México D.F. Lunes 18 de octubre de 2004
Sonero, bolerista incomparable, el músico
de 80 años inspiró a cantantes de Cuba
Murió Celio González Asencio, el último
de los matanceros
El tema de la cinta Juana y el Diablo, su última
grabación La realización de un disco con letras de José
Antonio Méndez y la musicalización de Osmani Paredes, un
deseo cumplido
NOTIMEX
El
cantante cubano Celio González Asencio, quien formó parte
de la Sonora Matancera, falleció en la madrugada de este domingo
en un hospital privado de la ciudad de México, a los 80 años
de edad.
González, quien junto con Celia Cruz, Bienvenido
Granda, Miguelito Valdez Mister Babalú, Alberto Beltrán
y Beny Moré, entre otros cantantes de la tradicional agrupación,
llenó toda una época en el son, se encontraba hospitalizado
desde hacía un mes a causa de problemas graves en el estómago;
sin embargo, una complicación cardio pulmonar fue la que ocasionó
el fallecimiento, después de que el lunes pasado había mostrado
una mejoría, por lo que había sido trasladado de terapia
intensiva a terapia intermedia.
Celio González Asencio, naturalizado mexicano,
fue el primer cantante de planta de la Sonora Matancera, y junto con el
colombiano Nelson Pinedo, El Almirante del Ritmo, era otro sobreviviente
de la época dorada de esa orquesta cubana. Quémame los
ojos, fue el primer tema que Celio grabó con la prestigiosa
agrupación musical.
Inspirador de cantantes de la isla, Celio nació
en Camajuaní, ciudad de la entonces provincia de Santa Clara (Cuba),
el 29 de enero de 1924. Antes de ser la voz titular de la Sonora Matancera
formó parte de la Orquesta de Joaquín Mendive, en Camagüey
(Cuba). Luego participó en el Conjunto Camacho, el Conjunto Casino
y Luis Santí y los Jóvenes del Cayo. Después creó
su propio trío, El Nacional.
En 1959 salió de Cuba, impulsado por el representante
de la cantante Celia Cruz, también ya fallecida, y se vino a vivir
a México.
Colaboró con figuras tan importantes de la música,
como El Niño Rivera, Arsenio Rodríguez, Chico O'Farrill
y Tito Puente, dentro y fuera de Cuba.
Bolerista incomparable y guarachero de altos vuelos, Celio
González ocupa una de las páginas más brillantes de
un cielo que no carece de estrellas, tanto por la multitud de éxitos
que tuvo en su larga trayectoria, como por haber creado un estilo para
ejecutar los ritmos afrocubanos, que no tiene igual y que ha sabido mantenerse
fiel a sí mismo por más de 60 años, en opinión
de los críticos.
Celio, quien si bien es un gran rumbero, destacó
para el gran público principalmente por sus boleros, verdaderos
clásicos del género sonero, como su extraoridnaria versión
de Total o la desgarradora Vendaval sin rumbo.
En la ciudad de Matanzas, en Cuba, nació la que
sería una de las primeras orquestas cubanas en darle la vuelta al
mundo con música típicamente sonera: la Sonora Matancera.
Fue allí el 12 de enero de 1924, donde, a iniciativa de Valentín
Cané, se llevaó a cabo la primera reunión de lo que
en ese entonces se llamaba Tuna Liberal. Celio como solista se convirtió
en uno de los intérpretes más originales de la música
tropical.
El fundador del Trío Nacional, el conjunto Nicígara,
el Conjunto Casino y Los Jóvenes del Cayo, grabó como último
trabajo sonoro el tema de la cinta Juana y el Diablo. Cumplió
su último deseo de grabar un disco de boleros con temas de José
Antonio Méndez y la musicalización del pianista Osmani Paredes,
ambos compatriotas suyos, informó su viuda Laura Jiménez,
quien destacó que su esposo "luego de recibir varios rechazos de
grandes disqueras, decidió grabar un disco de boleros, lo que le
dio satisfacción profesional antes de morir; sin embargo quedó
pendiente una actuación especial en la película Juana
y el Diablo".
Entusiasmo por trabajar
Destacó que a pesar de ello, Celio pudo grabar
el tema para el cortometraje en el que participaría como "el mismísimo
diablo"; la cinta es producida por la empresa denominada María Antonieta
Prado.
"Se fue bien, sin pendientes, con humor espléndido
en los últimos días anteriores a su muerte, inclusive con
una amplia sonrisa", explicó su viuda.
Destacó que su esposo ingresó de manera
discreta al Hospital Santelena a causa de una infección estomacal,
que le llevó a un paro cardiaco luego de sufrir una insuficiencia
respiratoria que lo mantuvo dos días en terapia intensiva.
"Nunca me despegué de él, esperaba que saliera,
pero no fue así; afortunadamente él siempre se mostró
guasón y alegre. El último homenaje que recibió fue
el año pasado en Veracruz, cuando el gobierno del estado le rindió
uno", comentó.
Doña Laura puntualizó que Celio gozaba de
un entusiasmo por trabajar.
A Celio le sobreviven dos hijos más, aparte de
Celio Lázaro, que tuvo con su primera esposa (Celio, David y Elisa).
La esposa del músico expresó que las bailarinas
Yolanda Montes Tongolele y Lyn May, y el actor Zamorita fueron quienes
más estuvieron pendientes de la salud de Celio.
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