El papel del trabajo: México | 18 de octubre de 2004 |
HACIA UNA NUEVA RELACION LABORAL Empresas que buscan reducir sus costos salariales; compañías que trasladan algunos de sus procesos a naciones con mano de obra más barata y el surgimiento de centros laborales, como India o China, que están acaparando las inversiones externas, plantean desafíos a los trabajadores y al sindicalismo mexicanos. Quienes disfrutan de protección en el trabajo constituyen una minoría y la presión para acotar la contratación colectiva son el eje del debate de las relaciones laborales. Rebeca Sánchez Fernández Luego de más de un siglo de haberse iniciado el movimiento obrero mexicano, éste no puede considerase concluido por haber logrado el derecho de huelga, el contrato colectivo de trabajo y la jornada de ocho horas. Ahora los trabajadores enfrentan los retos derivados de la globalización y la modernidad, como la flexibilización de las relaciones laborales y la falta de unidad de los organismos que los representan, especialmente los sindicatos. Las organizaciones obreras, los sindicatos y sus confederaciones, juegan un papel determinante en las relaciones laborales, al ser nominalmente portadores de las demandas y reclamos de la clase trabajadora. Al mismo tiempo, enfrentan los desafíos internos relacionados con las estructuras poco democráticas que las caracterizan, la dificultad para mantener unidad y cohesión de sus agremiados y hacer valer y respetar las conquistas laborales, como ocurre con la figura del contrato colectivo de trabajo. En momentos en que la globalización y la modernidad sirven de coartada a los patrones para negociar la ocupación de personal en condiciones más laxas, trátese de obreros o de empleados, el contrato colectivo de trabajo se vuelve una figura jurídica polémica y, a decir de especialistas, es aún garantía de los derechos laborales, aunque ampara a un número limitado de trabajadores. De acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), existían en el país 40 millones 633 mil personas ocupadas al cierre de 2003. La Confederación de Trabajadores de México (CTM) dice agrupar a 4 millones de trabajadores, mientras que la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) 2 millones, representando en conjunto la mitad de los 12.5 millones de trabajadores que aglutina el Congreso del Trabajo (CT), la mayor organización laboral del país. Ese año estaban registrados 4 mil 24 contratos colectivos de trabajo, depositados tanto por las confederaciones nacionales que integran el Congreso del Trabajo (CTM-CROC-CROM y otras) como por sindicatos nacionales y asociaciones sindicales autónomos, además de otras organizaciones independientes del CT. La STPS reporta un acumulado de enero a junio de este año de 2 mil 364 contratos colectivos de trabajo depositados, aunque no especifica a cuántos trabajadores amparan. La Unión Nacional de Trabajadores (UNT), creada en 1997, está integrada por 200 sindicatos, que representan a 1.5 millones de trabajadores, según informes de la propia agrupación. De los casi 24 millones de personas que constituyen la población trabajadora del país, apenas la mitad se desempeña en el contexto de un contrato colectivo de trabajo y el resto está sujeto a otras formas de contratación o de plano en la informalidad, incluidos los casi 1.2 millones de vendedores ambulantes que, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, existen en el país, así como otros trabajadores informales. ¿Quiénes están representados en las más influyentes cúpulas obreras? El CT aglutina 34 federaciones, que integran desde obreros de las ramas petrolera, textil, azucarera, minera y ferrocarrilera, hasta campesinos, burócratas, profesores, artistas, escritores, comerciantes, empleados bancarios y otros profesionales. De esas 34 federaciones las más representativas por cantidad de miembros y peso político son: la CTM, la FSTSE, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM); el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Federación Nacional de Sindicatos Bancarios (FENASIB). Además de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), la Confederación Obrera Revolucionaria (COR), la Federación de Trabajadores del Distrito Federal (FTDF), la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y la Confederación General de Trabajadores (CGT). La CTM (fundada en febrero de 1936) asegura representar a 4 millones de trabajadores de 140 mil empresas en la República de todos los sectores productivos. La FSTSE, que representa a unos 2 millones de burócratas, agrupa a 83 sindicatos federados constituidos de acuerdo con la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, reglamentaria del apartado B del artículo 123 constitucional. Los trabajadores independientes del CT se concentran en su mayoría en la UNT que aglutina organizaciones obreras y campesinas, de las cuales las más influyentes son: el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) y la Federación Nacional de Sindicatos Universitarios (FNSU). Destacan: el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), entre otras organizaciones. Los estudiosos aseguran que con la creación de la UNT se dio por vez primera la confluencia de sindicatos, federaciones y centrales de trabajadores asalariados y campesinos en una organización que se pretende. Afirman que es además expresión de la crisis de dirección del movimiento obrero mexicano. La UNT sostiene que para avanzar en la lucha laboral se requiere utilizar métodos como la concertación, el diálogo, las alianzas y coaliciones, pero también la movilización activa de la base de los trabajadores mediante mítines, manifestaciones, boicot y la huelga, recursos olvidados por los viejos líderes charros. Si bien el movimiento obrero sigue vivo, aún tiene fuerte carácter corporativo, pero es menos homogéneo. En el centro del debate sobre las relaciones de trabajo está la llamada reforma laboral, sobre la cual la clase trabajadora tiene sus propios planteamientos. Sin embargo, aun cuando existen dos propuestas muy concretas en la Cámara de Diputados, la reforma se encuentra detenida y sin, al menos, una fecha probable para su discusión. Esta será una prueba significativa para las organizaciones sindicales como fuente de representación y, más aún para los trabajadores del país §
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