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México D.F. Lunes 18 de octubre de 2004
APRENDER A MORIR
Hernán González G.
Temor y temblor
ANTE EL CRECIENTE sometimiento de la ciencia a los intereses económicos y políticos, hoy resulta por lo menos anticuado declararse irreligioso, ateo o, peor aún, materialista, pues se corre el riesgo de descender a los niveles de percepción de sí misma y del mundo de una consumidora insaciable en tienda departamental.
Y ASI COMO la ciencia ha ido perdiendo reputación al someterse a la ordinariez del poder sin grandeza de espíritu, las religiones o burocracias religiosas, muy a su pesar, han debido ceder terreno ante el embate de una religiosidad laica, menos intimidada pero más humana, menos litúrgica pero más genuina, menos formal pero más intuitiva.
DE AHI LA oportuna aparición del libro Deíctico de poesía religiosa mexicana (Editorial Lumen, Argentina, 2003), con un espléndido prólogo, sustentada selección y útiles notas del escritor, poeta, periodista y maestro universitario Raymundo Ramos (Piedras Negras, Coah., 1934).
LA OBRA NO sólo evidencia la endémica falta de imaginación y de audacia empresarial de las editoriales mexicanas, sino también la erudición sencilla, el refinamiento didáctico y la sabiduría sensible alcanzados por Raymundo Ramos quien, incapaz de perder la paciencia consigo mismo y con su prójimo, continúa produciendo, incansable, el milagro del conocimiento asimilado, procesado, gozado y divulgado para beneficio de otros. Su multifacética y elegante obra de autor sin estridencias, así lo demuestra.
EN TANATOLOGIA NO se ha insistido lo suficiente en los beneficios que conlleva el lenguaje manejado con sensibilidad y profesionalismo, sea oral o escrito, y así como un funcionario público con dificultad articula frases sin aproximarse a la argumentación sólida y mucho menos al convencimiento de quien escucha, nuestra cultura sigue suponiendo que la poesía no sirve para nada, salvo para confortar el espíritu, es decir, insuflar el aliento, la respiración, el ánimo de seguir viviendo. Que no es poco.
DEICTICO DE POESIA religiosa... no se preocupa de la piedad y de la fe tanto como de la palabra como instrumento de y para la energía interior, del siglo XVI a nuestros días, en una óptica sin precedente que al realizar la antología se olvidó de los mochos para acordarse de los muchos a merced de las religiones, pero ahora con opción de encontrar, por medio de una religiosidad poética, ayuda, consuelo, apoyo y sentido de vida y muerte como partes de un mismo proceso.
LA RELIGIOSIDAD LAICA entendida como una comunicación con el misterio o una intuición de lo inexplicable evidente, hace que Deíctico de poesía... resulte una compilación tan libre e inteligente que permite religar el placer del verso con otras lecturas: especializada, metodológica, histórica e incluso con la búsqueda personal de una religiosidad sin religión que contribuya a sobrellevar, con perspectivas menos infames que las de los poderes terrenales y espirituales al uso, el misterio de existir... temporalmente. Sobre el temor de Dios, el temblor de la palabra poética, pare- ce ser el guiño de este generoso Lulio norteño. [email protected]
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