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México D.F. Lunes 18 de octubre de 2004
La cantante y actriz escocesa actuó en
el Cervantino
Confirma Frances M. Lychn su condición de excepcional
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato,
17 de octubre. ¿Qué sigue? La sorpresa y el azoro fueron
la constante entre el público que asistió a las presentaciones
de la cantante y actriz escocesa Frances M. Lychn, quien demostró
en sus dos actuaciones cervantinas, por qué se le califica de excepcional
y excéntrica, así como lo que se dice de su bella, flexible,
poderosa y sofisticada voz.
Casi dos horas de gozo y expectación, de tener
que esperar lo inesperado, de cambios de vestimenta, de voz y de atmósferas;
de transformaciones visuales, sonoras y anímicas que rayaron en
lo mágico; de descubrimientos, de asombro, de intensidad telúrica.
Frances Lynch la histrión, la fantasma, la fantasía,
la mujer camaleónica que es capaz de electrizar las fibras más
profundas de la dermis con un susurro cachondo o de enervar la sangre y
acelerar los latidos con un rugido impactante, desgarrador.
Ella en el escenario, desprovista de toda parafernalia
escenográfica, acompañada sólo por su elástica,
portentosa voz, a veces a capella, otras con el apoyo de recursos
tecnológicos, como música de cinta y efectos especiales sonoros.
Juglar moderno, sirena Circe, hechicera, su canto es de
cristal templado, fino, delgado, acaso en ocasiones de apariencia quebradiza,
pero de súbito estalla impetuoso, transformándose en caricias
frenéticas, profundas, inmarcesibles.
She...Transformations es el título del programa
que la artista escocesa ofrece en ésta, su primera visita a México,
invitada como uno de los principales atractivos del ciclo de música
contemporánea del 32 Festival Cervantino.
La de Lynch es una propuesta basada en la mezcla de voz,
nuevos lenguajes sonoros, teatro y medios electrónicos, mixtura
que le sirve para referir lo mismo situaciones cotidianas que profundizar
en situaciones oníricas o espectrales.
Deliciosa y delicadamente inmisericorde, provocadora,
pasa de un estado anímico a otro, sin contemplaciones; lo mismo
hace gala de fino sentido del humor que del manejo de situaciones tensas,
dolorosas, melancólicas o introspectivas.
Su interacción con el pública es intensa,
recorriendo constantemente el pasillo central que deja el sillerío
del Salón del Consejo Universitario de la Universidad de Guanajuato
o bien saliendo del recinto, para cantar desde fuera.
Es un ser mutante que cambia a cada rato de atuendo y
apariencia, un ente mágico que es capaz de proyectar sobre la pared
la sombra de un ave al tiempo que "llueven" plumas de colores estrambóticos
o de extraer de su bolso de mano un fragmento del pasto de su jardín
con todo y flores.
La expectación entre el público era la tónica.
¿Qué será lo siguiente que hará la artista?
Y así, con esa pregunta en el imaginario de los concurrentes, llegó
a su fin la presentación, en la que Lynch interpretó obras
de György Kurtag, Fabricio Casti, Judith Weir, Peter Nelson y Paul
Barker.
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