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México D.F. Lunes 18 de octubre de 2004
Impecable ejecución en emotiva fusión
con la música, se presentará también hoy
Raymonda, segunda entrega del Bolshoi
ROSARIO JAUREGUI NIETO
Mientras
la música acariciaba los oídos, delicados y espigados cuerpos
cautivaban las miradas, para luego fundirse en uno y tocar lo más
profundo de las emociones de los miles que con gozo celebraron el regalo:
Raymonda, la segunda de las obras que este año comparte el
Ballet Bolshoi con los mexicanos en el Auditorio Nacional y que también
se presentará hoy.
La Orquesta del Teatro Bolshoi, dirigida por Pavel Sorokin,
abrió la fiesta la noche del sábado. Fueron aproximadamente
tres minutos de música introductoria. Tiempo necesario para preparar
el ánimo de los invitados. Después las rojas y pesadas cortinas
lentamente fueron separándose para dejar descubierta ante el público
la belleza de las formas, la armonía del color y la vida en movimiento:
mujeres y hombres de extraordinarias cualidades físicas y artísticas
y con el don de traducir con sus cuerpos las historias que cuenta la música.
Raymonda es una obra en tres actos, con música
de A. Glazunov, libreto de Yuri Grigorovich, basado en la idea original
de Lidia Pashkova; la coreografía y producción son de Yuri
Grigorovich, con estractos de la de Marius Petipa y Alexander Gorsky, sus
creadores.
A diferencia de Giselle, la historia de Raymonda
es la de un amor realizado, con final feliz, quizá el Ballet Bolshoi
deseaba mostrar mediante su danza las dos caras de ese sentimiento que,
pese a los años, las adversidades, sigue siendo parte esencial de
la condición humana.
La historia: En la Francia de la edad media, Raymonda,
sobrina de la condesa de Sybille de Doris, está comprometida con
el caballero Jean de Brienne, quien se une a las cruzadas bajo el mando
de Andrés II, rey de Hungría. Una noche, la joven tiene un
sueño en el que vislumbra que un hombre de oriente se enamorará
apasionadamente de ella, y sí llega Abderakhman, quien le ofrece
riqueza y poder a cambio de su amor. La joven lo rechaza provocando la
cólera del hombre, quien trata de raptarla. Triunfante regresa en
esos momentos De Brienne, quien la rescata. La solución al conflicto:
un duelo entre los dos enamorados. Gana De Brienne y la historia culmina
en una suntuosa y alegre boda.
Código del lenguaje dancístico
Fusión de oficio, disciplina y talentos que entrega
al público virtuosos pliés, grand jettes, pirouettes,
possé pirouette y lifts, sinnúmero de signos
corporales que integran el lenguaje de la danza, enriquecidos con pasión
y ejecutados con inteligencia y exactitud matemática en tiempo y
espacio, resultado de la tradición de más de dos siglos de
una de las compañías más prestigiosas del mundo. Confluyen
bailes de carácter (sarraceno, español, húngaro),
logrando un gran divertimento de danzas, una de las especialidades de Petipa.
En escena, ellas, de cuellos larguísimos, de suave
fortaleza, de rápidos precisos y movimientos, con delicados pies
envueltos en raso dispuestos a impulsar el vuelo. Ellos: fuertes, audaces
e intrépidos, capaces de dar vertigionosos saltos con perfectas
caídas.
En la función del sábado Maria Allash personificó
a Raymonda. Etérea, gracil, parecía que por momentos sus
manos y pies tocaban los violines, el arpa, el piano. Fusión total:
música-danza.
Alexander Volchkov interpretó al caballero De Brienne;
vestido de blanco y ataviado con una capa, surcaba el aire, hizo un buen
uso del espacio.
Dimitri Belogolovtsev, fue esa noche el apasionado caballero
sarraceno, quien moribundo entrega a Raymonda su corazón.
Una de las características del Bolshoi, se comentaba,
es el esmerado cuidado del vestuario, confeccionado en terciopelos naturales,
sedosos rasos y trapeados, adornados con luminosa pedrería; tules
sobre tules de pequeños a grandes sostienen, siempre en alto, el
tutú, de diversos colores con rocío de plata y oro. Los diseños,
de Simon Virsaladze, son bellos elegantes y de impecable acabado.
La compañía rusa dio de que hablar. Durante
los intermedios, el público no conocedor admiraba deslumbrado lo
visto en el escenario; los entendidos comentaban el alto nivel artístico,
la calidad, la pulcra ejecución y la orquesta; los niños
encantados preguntaban a sus padres sobre lo que seguiría. Todos
estaban contagiados de la emoción trasmitida por los bailarines.
Raymonda es la ilusión llevada a la realidad,
acto que el público agradeció de pie con un intenso, cálido
y prolongadísimo aplauso. Se repetirá hoy en el Auditorio.
Mañana regresará Giselle, la última función
de esta temporada del Bolshoi en México. Las funciones son a las
20:30 horas.
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