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México D.F. Martes 12 de octubre de 2004
PERFORMANCE
Víctor Ortega*
El arte (del populismo cultural) es espectacular
DAVID
ALFARO SIQUEIROS consideraba a los espectaculares -que él llamaba
murales exteriores de propaganda comercial, o simplemente affiches-
el único antecedente equiparable al mural exterior del movimiento
muralista mexicano. Los había descubierto durante su estancia en
New York, a mediados de la década de los años 30 y, aunque
los veía afines en ciertos aspectos técnicos a los murales
exteriores de contenido político, también colocaba a ambos
productos en franca oposición desde el punto de vista conceptual
e ideológico. Sobre este tema escribió, en diciembre de 1952,
en la revista Arte público, lo siguiente: "Naturalmente -debo
subrayarlo en un intento de máxima claridad- entre el muralismo
exterior de propaganda comercial y el muralismo exterior de equivalencia
y cometido ideológico revolucionario tendrá que existir un
abismo, tanto en su proyección formal como en su potencialidad creadora...
en el espacio mismo de su historia".
CINCUENTA Y DOS AÑOS después, parece
que ese abismo ha desaparecido y vemos a las imágenes del maestro
Siquieros, y de otros ilustres exponentes del arte público revolucionario
de la primera mitad del siglo XX, sirviendo a una campaña de uno
de sus enemigos históricos: el mural exterior de propaganda comercial,
hoy conocido como espectacular.
ASI ES, CON el eslogan "El arte es espectacular",
la Asociación Mexicana de Publicidad Exterior subió a las
azoteas de la ciudad reproducciones de obras de algunos muralistas y otros
importantes artistas mexicanos. Decenas de espectaculares forman parte
de esta campaña que podríamos entender como una bien intencionada
(aunque ingenua e inútil) manera de acercar el arte a las masas
o, si somos mal pensados, como una demagógica y populista acción
para hacer creer a los ciudadanos y a las autoridades que los dueños
de estos espacios no sólo están preocupados por el negocio,
sino que también piensan en la cultura y la educación de
sus consumidores.
EN 1996 HABIA cerca de 14 mil anuncios espectaculares
en la ciudad de México, hoy (tras una larga batalla jurídica
y política), ese número se ha reducido casi a la mitad y,
para bien del medio ambiente y de los que tenemos que sufrirlos, la ciudad
sigue luchando para disminuir su número. En este contexto, lo más
probable es que esta campaña no sea una ingenua e inútil
obra de caridad cultural, sino una manera, por demás tardía,
de tratar de convencernos de que los propietarios de estos medios están
dispuestos a compensar a la población por los daños que han
causado al medio ambiente estético de la ciudad.
SI LOS DUEÑOS de este medio de comunicación
de veras están interesados en promover el arte y la cultura, les
recuerdo la propuesta que Mauricio Ortiz y el que escribe hicieron hace
más de un lustro en un foro de la Asamblea de Representantes dedicado
al problema de la publicidad exterior: ceder un pequeño porcentaje
de sus espacios (podrían ser los 30 o 40 espectaculares que ahora
dedican a esta campaña, o si pueden más) para que, de forma
completamente libre e independiente -pero eso sí, financiados por
los propios operadores y anunciantes- nuestros artistas realicen obras
concebidas para dar al medio espectacular un uso verdaderamente artístico.
Crear, como se dijo entonces: "Un rico yacimiento de talento en constante
interlocución con los transeúntes y un antídoto a
la creatividad de publicistas y anunciantes".
COSTARIA LO MISMO, y no tirarían su dinero
reproduciendo cromos de obras de arte que, sacadas de contexto, carecen
de todo valor, incluso pedagógico.
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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