México D.F. Lunes 18 de octubre de 2004
Como compositor, persistes con la misma testarudez
de la fiesta brava: Juan Salvador
Un toro y un torero dispuesto a jugárselas,
suficientes motivos de inspiración: músico
Aún quedan matadores cuyo sello mueve a la creación
Efervescencia de autores jóvenes
LEONARDO PAEZ
"No
estoy de acuerdo con el aficionado Armando Ortiz, El Cónsul,
cuando afirma (La Jornada, 11 de octubre de 2004) que la fiesta
de toros dejó de ser fuente de inspiración por su falta de
misterio. En todo caso, muchos creadores han dejado de acercarse a ella
por la deficiente mercadotecnia y pobre promoción por parte de las
empresas, pero en cualquier plaza donde haya un toro en plenitud de facultades
y un torero dispuesto a jugársela, hay misterio y elementos de inspiración",
refuta el compositor, poeta y guitarrista Juan Salvador.
Autor de un centenar de bellas canciones e intérprete
de muchas más hasta que hace cinco años una afección
en las cuerdas vocales le impidió volver a cantar, Juan Salvador
es aficionado a la fiesta brava sobre todo "por vecindad", ya que en su
infancia vivió cerca de la Plaza México y varias veces presenció
los entrenamientos de toreros y maletillas en el rastro de Tacubaya.
"A mí no me da pena confesar -abunda Juan Salvador-
que es más mi afición a la fiesta que mis conocimientos de
la misma, por lo que mi villamelonismo consciente me impide engolar
la voz para decir qué rumbo debería tomar el espectáculo
taurino. Y es que en todas las artes, aunque no conozcas, si hay disposición
a sentir, sientes. A veces el saber entorpece el sentir, y la fiesta de
toros no es la excepción."
-¿Los toreros actuales inspiran musicalmente?
-Quizá no en la intensidad y variedad de otras
épocas pero yo tengo una pieza para guitarra intitulada Jerónima,
inspirada en algunas faenas que le he visto a Jerónimo, uno
de los toreros con más sello en la actualidad, poseedor de esa música
callada del toreo de que habla José Bergamín.
-¿Otros diestros inspiradores?
-Hice una composición al matador Raúl Ponce
de León, de los toreros con más sentimiento que yo he visto
en mi vida, y otra a su tío, Jorge El Ranchero Aguilar, en
la misma línea de sentir el toreo y poder transmitir ese sentimiento.
Tengo también una serie de cuartetas por soleares titulada Atril
y piano, atril el torero y piano el toro, sobre algunos cuyo desempeño
me ha impactado musicalmente: Calesero, Arruza, Procuna, El Viti,
Camino, Manolo.
-¿Martínez? -pregunto con premeditación.
-Qué, ¿hay otro? -se revuelve de inmediato
quien por primera vez grabó en zapoteco La martiniana y La
zandunga, a mediados de los años 70.
-¿Se ha sensibilizado el público?
-En el aspecto taurino no creo, pues escasean exponentes
con sello así como orientadores, pero musicalmente hablando percibo
en el público mayor sensibilidad con respecto al fondo y a la forma
de los compositores populares. En los estados hay una verdadera efervescencia
de autores jóvenes con gran talento. En proporción, quizá
más que en el Distrito Federal.
El autor de composiciones como Con lluvia de mí
mismo, De tu mano al viento, Al doblar la esquina, Con estas ganas, Qué
fácil es, María del mar, Xhunashi, Huelga general, Maihualida
y muchos otros éxitos, confiesa que "al perder la voz -nunca
fui cantante sino intérprete de mi obra- busqué entonces
intérpretes que fueran originales, con propuestas frescas, que sacaran
la voz de mero adentro, como los toreros con expresión, pues".
-¿Nuevas grabaciones?
-En mi CD más reciente -agrega el compositor, radicado
hace 15 años en Oaxaca, "porque es magia que nutre"-, titulado ...
Y 30 años no es nada, la intención fue no sólo
celebrar tres décadas de compositor sino además poner énfasis
en el danzonete o danzón cantado, y en el bolero, el blues, el vals
o la bossa nova, respetando las formas musicales.
"Para el disco seleccioné 14 de mis canciones a
partir de las sugerencias de varios amigos, pero con un tratamiento nuevo
que se sale del concepto original, ello con el propósito de darle
vigencia, con otras propuestas, a la vida propia de determinadas obras.
"En 30 años de compositor -remata Juan Salvador-
subsistes y persistes con la misma testarudez de la fiesta brava, por vocación
y por obsesión, con una necesidad vital de componerle a todo lo
que se mueva y como repudio a la mediocridad que también en lo musical
padece México, al tiempo de ese importante resurgimiento del que
hablaba al principio."
|