México D.F. Jueves 21 de octubre de 2004
Movimiento agrario
Destacan el hueco que dejó El campo no aguanta más
MATILDE PEREZ U.
Con un llamado a la unidad y a construir nuevos espacios de diálogo y encuentro entre las organizaciones que en su momento conformaron el movimiento El campo no aguanta más, se presentó el libro El nuevo movimiento campesino mexicano, en el que investigadores universitarios, asesores y dirigentes de las agrupaciones que participaron en aquel resumen del despertar campesino calificaron al actual gobierno de "anticampesino y antiagrarista".
Víctor Manuel Quintana, asesor del Frente Democrático Campesino en Chihuahua, pidió a los dirigentes de las diversas organizaciones que integraron el movimiento reconstituirse como sujetos sociales y retomar la bandera campesina, recomendó conjugar la demanda social y de movilización apostando a la alianza con los excluidos, y sugirió reconstituir la confianza "entre nosotros, para resistir y seguir construyendo en el ámbito nacional y global".
Puntualizó que la trinidad -capacidad técnica, concertación política y conocimiento de las organizaciones locales- para construir una acción unitaria fuerte y sin divergencias es muy difícil de lograr. Después de la ''bajada carismática'' del movimiento, ahora es necesaria, indicó, la recomposición de las organizaciones campesinas y su unificación para demandar al gobierno el cumplimiento del Acuerdo Nacional para el Campo.
Capítulo abierto
Carlos Ramos, fundador de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, apuntó en su turno que el actual reto de las organizaciones es saber trabajar en la unidad, porque "somos más tolerantes con los diferentes a nosotros".
Aseguró del capítulo de unidad que lograron las 12 organizaciones del movimiento, el año pasado, no está cerrado; "estamos en un proceso y nos dimos la oportunidad para que las corrientes -que surgieron en el seno de dicho movimiento- se vuelvan a encontrar y a organizar, volveremos a encontrarnos".
Para Ramos el desafío de las organizaciones es actuar, como mundo campesino, para evitar el entreguismo o bien no activarse ni pelear por la democracia. Y en un mensaje dirigido tanto a los dirigentes de las organizaciones que se distanciaron como al gobierno federal, que prefiere negociar con agrupaciones corporativas, expresó: "las desvencijadas organizaciones todavía respiramos", y ello porque, comentó, la intención es que en el campo mexicano se produzcan los transgénicos y en la zona agrícola de Estados Unidos se siembren y cosechen productos naturales.
Antes el investigador y director del Instituto Maya, Armando Bartra, apuntó que la enseñanza que dejó la ruptura del movimiento es que los campesinos no deben caer en el regateo bilateral sino negociar unidos, en conjunto, hasta el final. Aclaró que casi todos los integrantes perseguían un mismo fin; sin embargo la diáspora provino de las demandas particulares.
Advirtió que en este momento está en juego la autonomía política de clase de los campesinos.
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