".
Andrés Barreda, doctor en estudios latinoamericanos,
resaltó que el "proceso de subordinación" de América
Latina a Estados Unidos se basa principalmente en la imposición
de los tratados comerciales, en especial el de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) y el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas
(ALCA).
Mediante estos acuerdos -"de los cuales Chile, después
de México, es uno de los principales esquiroles"- el vecino del
norte prevé ir "desmantelando los estados nacionales", pues en virtud
de ellos se "entregan las riquezas naturales", pero también se establecen
instrumentos de control sobre el área.
Otra de las modalidades es la instauración de "proyectos
de desarrollo", y el principal exponente de éstos es el Plan Puebla-Panamá
(PPP), el cual, según el también reconocido analista y politólogo,
no es más que una copia de un proyecto elaborado por el Banco Mundial
a finales de los años 90, que fue tomado por el presidente Vicente
Fox.
Barreda precisó que pese a que América Latina
"no forma parte de las prioridades del imperio estadunidense" en cuanto
a relaciones comerciales, las cuales se encaminan preferentemente a Europa
y Asia, sí tiene relevancia en lo que se refiere a proveedor de
materias primas.
"América Latina aporta 40 por ciento de los hidrocarburos
que consume Estados Unidos y es su zona de abasto de minerales estratégicos,
como el hierro y el manganeso", pero también por ser un centro megadiverso
en riquezas naturales, Estados Unidos impulsa la privatización de
los recursos ambientales, lo que se empieza a cristalizar con la promoción
del pago por servicios ambientales.
José Steinsleger, quien hizo una reseña
histórica del concepto de geopolítica de Estados Unidos desde
la llegada de los puritanos a Nueva Inglaterra hasta la apertura de espacios
"monopólicos de inversión y procesos militares" en la región,
planteó que el último estadio de este proceso de "expansión"
de esta nación sobre el área lo constituye justamente el
ALCA.
El también colaborador de La Jornada vinculó
el concepto de geopolítica estadunidense con las raíces de
esta nación, en las que se concibió por los colonos "una
América anglicana-protestante".
Abordó cómo en un principio se lanzó
a la conquista del oeste y luego se expandió hacia el sur, "con
la usurpación de los territorios de México, para posteriormente
saltar a un concepto de geopolítica continental hacia finales del
siglo XIX y principios del XX en su progresiva expansión hacia el
Caribe y América Central. Luego empieza a manejar la idea de espacio
vital, después la política de buena vecindad y finalmente
la configuración del sistema interno de defensa, mediante la OEA
y la doctrina de seguridad nacional hasta la instauración del ALCA".
En tanto, Luis Hernández Navarro, cordinador de
Opinión de La Jornada, expuso que las nuevas relaciones de
dominación en América Latina no pueden ser explicadas sólo
desde la perspectiva bilateral con Estados Unidos, pues "desde 1992 la
inversión española en la región juega un papel muy
importante en áreas estratégicas en países como Argentina,
Brasil, Chile y México".
Puntualizó que estas inversiones se orientan a
los sectores financiero, energético (petróleo y gas), telecomunicaciones
y aeronáutica, y agregó que este flujo de capitales va acompañado
de una gran carga cultural y de injerencia directa en asuntos políticos
de la región y dio como ejemplo la intervención en el golpe
de Estado contra el presidente venezolano Hugo Chávez en 2002 y
la donación de equipo militar al gobierno de Colombia.
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