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México D.F. Martes 19 de octubre de 2004
Sin ciencia y tecnología no habrá país
El
rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
Juan Ramón de la Fuente; el director del Instituto Politécnico
Nacional, Enrique Villa Rivera, y el director adjunto del Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología, Guillermo Aguirre Esponda, coincidieron
ayer, en declaraciones separadas, en la necesidad de que el gobierno destine
mayores presupuestos, y con mayor regularidad, a la investigación
científica y tecnológica, rubro en el que el país
ostenta carencias graves y una alarmante y creciente desventaja en relación
con otras naciones, ya no se diga desarrolladas, sino de una categoría
económica similar a la nuestra, como Brasil o la India. Mientras
el país invierte miles de millones de dólares en importar
joyas o en mantener bancos extranjeros ineficientes y abusivos, o el gobierno
multiplica plantillas de empleados de confianza con salarios principescos,
el quehacer de científicos e investigadores es obstaculizado por
los recursos miserables y decrecientes que se asignan al rubro.
Quienes diseñan y ejecutan las políticas
económicas no pueden, pues, emplear la escasez de recursos como
coartada, habida cuenta de que existe mucho dinero en las arcas públicas
para ser malgastado. El abandono presupuestal de la investigación,
la ciencia y el desarrollo tecnológico no tiene como pretexto posible
ni siquiera el eficientismo cortoplacista que domina las mentes gerenciales
del grupo que actualmente detenta el poder político. Como señaló
Aguirre Esponda, los recursos que se invierten en las actividades referidas
pueden recuperarse en sólo un año, porque, ante el impacto
económico que generarían los proyectos correspondientes,
"con la recaudación de impuestos se recuperaría la inversión".
Descontada, pues, la miopía económica, da la impresión
de que el desdén oficial hacia estas áreas estratégicas
e imprescindibles del desarrollo nacional no tiene más sustento
que el designio de anclar al país en el atraso, la dependencia y
la miseria, designio que armoniza y se complementa, en todo caso, con las
necesidades de expansión y control de los capitales estadunidenses,
europeos y japoneses, que son los que modulan las reglas de la globalización
en curso.
Ante ese panorama, cobran especial urgencia los reclamos
de Villa Rivera y de Aguirre Esponda de dotar al quehacer científico
y tecnológico del país de presupuestos estables, sólidos
y significativos. Pero ello difícilmente podría lograrse
si no es en el marco de una reorganización del sistema científico
y tecnológico nacional, como la que propuso el rector de la UNAM,
y de una política de Estado que se traduzca en una agencia para
el financiamiento de la investigación, la ciencia y el desarrollo
tecnológico.
Una tarea fundamental de la reorganización referida
debe ser la articulación de los centros públicos de educación
superior -en los cuales se realiza 80 por ciento de la investigación
nacional- y una dignificación de las universidades del Estado, severamente
golpeadas a lo largo del presente sexenio, cuyos administradores no parecen
tener más ojos que para los planteles privados. Otros factores importantes
de la investigación que deben ser rescatados del abandono y de los
afanes privatizadores son los institutos nacionales de salud: Cardiología,
Nutrición, Enfermeda- des Respiratorias, Cancerología, Siquiatría,
Neurología, Perinatología, Pediatría, y Salud Pública.
No parece fácil persuadir al actual gobierno de
que se requiere mucho más que discursos, buenos propósitos
y cifras alegres para dar impulso decisivo a la investigación científica
y el desarrollo tecnológico nacionales y estructurar ese impulso
en el marco de una política de Estado como la que reclama De la
Fuente; es posible, sin embargo, demandar al Poder Legislativo que se ponga
a la altura de sus responsabilidades y garantice la aprobación de
los instrumentos legales y de los presupuestos que se requieren para empezar
a remontar un atraso de décadas en esas actividades, sin las cuales
el país perderá, tarde o temprano, su viabilidad.
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