|
18 de octubre de 2004 |
Ronald Buchanan
¿JUNTITOS LOS DOS? Las aguas profundas del Golfo de México, según los altos directivos de Pemex, representan la mejor esperanza de restaurar si no aumentar considerablemente las aún muy respetables, pero disminuidas, reservas petroleras del país. Por tanto, dicen los directivos, hace falta cambiar las leyes para que Pemex pueda asociarse con empresas que tengan la tecnología y el dinero que son necesarios para explorar en las profundidades. Aun si fuera posible cambiar las leyes para dejar a las empresas extranjeras compartir, de alguna manera, los hidrocarburos que se descubran lo cual obviamente de por sí sería muy difícil eso no sería el fin de la historia. Pemex o las empresas extranjeras tal vez, ambas tendrían que cambiar radicalmente su forma de trabajar antes de asociarse. En el sector petroquímico, donde la ley sí lo permite, Pemex intentó una vez asociarse con empresas del sector privado. Durante el sexenio de Ernesto Zedillo se ofreció una coinversión en el complejo Morelos, pero nadie aceptó. Sin duda, también las dificultades en encontrar una fórmula adecuada ha sido una de las razones de la demora en el lanzamiento del ambicioso proyecto Fénix. El principal problema radica en que Pemex está sujeta a una serie de candados, tanto presupuestarios como administrativos, que serían inconcebibles en el sector privado. Se maneja como departamento gubernamental y no como empresa. Cada movimiento de Pemex es vigilado por contralores y no puede cambiar de metas en medio de un ejercicio presupuestal. Seguramente cualquier empresa extranjera estaría, cuando menos, renuente a aceptar tales condiciones. Pero eso no es todo. Por lo menos algunas de las compañías se niegan a trabajar con personal sin previa experiencia. Eso porque en caso de algún accidente, sus aseguradoras no estarían dispuestas a cubrir todos los daños a personas, equipos o pozos. Para Pemex, en cambio, sería importante que su personal adquiriera la experiencia que todavía no tiene. En caso de accidentes, por supuesto, Pemex siempre ha sido investigador, juez y parte. Aun en casos en que decenas de personas han muerto o perdido sus hogares, tierras o aguas, solita y sin la mediación de terceras, adjudica la culpabilidad (nunca, o casi nunca es de la propia Pemex, por supuesto) y la compensación a pagar. ¿Estarían los mexicanos dispuestos a aceptar la misma fórmula en caso de una empresa extranjera? Al ritmo de guaguancóLa española-argentina Repsol YPF siempre sí volverá a perforar en aguas profundas de Cuba, a pesar de que su primer intento muy costoso, por cierto no encontró petróleo en cantidades comerciales. Así aseguró un alto funcionario de la empresa de visita en Venezuela. Fidel Castro también ha roto su silencio sobre el asunto. Durante tres días de programas en la televisión cubana para explicar la profunda crísis eléctrica que la isla enfrenta, el comandante expresó que "hay perspectivas" en la búsqueda de petróleo ligero. Así, nada más. Gasolineras en el aire Hace siete meses, el presidente Vicente Fox anunció en Honduras que Pemex estaba a punto de lanzar una cadena de gasolineras en América Central. "En cuestión de días" el consejo de administración de Pemex iba a dar luz verde para el proyecto, añadió. Pues ya son muchos los días. ¿Qué pudo haber pasado? Total, si lo hubiéramos encontrado Francia
acaba de descubrir una nueva cuenca de gas en Bolivia que algunas
fuentes aseguran podría rendir reservas de más de 7
billones de pies
cúbicos, o sea la mitad de lo que México tiene § |