México D.F. Martes 12 de octubre de 2004
Argentina, bajo creciente amenaza de sus acreedores
Los inversionistas han recuperado
apenas 14 mil dólares decomisados de una cuenta consular del país
sudamericano en Italia
Su desafiante postura irrita cada vez más a
los tenedores de bonos gubernamentales
Economist Intelligence
Unit /The
Economist
Cada vez más acreedores de Argentina hablan de
emprender acciones legales por la creciente irritación que les causa
la actitud beligerante del país en cuanto a restructurar más
de 100 mil mdd de deuda vencida.
Vista aérea de la ciudad de Buenos Aires FOTO FABRIZIO
LEON
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Durante
casi tres años, los acreedores han tratado de persuadir a Argentina
de entrar en negociaciones de restructuración. Hasta ahora han fallado.
A fines de septiembre, Roberto Lavagna, ministro argentino
de Economía, confirmó que estaba casi concluida la aprobación
estadunidense para el próximo intercambio de deuda. Ya desde el
mes próximo el país espera lanzar formalmente una oferta
de restructuración que incluiría una cancelación de
75 por ciento.
''Estamos dispuestos a permanecer en la mesa hasta el
último segundo, pero existe una creciente sensación de frustración",
expresó Hans Humes, copresidente del Comité Global de Tenedores
de Bonos Argentinos, que dice representar a tenedores de bonos que representan
unos 40 mil mdd en cartera vencida.
Pero, ¿qué tan efectivo sería el
litigio? Los que creen en él cobraron ánimos a principios
de octubre, cuando el juez Harold Baer, de Nueva York, emitió un
veredicto que suspendió temporalmente la restructuración
de una deuda de 250 mdd del gobierno provincial de Mendoza, en el oeste
de Argentina.
La decisión llegó como respuesta a una demanda
de dos fondos de Greylock, titulares de bonos de esa provincia por 2.5
mdd, y que forman parte de la familia Greylock de fondos, que preside Humes.
Algunos analistas estadunidenses se han apresurado a sacar
conclusiones de la próxima restructuración de deuda soberana.
''Es una gran victoria para los tenedores de bonos'', escribió Walter
Molano, analista de BCP Securities. Sostuvo que la acción de contención
muestra que los tenedores ''no se verán forzados a aceptar cualquier
cosa que se ponga en la mesa''.
Sin embargo, es difícil ver qué lecciones
contiene el caso de Mendoza para la restructuración en la república.
Para empezar, las previsiones de los bonos existentes de Mendoza son diferentes
de las de los bonos soberanos. En segundo lugar, no se sabe qué
enmiendas, si es que hay alguna, propondrá Argentina para alterar
las condiciones de sus bonos viejos en el próximo intercambio de
deuda.
Muchos abogados estadunidenses con experiencia en restructuración
de deuda soberana indican que no está claro qué inversionistas
podrían recurrir a las cortes para recuperar su dinero. Incluso
una sentencia favorable puede resultar difícil de ejecutar. Entre
tanto, aventurarse por la ruta legal puede resultar costoso y consumir
tiempo. Al gobierno argentino parece preocuparle poco la perspectiva de
enfrentar demandas judiciales. ''Olvídense del litigio. Sería
inútil'', comentó un funcionario del gobierno.
Tienda de vinos en el centro de Buenos Aires, donde se
ofrecen variedades provenientes de la provincia de Mendoza FOTO AFP
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Las
cifras parecen darle la razón. Tres años después de
que Argentina anunció la mayor suspensión del pago de deuda
soberana de la historia, sólo un puñado de inversionistas
han acudido a los tribunales. Hay unos 10 juicios en curso en Estados Unidos,
unos 15 en Alemania y otros 15 en Italia. Las cantidades reclamadas representan
si acaso 1% de la deuda vencida argentina. De éstas, los inversionistas
han obtenido apenas 14 mil dólares decomisados de una cuenta consular
argentina en Italia. El gobierno argentino arguye que esos fondos están
protegidos por el derecho internacional, y confía en que los tenedores
tengan que devolver el dinero.
''El mundo ha cambiado'', afirma el funcionario argentino.
''Hace apenas una década teníamos compañías
de propiedad estatal con activos en todas partes que los inversionistas
habrían podido ubicar. Lo único que queda ahora son embajadas,
y están protegidas''.
Aun así, algunos expertos dicen que el litigio
sigue siendo un arma poderosa por el factor de irritación que crea
a un gobierno. Según este argumento, las persistentes demandas legales
pueden sepultar en papeleo a dependencias gubernamentales. Pero ni siquiera
esa posibilidad perturba al gobierno. Según el funcionario, ''el
papeleo es para los abogados. No afecta en lo más mínimo
nuestra capacidad de funcionar''.
Hume insiste en que el litigio es efectivo, y que se volverá
aún más en el futuro, cuando haya nuevos blancos al alcance.
Un solo ejemplo, dijo, es que los bancos centrales de los Estados soberanos,
que siempre se han considerado independientes y por tanto intocables, comienzan
a ser objeto del escrutinio de abogados y jueces.
''Vamos a generar nuevas definiciones de lo que es un
activo soberano'', afirma. ''Si Argentina nos obliga a recurrir el litigio,
lo haremos en escala sin precedente''.
De todos modos, mientras eso no ocurra la acción
legal parece por lo menos difícil. De hecho, esperar hasta que Argentina
empiece a verse afectada en su desempeño económico por su
aislamiento de la inversión y de los mercados de capital, y se vea
orillada a actuar, puede ser la mejor apuesta de los disgustados acreedores.
Traducción de textos: Jorge Anaya
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